Leonardo D. Lechado Ríos
Centro Arqueológico de Documentación e Investigación. CADI-UNAN-Managua
https://orcid.org/0000-0001-7128-0423
leonardo.lechado@unan.edu.ni
Sagrario A. Balladares Navarro
Centro Arqueológico de Documentación e Investigación. CADI-UNAN-Managua
https://orcid.org/0000-0001-6605-9820
sballadares@unan.edu.ni
13/06/2022
12/10/2022
En el presente documento se abordan los resultados obtenidos del proyecto arqueológico denominado “Reconocimiento y documentación de sitios arqueológicos del municipio de Santa María, Nueva Segovia”. El estudio tuvo como propósito, registrar y documentar los sitios arqueológicos icónicos del municipio en mención, para que cuente con un documento científico técnico sobre su patrimonio arqueológico, y sirva de soporte en la definición de estrategias de desarrollo municipal. Este documento incluye, algunas medidas preventivas para la protección y difusión de ese recurso cultural, sobre todo en aquellos sitios con potencial para ser integrados a la estrategia turística del municipio. Es importante destacar que el proyecto surgió en respuesta a la solicitud hecha por el Gobierno Municipal de Santa María de Nueva Segovia a la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua con sede en Managua (UNAN-Managua) y fue ejecutado en el mes de abril del año 2021 bajo la dirección del Centro Arqueológico de Documentación e Investigación CADI de la Facultad de Humanidades y Ciencias Jurídicas de esta misma universidad.
Asentamientos prehispánicos; centro regional; cerámica Cacaulí; región Segoviana; pictografía.
This document focuses on the results obtained from the archaeological project called "Recognition and documentation of archaeological sites in the municipality of Santa María, Nueva Segovia". The purpose of the study was to register and document the iconic archaeological sites of the municipality, in order to have a technical scientific document on its archaeological patrimony, and to serve as support in the definition of municipal development strategies. This document includes some preventive measures for the protection and dissemination of this cultural resource, especially in those sites with the potential to be integrated into the municipality's tourism strategy. It is important to emphasize that the project arose in response to the request made by the Municipal Government of Santa María of Nueva Segovia to the National Autonomous University of Nicaragua with headquarters in Managua (UNAN-Managua) and was executed in April 2021 under the direction of the Archaeological Center of Documentation and Research CADI of the Faculty of Humanities and Legal Sciences of this same university.
Pre-Hispanic settlements; regional center; Cacaulí ceramics; Segovian region; pictography.
La zona noroccidental de Nicaragua es poco conocida, desde el punto de vista arqueológico, por ello, y en respuesta a la solicitud hecha por el Gobierno Municipal de Santa María de Nueva Segovia a la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, UNAN-MANAGUA, es que se desarrolla el proyecto “Reconocimiento y documentación de sitios arqueológicos del municipio de Santa María, Nueva Segovia”. Siendo así, en el presente documento se plasman los principales resultados de la investigación arqueológica desarrollada en esa porción del territorio nacional.
El proyecto en mención tuvo como objetivo principal registrar y documentar los sitios arqueológicos icónicos del municipio de Santa María, lo que a su vez repercute en la generación de un documento que servirá de base como instrumento técnico-científico para la definición de estrategias y políticas que contribuyan al desarrollo municipal mediante la protección y difusión del patrimonio arqueológico de este territorio.
El Municipio de Santa María, se encuentra ubicado en el extremo oeste del Departamento de Nueva Segovia, a 185 km de distancia de la ciudad capital. Posee una extensión territorial de 168 km2, presentando sus límites norte y oeste con la República de Honduras, por el sur con el Municipio de Somoto (Dpto. de Madriz) y por el este con Municipio de Macuelizo.
Imagen 1. Localización del área de estudio. Municipio de Santa María,
Nueva Segovia. Fuente: CADI, 2022.
