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Revista Humanismo y Cambio Social. Número 8. Año 4. Julio - Diciembre 2016
Modesto Armijo Lozano, Diario dedicado a su esposa, Carmenza Mejía Aráuz
Pág. 132-137
Alejandra G. Galicia Martínez
Modesto Armijo Lozano. Diario dedicado a
su esposa, Carmenza Mejía Aráuz
(octubre 1926- julio 19279), Mónica Toussaint
y Guillermo Fernández Ampié (Edición y
estudio introductorio), Instituto José María
Luis Mora, México, 2015, 411pp.
Alejandra G. Galicia Martínez
xtabayam@yahoo.com.mx
Como parte de abonar al estudio de la
historia de Centroamérica la doctora Monica
Toussaint y el doctor Guillermo Fernández
Ampié editaron: Modesto Armijo Lozano,
Diario dedicado a su esposa, Carmenza Mejía
Aráuz (octubre 1926- julio 19279).Incluido en
la colección Testimonios del Instituto Mora. El
texto publicado en 2015 puede considerarse
una valiosa fuente histórica para analizar
la Guerra Constitucionalista nicaragüense
(1926-1927) que involucró a los países
centroamericanos, Estados Unidos y México.
Si bien Modesto Armijo, quien fue
parte del gabinete de gobierno de Juan Bautista
Sacasa durante la Guerra Constitucionalista,
es un personaje poco conocido dentro
de la historiografía nicaragüense y
centroamericana. La publicación de su Diario
es una muestra de que aún a inicios del siglo
XXI existen episodios y procesos históricos
que no terminan de revisarse, y queda mucho
por analizar y develar.
Uno de estos procesos históricos es
el que tiene que ver con los vínculos entre
México y Nicaragua, en ese contexto de los
años veinte del siglo pasado y de los cuales
es resultado la publicación de las notas de
Armijo. Es a partir de esta información que
se puede comprender el inicio de la defensa
del gobierno constitucional de Sacasa,
las intervenciones de los distintos actores
dentro del conicto, así como su desenlace,
considerado el escenario que da pie a la
emergencia del movimiento armado liderado
por Augusto C. Sandino.
Un texto de esta índole, en el que se
desbordan datos de personajes, tiempos y
espacios difícilmente podría entenderse sin
una contextualización. Es por ello que los
editores, especialistas en historia política y
diplomática entre Centroamérica y México,
incluyen un estudio introductorio que ubica
temporalmente al Diario tomando en cuenta
los distintos temas que podemos encontrar
en los apuntes de Armijo. Ellos desglosan los
antecedentes de la Guerra Constitucionalista
partiendo del escenario regional que
involucra los intereses geopolíticos de
Estados Unidos en Centroamérica y las
tensiones políticas entre los gobiernos de
Estados Unidos y México a inicios del siglo
XX.
Dentro de este contexto, explicado
por los editores, se encuentran los
acontecimientos que denieron la ocupación
norteamericana de 1912 a 1927: la renuncia
del caudillo liberal José Santos Zelaya y
su legado en materia de derechos civiles
para Nicaragua y la subsecuente ocupación
estadounidense entre 1910 y 1912; la rma
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del Tratado Chamorro–Bryan de 1914, los
distintos intentos de restablecimiento de la
unicación centroamericana entre 1921 y
1923; el arribo de la dupla Solorzano –Sacasa
a la presidencia de Nicaragua en 1924 y el
golpe de Estado de Emiliano Chamorro,
conocido como “El Lomazo en 1925.
El estudio introductorio además
de describir los antecedentes de la Guerra
Constitucionalista, sitúa a los actores
involucrados en el conicto político en
todos sus niveles, tanto en el ámbito interno
como en el regional en el que se involucran
los gobiernos e intereses de los países
centroamericanos, México y los Estados
Unidos. Además, el estudio presenta un
cronograma que permite reconstruir las
interacciones políticas entre los actores, e
incluye un par de mapas que ayudan al lector
a seguir geográcamente los hechos que va
reconstruyendo Armijo en su Diario.
A la muerte del conservador Diego
Manuel Chamorro, presidente de Nicaragua
entre 1921 y 1923, la formula compuesta
por Carlos Solórzano (conservador) y Juan
Bautista Sacasa (liberal), conocido como
gobierno de la “Transacción” asumió la
presidencia y vicepresidencia en 1924.
Este gobierno facilitó el retiro de las tropas
norteamericanas de territorio nicaragüense al
siguiente año e inmediatamente se produce
el golpe de Estado encabezado por Emiliano
Chamorro, conocido como el Lomazo.