No se conocen datos fehacientes sobre la fundación del poblado de Santa María de Nueva Segovia, pero se ha dicho que éste se originó a mediados del siglo XIX, entre 1840 y 1850 según refiere el Dr. Julián N. Guerrero, con base a un documento sobre “asiento de los índices de tierra" del año 1850, donde es referida como "Santa María del Pedregalito". Para otros, fue fundado en 1850. En tanto, Leoncio Vanegas, en su compilación del año 2017 1, sugiere que fue fundada por el español, Capitán Gabriel de Rojas enviado de Francisco Hernández de Córdoba; pero también, hace referencia a supuestos documentos antiguos que se lo atribuyen a Pedrarias Dávila. Lo cierto es que no se tiene certeza de dicha fundación.
Desde el punto de vista arqueológico, en la zona norte nicaragüense, se ha comprobado la existencia de asentamientos prehispánicos agrícolas muy complejos en su organización social y económica, tal es el caso de los sitios San Antonio de Tejas (Moroney 2011 y Zambrana, 2011) en Ocotal y el sitio San Diego en el municipio de Condega del departamento de Estelí, en el cual fueron encontradas un poco más de 60 estructuras monticulares y una buena cantidad de artefactos en distintos soportes materiales como: piedra, cerámica, hueso, conchas, siendo algunos de ellos, indicadores del establecimiento de relaciones entre este poblado con otros de la costa pacífica nicaragüense, según el arqueólogo nicaragüense, Bayardo Gámez (2013)2.
En el departamento de Estelí, particularmente en las comunidades que conformaban la reserva UCA - Miraflor3, (Cebollal de Abajo, Cebollal de Arriba – Teodosio Pravia y Puertas Azules), se documentaron 26 sitios arqueológicos (Gassiot, et al. 1999), entre los que destacan cuatro con presencia de entre 20 y 40 montículos, conformando pequeños poblados. Además, fueron recuperados diversos elementos arqueológicos como, fragmentos cerámicos policromados, hachas pulidas, piedras y manos de moler que permitieron establecer ocupaciones humanas entre 300 y 1040 d. C.
Igualmente, se identificaron más de 110 sitios arqueológicos, en otros puntos del norte de Nicaragua, la mayoría de los lugares considerados pequeñas aldeas, ejemplo, sitio El Chagüitón y Piedra Azul en Estelí, así como otros localizados en las quebradas de Somoto y Aguas Calientes, considerados como Pueblos Nucleados. Destacan como Centros Regionales, los sitios arqueológicos de San Diego en Condega, Las Tapias, El Frayle, Cacaulí I y Cacaulí II en Somoto. (Espinoza, Fletcher y Salgado 1996:31)4. Estos centros regionales se encontraban ubicados, según estos mismos autores, en la confluencia de ríos y quebradas importantes, paso de montañas y en las mejores tierras fértiles. También se documentaron sitios emplazados en la cima de los cerros El Arenal, el Capulín, Güiligüisca, El Jiñote o Tamarindo, los que funcionaron como puntos de observación para el movimiento de poblaciones.
Por otra parte, Gámez (2004) señala haber registrado, al menos, 54 sitios con Arte Rupestre en el departamento de Estelí, destacando, el sitio La Virgen en el municipio de Pueblo Nuevo, a 2kms de la comunidad de Macuelizo; otros, en San Juan de Limay, Condega, La Trinidad y en la comunidad de La Joya. En ellos se reflejan escenas de la vida cotidiana, naturaleza y prácticas ceremoniales.
En otro orden, las características de los distintos tipos cerámicos registrados5, denotan claramente que la región segoviana, en este caso, estuvo densamente poblada durante el período comprendido entre 300 y 1000 d.C., período en el cual, La Segovia, habría formado parte de una red de intercambio bien estructurada que incluía la zona de la actual Granada y otras poblaciones localizadas en la cuenca del lago de Managua. La presencia de cerámica con engobe Naranja6 / Segovia- Naranja o Sulaco así lo indican. Muestras recuperadas recientemente, reflejan materialidad de períodos tardíos vinculados con la sub área cultural Gran Nicoya, Vázquez ( 2020), señala que poco antes del 300 d.C., el actual territorio nicaragüense llevaba a cabo procesos de interacción social con Honduras, ya que la mayoría de los artefactos de procedencia hondureña corresponden a bienes de prestigio que formaron parte de interacción, relación o alianzas entre posibles élites políticas y económicas en Nicaragua con las establecidas en Honduras.
Diversos estudios sobre materiales líticos del norte de Nicaragua, comparten el criterio de que también hubo interrelaciones o redes de intercambio de poblados de esta región del país con otros asentados hacia el norte de nuestras actuales fronteras, ejemplo, G.E Braswell 1997 y Braswell, et, al 2002, refirieron que, en los sitios, Güiligüisca y Cacaulí en Somoto, la obsidiana presente en ellos, era obtenida mayormente de Güinope, Honduras, durante el periodo Bagaces (300-800dC), Aoyama (2016) también refuerza ese planteamiento sobre la existencia de redes de comercio con material de obsidiana en el centro y sur de Honduras.
El procedimiento metodológico se sustentó en métodos y técnicas propios de la ciencia arqueológica, ya que la prospección superficial y dirigida fue el principal método aplicado, combinado con sondeos de control estratigráfico en sitios representativos; el tratamiento y análisis de los materiales se desarrolló en laboratorio del CADI-UNAN-Managua, así como la documentación gráfica, fotográfica de las evidencias analizadas y la digitalización de la información en bases de datos.
En la prospección se trabajó con las hojas topográficas, 2857-II de Dipilto, 2857-III de El Zapotal, 2856-I de Macuelizo y 2856-IV de Hato Viejo, todas a escala 1:50000, y el uso del GPS para la localización cartográfica de los sitios. Los talleres de sensibilización fueron dirigidos a líderes jóvenes, líderes comunitarios, propietarios de fincas, autoridades municipales y población en general con el propósito de: a) Iniciar un proceso de sensibilización sobre el patrimonio cultural en general con énfasis en el patrimonio arqueológico, mediante la elaboración conjunta del plan de acción del trabajo de campo. b) Un segundo taller para la devolución y validación de resultados, dirigido a los mismos participantes, realizado en la segunda semana de octubre previo a la finalización del proyecto.
Para el trabajo en campo, en el registro y documentación de los sitios arqueológicos, se hizo uso de las fichas técnicas oficiales emitidas por la Dirección Nacional de Arqueología (DNA) del Instituto Nicaragüense de Cultura, INC. Se realizó la documentación fotográfica de las evidencias arqueológicas en distintos momentos y escalas, tanto en campo como en laboratorio. En el levantamiento planimétrico se resaltaron los principales elementos del terreno, haciendo uso de brújula Bruntton, un GARMIN GPS, MAP60CX, cintas métricas, papel milimétrico, escalímetro, escalas de diversos tamaños, transportador, entre otros.
Se implementaron catas de sondeo de 1m2 para el control estratigráfico, sobre todo en aquellos sitios que presentaron elementos arqueológicos de mayor relevancia. El sedimento fue extraído mediante excavación de niveles arbitrarios de 20 cm de espesor, a excepción del sondeo realizado en la base del abrigo rocoso (Cueva del Duende), donde se excavó mediante niveles arbitrarios de 10cm. Se recolectaron muestras de material arqueológico diagnóstico, tanto in situ como en zaranda. Se mantuvo el uso de diario de campo, registro fundamental, para enriquecer las observaciones e interpretaciones sobre los contextos arqueológicos y para la triangulación misma de datos.
En el caso de sitios con arte rupestre o petroglifos, su registro y documentación fue realizada mediante las técnicas de documentación digital, aplicando el método de escáner 3D, a través de la fotogrametría de corto alcance con el fin de mejorar la identificación de surcos que no pueden ser apreciados por las condiciones climáticas existentes al momento, o bien, porque se encuentran desgastados por la intemperie. Se utilizó una cámara Nikon D3100, 18-55mm para el levantamiento de imágenes en formato RAW y JPG. Posteriormente, en trabajo de gabinete se hizo revisión y depuración de imágenes, procesadas mediante el programa Aghisoft Photo Scan, a través del cual se obtuvo el modelo 3D. Estos modelos fueron trabajados posteriormente con Blender V2.83, para la renderización de imágenes grabadas en los petroglifos, manipulando una iluminación simulada de sol. Finalmente, se trabajaron las imágenes en Photoshop para los detalles de coloración y sombras.