La coyuntura de la ruptura
constitucional tras el golpe de estado, no
estaba en los cálculos de los Estados Unidos
que mantenía una política injerencista en
Centroamérica y el Caribe, poniendo a prueba
los acuerdos de Washington rmados en 1923
donde se establecía que no se reconocería
ningún gobierno emanado de un golpe de
Estado. Frente a este panorama, el grupo de
liberales encabezado por Sacasa emprendió
la defensa del orden constitucional lo que
implicó la condena del gobierno de Emiliano
Chamorro, la búsqueda de reconocimiento
del gobierno norteamericano. Este hecho
propició el regreso inmediato de las tropas
estadounidenses a Nicaragua.
Este es el escenario en el que se
inscriben las notas de Modesto Armijo. En
ellas podemos encontrar la visión de un
hombre comprometido con la causa liberal,
las impresiones sobre los principales actores
que intervinieron en el conicto, así como su
sentir en los 14 meses que formó parte del
gobierno constitucional de Sacasa.
El texto está dividido en dos partes.
La primera abarca de octubre a diciembre de
1926, meses en los que el grupo de liberales
deciden defender el orden constitucional
conformando un gabinete de gobierno
presidido por Sacasa en Guatemala. Describe
además la negativa de Estados Unidos
por reconocer este gobierno en el exilio, el
desconocimiento del gobierno de Chamorro
y el apoyo a Adolfo Díaz como presidente de
Nicaragua.
Armijo describe el itinerario, en esta
primera parte, que siguieron los liberales,
desde su llegada a Guatemala y su paso
por El Salvador, lugares donde Sacasa y su
gabinete se posicionan políticamente, toman
decisiones y se comunican con el exterior,
denunciando primero el golpe de Estado y
después la ocupación de Nicaragua por parte
de Estados Unidos. Detalla el apoyo militar
y diplomático que obtuvieron los liberales
nicaragüenses del gobierno mexicano
encabezado por Plutarco Elías Calles para
realizar las expediciones armadas a Corinto
y Puerto Cabezas, bajo el argumento de la
defensa del orden constitucional. Acción que
se verá frustrada cuando los norteamericanos
declaran Puerto Cabezas como zona neutral.
La segunda parte abarca de enero a
julio de 1927, período en el que Sacasa y su
gabinete están instalados y controlados por la
marinería norteamericana en Puerto Cabezas.
Armijo narra los dos ancos de resistencia de
los liberales nicaragüenses: la diplomática y
la armada. La resistencia diplomática consiste
en las constantes negociaciones entre los
liberales y las autoridades norteamericanas
para solucionar el conicto, así como los
trabajos diplomáticos de Timoteo Vaca
Seydel, José Pedro Zepeda y Clodomiro
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Urcuyo en Estados Unidos, México y Costa
Rica respectivamente.
La resistencia armada por su parte,
encabezada por José María Moncada en
Nicaragua es descrita como una empresa
precaria pero sostenida a toda costa con
recursos que llegaban del exterior y de
los pocos recursos con que se contaba en
el interior. La precariedad es una de las
características, según las notas de Armijo,
que describe al gobierno constitucional. Este
segundo momento se centra en las distintas
propuestas hechas por nicaragüenses,
estadounidenses y centroamericanos para
poner n al conicto político. El texto naliza
con la desarticulación del gobierno de Sacasa
tras la conrmación de la noticia de la rma
del acuerdo de paz entre Henry L. Stimpson
y José María Moncada sin previa consulta al
gobierno constitucional, y la salida del grupo
de liberales de Puerto Cabezas hacia Costa
Rica, primero, y Guatemala después, en junio
y julio de 1927.
Como fuente primaria el Diario arroja
una valiosa información para el análisis de
la Guerra Constitucionalista desde varias
dimensiones. Nos centraremos en cuatro de
esta dimensiones, que consideramos son los
ejes de las memorias de Armijo y que reejan
la complejidad y continuidad de la presencia
norteamericana en Nicaragua durante las
primeras tres décadas del siglo XX.
La primera de ellas, la dimensión
diplomática. La historiografía que trata
la intervención norteamericana de 1926
se caracteriza por poner énfasis en la
presencia norteamericana como un como
un acto de fuerza, sin embargo, el texto
de Armijo da luces de los matices de
esta armación. Al describir la forma en
que se van involucrado los intereses de
los distintos países centroamericanos,
mexicano y norteamericano frente al
conicto nicaragüense, el ministro de
educación muestra la existencia de una
uida comunicación entre el gobierno de
Juan Bautista Sacasa, el estadounidense y el
Congreso de este último país.