En laboratorio, fueron tomadas las medidas preventivas de conservación para la limpieza general de la muestra, lo que se traduce en el uso de agua y cepillos de cerdas suaves, tanto para cerámica como la lítica, no obstante, para el caso de la cerámica policromada fueron frotadas con las yemas de los dedos para prevenir el deterioro de su pintura.
El material cerámico, se clasificó de acuerdo a características formales y decorativas, tipo- variedad. Esos criterios permitieron establecer diferencias estilísticas y funcionales de la muestra cerámica en este territorio segoviano. Se realizaron comparaciones de estilos con aquellas clasificaciones establecidas para sitios de Honduras y el oriente de El Salvador. Desde una perspectiva tecnológica, ello permitió el conocimiento de relaciones socioculturales, tanto en el ámbito intra sitio como regional. Igualmente se tomaron en cuenta las clasificaciones establecidas para la región norte de Nicaragua, contando con la colaboración del arqueólogo Edgard Espinoza P. quien posee un buen dominio de la cerámica norteña.
El análisis morfo-técnico lítico se basó en planteamientos de estudios especializados realizados por Laplace, 1974, Semenov, 1981, Clemente, 2008, Lechado, 2001-2002 y Gutiérrez 2007. Siguiendo para ello, una serie de normas convencionales que permiten homogenizar los criterios de análisis en cualquier parte del mundo y que permitirán comprender parte de la cadena operativa desarrollada en la consecución de sus bienes de consumo.
Todos los procesos que se desarrollaron en laboratorio fueron documentados fotográficamente con su respectivo tratamiento de imágenes para finalmente ser digitalizados. Finalmente, en el trabajo de gabinete se realizó una discusión científica sobre los datos obtenidos hasta llegar al consenso interpretativo de los resultados, procediendo a la redacción del informe final el que contiene una breve interpretación de la ocupación antigua del municipio, contribuyendo de esta manera al fortalecimiento de la identidad local y municipal.
En el estudio se identificaron y documentaron diez sitios arqueológicos7 (CADI, 2021). Todos localizados al sur de la cabecera municipal de Santa María. La variabilidad de sitios documentados refleja mayor número de sitios con estructuras y material en superficie (5), seguido de un abrigo rocoso, un sitio con petroglifos, dos con material en superficie y uno de estructura con petroglifos.
Imagen 2. Sitios arqueológicos documentados en el municipio de Santa María, Nueva Segovia. En color rojo, las áreas arqueológicas definidas. Fuente: CADI, 2022.
La muestra recolectada en campo fue de 1386 artefactos arqueológicos muebles, conformadas por elementos cerámicos, líticos y faunísticos, siendo los restos líticos los de mayor dominio con un 57% para un total de 793 objetos. En cambio, se contabilizaron 569 objetos cerámicos para un 41% y 24 elementos faunísticos para un 2%. El material se recolectó en superficie de los sitios y en los sondeos de control estratigráficos que se ejecutaron.
Se definieron dos áreas arqueológicas en base a la proximidad de sitios, características y similitud tipológica. La primera de ellas se localiza al sur de la cabecera municipal y la conforman los sitios, Las Trojas, Cueva de El Duende, cerro Los Indios y La Araña, la particularidad de esta zona es la presencia y variabilidad de sitios, uno con petroglifos, otro con pictografías, estructuras y materialidad en superficie. Se pueden inferir ocupaciones antiguas e interrelaciones entre los antiguos pobladores de estos sitios, debido a la variedad y riqueza de recursos que existen y seguramente existieron en la zona: recursos geológicos (rocas y suelos aptos para agricultura), hídricos, flora y fauna.
La segunda área arqueológica, corresponde al territorio que comprende los sitios Ciudad Perdida, El Madrialar y La Vega Del Río (este último, contexto funerario), localizados al oeste del municipio de Santa María, fronterizo con Honduras, la particularidad de este espacio es la presencia de dos sitios que sugieren dos grandes poblados (centros regionales), muy próximos y seguramente relacionados entre sí ( 800 m entre ellos), ambos emplazados en la cima de lomas con similar altitud sobre nivel del mar (800 m.s.n.m.), con acceso a diversos recursos naturales y entre confluencias de ríos (Río Zapotal al sur, Sipilde al norte y río Choluteca al oeste, en territorio hondureño).
En el caso de la primera área arqueológica, destacan los sitios Cueva del Duende y Cerro Los Indios. El sitio identificado como Cueva El Duende, corresponde a un abrigo rocoso con arte rupestre, pintura color ocre, roja y negra, de suma importancia porque están asociadas a una serie de materiales muebles (cerámica, óseos y lítica) que permitirían, en un principio, atribuirle cierta adscripción crono-cultural relativa y funcional, a falta de dataciones radiocarbónicas. La lectura de sus motivos permite comprender cierta forma de control de procesos agrícolas dentro del área de emplazamiento. En Nicaragua, son pocos los sitios documentados con este tipo de evidencias, el más cercano a éste ha sido reportado por S. Baker y R.A. Armitage (2013) es el sitio La Conga, en Jinotega, ubicado en un rango cronológico que iría entre 680 d. C. y 905 d. C. (la ocupación más antigua) y entre 1440 - 1520 d. C. (la ocupación más reciente); además, en el municipio de Somoto se encuentra el Sitio Icalupe con antigüedad de 400-800 d. C. (García y Morales, 2019: 5), con abundantes pinturas que reflejan diversas escenas de la vida cotidiana, figuras antropomorfas y zoomorfas.
Imagen 3. Sitio Cueva del Duende. Abrigo rocoso con diversas representaciones antropomorfas, fitomorfas y abstractas. Fuente: CADI, 2021.
En ese mismo sentido, la cueva el Duende, se percibe como un lugar significativo en el pasado, ya que en ella se muestra una escena pictórica, interpretada con base a estudios de este tipo de motivos encontrados en otros sitios (Ballestas, 2013), como la representación del territorio del grupo ancestral, ya que el cuadrado tiene la misma significación que el rectángulo y la simbología fito-morfa sugiere la milpa, podría considerarse el plano terrestre o la tierra cultivada; en tanto, las líneas geométricas a manera de triángulos, se interpreta como la representación de las montañas que les rodean. Desde este lugar hay un dominio visual de los campos de cultivo que se encuentran en la parte baja donde también fueron identificados materiales arqueológicos.
Por su parte el sitio conocido como Cerro Los Indios, corresponde a un pequeño cerrito, con pendiente abrupta, en el que fue optimizada la forma del mismo para realizar adaptaciones en los salientes rocosos, mediante la construcción de pequeñas estructuras en piedra (posibles tumbas), generando de manera visual una apariencia de terraceado que se extienden a lo largo de la pendiente sur, principalmente. Por la variedad y diversidad de evidencias documentadas (estructuras rectangulares y circulares pequeñas, fragmentos líticos y cerámicos, petroglifos) se infiere que a ese lugar se le había asignado una función ritual, ceremonial, también basados en el emplazamiento y el dominio visual que se tiene del paisaje, desde la cima del mismo. Las evidencias de tipo domésticas encontradas, son testimonio de las diversas actividades complementarias desarrolladas ahí mismo como parte de los procesos rituales que ahí ocurrieron.
En el caso de la segunda área arqueológica, destaca el sitio conocido como Ciudad Perdida en la finca El Jicaral de la localidad de Las Brisas. Como se mencionó anteriormente, éste se emplazó en la cima de una gran loma, entre fuentes acuíferas, lo que, además del vital líquido y otros recursos acuíferos, proporcionó condiciones óptimas para la agricultura, así como también, para cierto tipo de defensa y protección natural ante incursiones de otros pueblos. Está conformado por 303 estructuras8 visibles en superficie, con predominio de estructuras cuadradas, seguido de rectangulares (estas son las de mayor dimensión) y en menor cantidad circulares. Con plazas principales y secundarias entorno a las estructuras rectangulares de mayor dimensión. Las construcciones están orientadas conforme puntos cardinales y organizadas en líneas paralelas de norte a sur, un patrón claramente mesoamericano.
Imagen 4. Sitio arqueológico Ciudad Perdida. Distribución espacial de estructuras. Fuente: CADI, 2022.