Esta comunicación con los
norteamericanos, no implicó que Sacasa
cediera a las peticiones de los gobernantes
del norte, al contrario evidencia la destacada
labor que hacían Vaca Seydel y Zepeda desde
Estados Unidos y México para defender
el orden constitucional de Nicaragua. El
trabajo diplomático de estos personajes no
se agotaba en la negociación y búsqueda de
apoyo político, implicaba también la difusión
de información a favor de la resistencia
liberal, saliéndole al paso a la información
tendenciosa o equivocada, que salía de los
corrillos políticos norteamericanos contra el
gobierno de Sacasa.
Los matices temáticos de las
negociaciones entre Sacasa y Estados
Unidos se fundamentaron en la necesidad
de encontrar puntos de encuentro para el
reconocimiento de la constitucionalidad
nicaragüense. Esta situación se vio reejada
en 1926 con la conformación del gabinete
del gobierno constitucional (en el exilio),
congurado con personajes liberales
que consideraban serían del agrado del
Departamento de Estado.
Un episodio similar al arriba descrito
se registró en abril de 1927 cuando Henry
L. Stimson, representante del gobierno
estadounidense, entregó a Sacasa un
documento para la rma de la paz, donde se
explicitaban condiciones como la integración
de liberales en el gobierno de Adolfo Díaz, la
“super vigilancia” de las elecciones de 1928 y
la presencia de los marinos norteamericanos
con garantes de cada una de las disposiciones.
A pesar de que este documento contrastaba
con la actitud demostrada por los liberales
nicaragüenses, después de 12 meses de
conicto y con un gabinete desgastado,
el documento fue sometido a discusión al
interior del grupo que encabezaba Sacasa
donde se sugiere intensiones de ser aceptado.
En el terreno diplomático los
liberales nicaragüenses contaban con el
apoyo de los legisladores norteamericanos,
entre los destacados estaban los senadores
William Borah, King Reed, Shipstead y
Norris quienes eran fuertes críticos de la
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política expansionista norteamericana en la
Cuenca del Caribe y Centroamérica durante
el periodo de 1912 a 1930. Aunque el apoyo
diplomático era relevante no fue suciente
para la resistencia nicaragüense. De ahí la
importancia de la ayuda que consiguieron en
México. El gobierno de Plutarco Elías Calles
fue pieza clave en términos diplomáticos y
militares, entre noviembre y diciembre de
1926.
Armijo devela la ayuda mexicana en
su nota del 9 de diciembre:
Don Clodomiro Urcuyo, nuestro
representante en Costa Rica, comunica
que el gobierno de México ha reconocido
al Dr. Sacasa. Esta noticia que todos
esperábamos es tan grata como la de
la llegada de 1000 ries y municiones
en la goleta Superior, hace pocos días.
Por supuesto que la ojeriza yanqui para
con nosotros viene a aumentarse. Sin el
apoyo de México ni siquiera hubiéramos
iniciado el movimiento, pero ese mismo
apoyo nos coloca en peor posición ante el
bucanero rubio. (pág. 101)
La relevancia del gobierno mexicano
en el conicto entre Nicaragua y Estados
Unidos también implicaba el consejo de cómo
manejarlo. Este elemento era considerado
como una cortesía o deferencia de parte del
gobierno de Sacasa, de manera particular por
el apoyo brindado, que implicaba también
mantener el secreto entre ambas partes.
En otro orden, la ayuda conseguida
en Centroamérica fue relevante porque
fortaleció el proyecto unionista. Si bien el
trabajo de los representantes del gobierno
de Sacasa fue de gran signicación,
especialmente en Costa Rica, es importante
destacar el sostén material y moral de
políticos e intelectuales centroamericanos
que contribuyeron a la organización y
difusión de información a favor del gobierno
instalado en Puerto Cabezas (Bilwi), a
partir de criterios fundamentados en la
importancia del proyecto de unicación de
los países centroamericanos. Sin embargo,
a pesar de las diferentes manifestaciones,
Armijo acertadamente intuye solo las buenas
intenciones, pues durante los meses del
gobierno de Sacasa nunca se materializaron.