Este asentamiento se estructuró en 4 grandes conjuntos - de norte a sur A, B, C, D – la distribución y organización general de las estructuras, no fue al azar, se puede observar toda una planificación y estructuración de los espacios que conforman el sitio. El área de residencia de personalidades de alta jerarquía que ejercían el control de esta población, probablemente se ubicó en el extremo norte del sitio (conjunto A), seguidamente, hacia el sur, se localiza el centro político administrativo con una plaza principal (conjunto B) y más al sur, se estableció el área de habitación de la población común, con todo y sus propias áreas de interacción social (conjunto C y D).
La tipología cerámica sugiere que las principales ocupaciones de este sitio se dieron entre el 300-800 d. C. un periodo de mucha interacción social entre los pueblos que habitaban el territorio nicaragüense y hondureño. La mayoría de los artefactos de procedencia hondureña corresponden a bienes de prestigio que formaron parte de interacción, relación o alianzas entre posibles élites políticas y económicas en esas antiguas poblaciones. De hecho, hoy en día se mantiene esa fluidez de productos y relaciones entre comunidades del Norte de Nicaragua y Honduras.
La información proporcionada por los tipos cerámicos encontrados, indican una temporalidad temprana vinculada a la fase La Mansión (300-600 d. C.), periodo coincidente con lo que Vázquez (2020) señala, que poco antes del 300 d. C., el actual territorio nicaragüense llevaba a cabo procesos de interacción social con Honduras, y la mayoría de dichos artefactos conciernen a bienes de prestigio que formaron parte de interacción, relación o alianzas entre posibles élites políticas y económicas en Nicaragua con las de Honduras. Esos materiales de prestigio pueden estar vinculados a cerámica policroma del tipo Ulúa policromo y Tenampúa policromo, identificados en Santa María.
El análisis de las herramientas en piedra recuperadas en el territorio sugiere dos técnicas de talla. La primera es la abrasión o pulimento cuando dos rocas de igual o mayor dureza se frotan una contra otra para obtener un producto deseado. En este caso de estudio, se vincularon con esta técnica elementos macro y micro pulidos como, las hachas pulidas, metates o piedras de moler, manos de piedras de moler, manos de morteros o pistilos, morteros, bruñidores, entre otros, elaborados en basalto como se muestra en la imagen a continuación. Sin embargo, la técnica predominante es la talla por percusión o presión, la cual consiste en golpear dos objetos, uno contra el otro, provocando múltiples desprendimientos de la masa principal, hasta obtener lo deseado.
A este tipo de talla se vinculan los fragmentos, fragmentos retocados, lascas, lascas retocadas, láminas, láminas retocadas, núcleos, etc. dentro de las cuales se encuentran instrumentos tales como, hachas bifaciales, raederas, puntas de flechas, puntas de lanzas, láminas o navajas, punzones o perforadores, desechos de talla, entre otros. (Lechado, 2022).
Imagen 5. Herramientas en piedra. A y B: puntas de lanzas; C: raedera; D: puntas de flechas; E: cuenta de collar en hueso y F: Pesa de redes de pescar. Fuente: CADI: 2021.
Sin duda que los fabricantes de la industria lítica eran individuos especializados con un alto conocimiento y desarrollo de habilidades en el manejo de estas tecnologías para la producción de cada uno de los artefactos. La producción de esta industria, requería de una organización social y económica que conllevaba a esas sociedades a satisfacer las necesidades de las poblaciones que cohabitaron este territorio. (CADI, 2021)
El patrón de asentamiento en Ciudad Perdida es muy similar a los reflejados por Agurcia Fasquelle (1980) para el Valle de Comayagua, Honduras, sobre todo con los sitios Tenampúa Monte Negro Abajo, Carpules de Valladolid y El Taladro; también existe mucha similitud entre la materialidad y forma de las estructuras del sitio arqueológico Rancho Grande, localizado al sureste de la capital hondureña, Tegucigalpa, en municipio de Morolica del Departamento de Choluteca (Fajardo et al, 2022).
Finalmente, Santa María no sólo debe de valorar su historia antigua desde interacciones locales, por el contrario, desde un plano regional, las interacciones del norte de Nicaragua pueden situarse:
“desde el periodo preclásico en donde hubo mucha actividad social y cultural entre Nicaragua, El Salvador y Honduras, esto a partir del Golfo de Fonseca que era una área de convergencia y de paso entre Mesoamérica y lo que hoy se conoce como Centroamérica, es decir, era un área donde, por ejemplo, sitios del Oriente de El Salvador tenían una influencia directa en el Golfo, en el caso de la parte de Honduras estaba Yarumela que también iban al Golfo a realizar una serie de actividades económicas y ya para el siglo XVI Nicaragua y El Salvador efectúan intercambios de mercancías sistemáticamente” (Cobos, 2021).