Durante la narración de Armijo
se puede apreciar que la sincronización
entre el apoyo diplomático y el militar eran
necesarios para los liberales, pues frente a
la desventaja económica y política con la
que operaban, tuvieron que echar mano
de otro tipo de recursos como los medios
de comunicación. El papel de estos en
este conicto, corresponde a la segunda
dimensión a resaltar. La importancia de
los diarios, el cable y el cine no solo tenían
intención de establecer una comunicación
con el resto del continente para establecer los
posicionamientos políticos requeridos, sino
que eran los mecanismos de producción de
información, además creaba opinión pública.
La prensa norteamericana, como The
New York Times, The World, The Baltimore
Sun, The Chicago Tribune, fue fundamental
para los liberales nicaragüenses, pues a
partir de ella se enteraban de cómo se
conguraba el escenario político y militar
norteamericano y sopesaban el rumbo de
su resistencia. La cercanía de los periodistas
norteamericanos a Sacasa y su gabinete
estuvo a la orden del día durante su
estancia en Puerto Cabezas, incluso éstos
eran fuente de información fundamental,
pues conrmaban o desmentían las noticias
que obtenían sobre los movimientos de los
marines norteamericanos y sus combates con
las tropas liberales. Según Armijo, fue un
periodista norteamericano el que conrmó la
noticia de la rma de la paz entre Stimpson
y Moncada.
Las comunicaciones por cable
también fueron fundamentales, incluso
Armijo asegura: “Si no fuera por la
comunicación radiográca, el mundo no
se daría cuenta de nuestra existencia” (Pág.
152). El uso de los medios de comunicación
por parte de los liberales nicaragüenses
auxilió a sostener, desde el punto de vista
anímico, la resistencia. Se recibían noticias
como la siguiente:
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El servicio radiográco de los vapores
yanquis frente a este puerto nos
suministra dos noticias importantes: el
aumento del distanciamiento entre el
ejecutivo norteamericano y el Senado
con motivo de los asuntos de Nicaragua
y México, y la cancelación que ha hecho
el General Calles del permiso de explotar
cinco pozos de petróleo pertenecientes
a los yanquis […] Nuestra causa
vive todavía gracias, digámoslo con
franqueza, al gesto de dignidad que hace
el pueblo norteamericano. (Pág. 154)
No solo el cablegrama fue una
herramienta utilizada por los liberales
y todo lo que circulaba por este medio,
sino que también la Casa Pathé, compañía
cinematográca francesa, envió a un
representante a seguir los movimientos de
Sacasa y su gabinete. Los noticieros de esta
importante casa del entretenimiento, utilizó
información de los sucesos de Nicaragua en
sus primeros noticieros.
La tercera dimensión a resaltar tiene
que ver con las contradicciones al interior
del grupo de liberales nicaragüenses. Buena
parte de las descripciones que hace Armijo
se centran en las desavenencias entre los
personajes que rodeaban a Sacasa. Las
primeras resistencias se manifestaron en 1926
con la conformación del propio gabinete.
Las discusiones más importantes se dieron
en torno a la recaudación y gasto de los
pocos recursos que obtenían para sostener la
resistencia armada.
Dos elementos fundamentales
surgidos de las contradicciones existentes,
explican el desenlace nal de este episodio
de la resistencia liberal en 1927. El primero
se relaciona con el grado de conanza y
autonomía adquirido por el General José
María Moncada, como gura destacada
dentro del liberalismo, tanto dentro del
gobierno de Sacasa como en el campo de
batalla, dirigiendo las tropas liberales.
Según la información que se desprende del
Diario, existían antecedentes de la postura
de Moncada frente a las negociaciones con
Estados Unidos. En una nota periodística
fechada en marzo de 1927, un periodista
comenta:
Encargóme enviarle sus recuerdos.
Moncada díjome que aunque no podía
expresarse ocialmente, puesto que
no es más que militar a las órdenes de
usted, él deseoso de paz por interés
Nicaragua [sic] que está ahora en estado
de anarquía, aprobaría personalmente
que Estados Unidos se hiciera cargo del
gobierno garantizando elecciones libres 1928,
garantizando amnistía para los soldados
liberales y pago gastos de guerra.
(Pág.249) (Cursivas del texto)
De tal manera que las noticias
recibidas en mayo sobre las condiciones del
acuerdo de paz (conocido como Pacto del
espino negro) negociado por Moncada, tenía
su antecedente. Esto no disminuye el impacto
que causó en el gabinete de Sacasa la forma
unilateral (artera) con que este personaje
aceptaba las condiciones de paz, que ellos
habían discutido y rechazado en abril.