Los resultados obtenidos en este estudio, sugieren que el territorio prospectado al sur del municipio de Santa María de Nueva Segovia, se encontraba ocupado por diversos asentamientos humanos dentro del rango cronológico comprendido entre el 300 y 800 d. C.; y que los distintos asentamientos identificados conformaban una unidad cultural agrícola, compleja y consolidada, con vínculos interculturales sólidos con otras sociedades establecidas hacia el norte de Nicaragua, más allá de las actuales fronteras político administrativas.
Lo anterior se infiere en base a la variabilidad de las evidencias materiales encontradas en el territorio, tanto de artefactos líticos como restos de vasijas cerámicas y faunísticos; también, a la similitud en las técnicas empleadas para la producción alfarera y en las formas de talla de los artefactos líticos; además, en los atributos estilísticos de los artefactos líticos y cerámicos, en las características de las materias primas analizadas y finalmente, en la presencia de estructuras rectangulares y cuadradas en la mayoría de sitios.
El rango cronológico mencionado, es contemporáneo con otros sitios estudiados en el norte nicaragüense, como los sitios, San Antonio de Tejas, en Ocotal, Nueva Segovia, Güiligüisca y Las Tapias en Madriz y Miraflor en Estelí; los que también presentan estructuras similares a las documentadas en varios de los sitios de Santa María. Tal parece que estos antiguos pobladores, ocuparon, las partes altas de los cerros para construir sus poblados, optimizando la forma del relieve, las partes altas y muchas veces los pequeños valles inter montanos para sus prácticas agrícolas.
En el territorio se documentaron restos de viviendas, hornos y otras materialidades que evidencian las diversas actividades económicas desarrolladas para la subsistencia, tal como lo muestran la presencia de fragmentos de bifaces, metates o piedras de moler asociados con la agricultura; puntas de flecha y puntas de lanza, asociados con la actividad de caza; la presencia de perforadores y raederas, se asocia a la práctica del trabajo en cuero, en cestería, en madera, entre otros; fragmentos de láminas, asociados al corte y descarne; percutores, asociados a la fabricación de instrumentos líticos; pulidores o lujadores para el tratamiento de las superficies cerámicas, entre otros.
Así mismo, la presencia de diversas formas de bordes cerámicos, cuellos, cuerpos, bases y asas, tanto monocromas y decoradas, indican que hubo un desarrollo de la industria alfarera para la producción de la vajilla doméstica, de almacenamiento, de cocción de alimentos, de transportación, rituales y ceremoniales, que resolvieron distintas acciones de la vida diaria de los pueblos asentados en ese territorio. Expresiones de reutilización de los artefactos como la pesa para red de pesca. Así también, la presencia de algunos fragmentos decorados, indicadores de intercambio e interrelaciones con poblaciones de la época asentadas hacia el norte de la actual frontera con Honduras.
En cuanto a los restos faunísticos encontrados, estos permiten una aproximación al consumo de la dieta de los pobladores de la época, así como también, a la fauna y recursos riparios que el medio natural les ofrecía. Estos recursos no solo fueron aprovechados para la dieta alimenticia, sino que, también, los huesos fueron utilizados muchas veces como materias primas para la producción de artefactos ornamentales, tal es el caso de la cuenta de collar elaborada en hueso de ave encontrada en la Cueva de El Duende y otra documentada en Ciudad Perdida.
Las evidencias encontradas en todos y cada uno de los sitios muestran el conocimiento y manejo eficiente de diversas tecnologías, no solo para el desarrollo de la industria alfarera y la industria lítica, sino que, además, para el trabajo en hueso, madera, fibras vegetales y en la construcción de edificios públicos, viviendas y otro tipo de estructuras como los hornos.
Por otro lado, vale destacar que estuvieron regidos por un sistema de creencias que produjo la creación de un centro ritual o ceremonial, que probablemente funcionó en Cerro Los Indios, hipótesis propuesta con base a las evidencias encontradas en el lugar, a la variedad y diversidad de las mismas, así como el propio emplazamiento, el paisaje y dominio visual desde su cima.
Desde un punto de vista integral, todo lo dicho en los párrafos anteriores muestran la complejidad de una sociedad para organizar la ciudad y los caseríos a su alrededor, así como también, para organizar la producción de los bienes materiales necesarios para su reproducción biológica y social. Ciudad Perdida es una muestra de esa complejidad, organización y división social del trabajo, dentro de un marco jerarquizado. Las evidencias en su conjunto sugieren que se trata de los restos de una ciudad prehispánica importante e interrelacionada con otros sitios próximos, como Cerro Los Indios, La Quesera, Las Trojas, El Patojo, El Llano, pero también, con otros poblados asentados a larga distancia. Probablemente, Ciudad Perdida haya sido el centro político administrativo de todas estas poblaciones en el pasado, para lo cual, se requiere ampliar los estudios en el sitio.
Los sitios arqueológicos Ciudad Perdida, Cueva del Duende y Cerro Los Indios, abren la oportunidad al país de posicionarlo dentro de una dinámica regional con evidencias de ciudades ancestrales complejas, contribuyendo al desarrollo de una identidad cultural local, regional y nacional. Así, se reconoce en las prácticas ancestrales y tradicionales que aún perviven, y también en la puesta en valor de su patrimonio histórico, cultural y natural que beneficie al desarrollo de las poblaciones del municipio de Santa María y sus alrededores.
El municipio presenta potencial arqueológico que puede ser aprovechado como destino turístico, que bien planificado puede dinamizar, económica y socialmente, las localidades de Las Trojas, Palo Verde, El Zapotal/Las Brisas y el municipio en general, enfocando la ruta dentro del desarrollo del Turismo Rural/Cultural y de aventura, por todos los recursos naturales complementarios que existen en este territorio.
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1 Leoncio Vanegas, periodista segoviano, realizó en 2017 una compilación titulada, ¿Fue aquí Santa María de Buena Esperanza?, refiriéndose a los restos que se encuentran en Las Brisas del municipio Santa María, Nueva Segovia.
2 Bayardo Gámez M, desarrolló investigaciones de carácter arqueológico en la región norte del país (Nueva Segovia, Madriz y Estelí) y en comunicación personal refirió los datos que arriba se presentan.
3 Resultados obtenidos del estudio “Reconocimiento Arqueológico en la UCA-Miraflor”, realizado por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) y la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, UNAN, Managua en 1998, dentro del marco de colaboración científico-técnica entre ambas universidades.
4 Clasificación preliminar de sitios arqueológicos realizada en el estudio sobre secuencia cultural de La Segovia, basado en la distribución espacial, la densidad de materiales y cantidad de montículos: Aldea o caserío, Pueblo, Centro Local o Pueblo Nucleado y Centro Regional.
5 San Antonio Negativo, Las Segovias Naranja, Condega engobe Rojo, Rocinante Común, Cacaulí Rojo sobre Naranja, Las Tapias Tricromo, Güiligüisca Inciso, Ulúa polícromo, Tenampúa polícromo, etc.
6 Según investigadores de Honduras, El Salvador y Nicaragua, este color de engobe en la cerámica, es característico de la región norte de Nicaragua, incluyendo parte de Honduras y El Salvador. Este tipo de cerámica conocido como Las Segovias-Naranja, es el más común y de carácter utilitario.
7 Sitios Documentados en el municipio de Santa María: Las Trojas, La Cueva del Duende, Cerro Los Indios, La Araña, La Quesera, El Patojo, Ciudad Perdida/ El Jicaral, El Llano, El Madrialar y La Vega Del Río. Los dos últimos sitios se documentaron en el año 2022, en el marco del Proyecto, Rescate Ancestral para el desarrollo comunitario: Ciudad Perdida, en el cual se ejecutaron excavaciones y prospecciones, financiado por el Consejo Nacional de Universidades (CNU) como continuidad al proyecto iniciado en el 2021.
© 2022 Revista Científica de FAREM-Estelí.
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