El tratado de paz contemplaba que
Moncada deponía las armas, garantizaba la
continuidad del gobierno de Adolfo Díaz,
avalaba la creación de una Guardia Nacional
bajo la tutela estadounidense. En adición,
aceptaba la súper vigilancia de las elecciones
de 1928 y la presencia de los marines
norteamericanos hasta esa fecha. Con ello
allanaba el camino para su candidatura
presidencial.
El segundo elemento está
relacionado con el liderazgo de Juan Bautista
Sacasa. Uno de los principales conictos
entre los liberales fue la ambivalencia que
mostraba Sacasa en temas delicados. Según
Armijo existieron conictos de intereses
con las designaciones de cargos que Sacasa
concedió a sus parientes cercanos, hasta el
punto de convertirse en escándalo dentro
de la cúpula liberal. Pero este hecho no tuvo
la transcendencia que sí tuvo en todo este
período, la toma de decisiones unilateral, sin
consultar al resto de miembros. Esta actitud
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irritó a buena parte de su gabinete, pues
muchos de ellos externaban que únicamente
se llamaba para asumir responsabilidades
sin discutirlas ni consensuarlas.
La alta estima que Armijo le profesaba
a Sacasa a mediados de 1926, calicándolo de
“alma pura”, con un “excesivo respeto a las
personas” y un “patriota”, al siguiente año,
se desvanece al calicarlo como una persona
voluble o irresoluta. Aun percibiendo este
contraste en el carácter del dirigente liberal,
permanecería leal a la empresa política y
cercano al presidente Constitucional hasta el
último momento.
Este cúmulo de situaciones
observada durante la lectura del Diario
retrata el estado de ánimo prevaleciente en
Armijo y resto de liberales frente al conicto
político y las luchas que ellos libran. Durante
buena parte de los 14 meses que duró la
resistencia liberal, donde se nota esperanzas,
desencuentros, optimismo y decepción,
el ministro de educación mantendrá su
pronóstico de la derrota del gobierno del que
formaba parte.
La última dimensión que se
quiere resaltar, es la retórica patriótica
que en ocasiones desborda el texto de
Armijo. Además de la forma de expresarse
fundamentando la defensa de su terruño,
se siente una fe profunda por el Unionismo
centroamericano y latino americanismo.
Las guras retóricas utilizadas por
Armijo están más próximas a la escritura del
modernismo centroamericano, caracterizado
por un estilo formalista y cargado de
simbolismo. Los giros con gran sonoridad, la
combinación de rimas y metáforas recuerdan
la elegancia de la escritura modernista.
Dentro de este despliegue
modernista se aprecian formas de describir
al enemigo que se coincidentemente se
encontrarán en algunos escritos de Augusto
C. Sandino durante la primera etapa de su
levantamiento armado:
Triste con la aplastante tristeza de las
noches polares, y preñada de peligros si
llegara el momento en que los banqueros
de Wall Street triunfaran sobre la opinión
del universo. De todo son capaces los
sabuesos del imperialismo yanqui;
hasta de entregarnos atados de pies y
manos a la ferocidad de los traidores.
¿No entregaron acaso la crueldad de
los lipinos, a los españoles que en 1898
se rindieron ante las hordas de DeWet,
conados en la caballerosidad que debe
caracterizar a un hombre civilizado? Tan
“mantecosos” o más que los españoles,
somos nosotros para estos rubios sin
honor y sin conciencia […] (Pág. 191)
Para nalizar, es bueno decir que el
autor de estas memorias dene el sentido
de la resistencia como una problemática
nacional inmerso en un contexto
internacional. La referencia al patriotismo
y la dignidad de la nación nicaragüense, de
denuncia al imperialismo yanqui, apelando
a la fraternidad continental es una muestra
de ello. Esta postura, de alguna manera se
observará con mayor fuerza en la resistencia
liderada por el líder guerrillero Augusto C.
Sandino entre 1927 y 1933.
Varias son las dimensiones desde el
cual se puede abordar el Diario de Armijo, y
esta reseña no pretende agotarla. Sin embargo,
no quiero dejar de remarcar la importancia
de la publicación de un documento como
éste, poniendo en perspectiva el pensamiento
de un personaje, quizás poco conocido, pero
relevante dentro de la historia intelectual
nicaragüense.
De igual manera, la publicación
de este texto evidencia que los procesos
históricos, por muy estudiados que se
encuentren, nunca se dan por concluidos.
Siguen apareciendo documentos y
perspectivas de análisis novedosas, que
como este documento inédito hasta hace
poco, vienen a reelaborar las lecturas de la
historia de México y Centroamérica.