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Revista Humanismo y Cambio Social. Número 8. Año 4. Julio - Diciembre 2016
Memorias sueltas: declaraciones en el tribunal militar somocista (1975)
Pág. 118-130
enorme resonancia nacional e internacional
y pusieron al FSLN y su lucha por una
Nicaragua más justa, en la agenda mediática
internacional.
La acción del asalto a la residencia de
José María “Chema” Castillo Quant en el
exclusivo Residencial Los Robles – de ese
entonces-- al oriente de la capital, la noche del
viernes 27 de diciembre, se inscribe dentro de
lo que los estrategas del FSLN (Ortega, H.,
1979; Harnecker, M., y Wheelock, J.,1986;
Borges, T., 1989) en la década del 70 llamaron
“la ruptura de la acumulación de fuerzas
en silencio”, dejando al descubierto con
ello “las debilidades e inconsistencia de la
dictadura” (Harnecker y Wheelock, 71; 86).
La ciudanía por primera vez se daba cuenta
que el régimen no era invencible y se le
podía doblegar. La televisión, la radio y los
periódicos, se encargaron de documentar el
golpe asestado al dictador en el corazón del
país: Managua.
La exitosa acción revolucionaria de la toma de
la residencia de Chema Castillo Quant, logró
el objetivo principal de liberar a los presos
políticos, José Benito Escobar, Daniel Ortega,
Lenín Cerna y Jacinto Suárez, entre otros.
Una vez nalizada las negociaciones con el
Comando, el dictador Somoza desataría una
brutal persecución y represión en contra de
los opositores al régimen (DEPEP, 1981). La
implantación del Estado de sitio, acrecentaría
los operativos en busca de militantes y
simpatizantes del FSLN. Estos feroces
operativos de las fuerzas de seguridad,
afectaron de alguna manera las estructuras y
redes internas de la organización guerrilla en
las áreas urbanas, capturando entre 1975 y 76
a más de 100 miembros y colaboradores.
Meses después del asalto a la residencia de
Chema Castillo Quant, el ambiente que se
respiraba entre la población, era de temor y
asombro por la audacia de la acción armada.
Los funcionarios de los aparatos represivos
de la dictadura se daban a la tarea, junto con
los medios de comunicación, de identi car
a cada uno de los miembros del comando
que participó en el operativo. La intriga
se acentuó aún más, cuando el dictador
decidió que los medios de comunicación le
dieran cobertura con entera libertad, a las
declaraciones de los testigos e indiciados,
vertidas durante el juicio seguido por el
tribunal de la Corte Militar, señalado por
Pedro Joaquín Chamorro como una decisión
de torpeza política (Chamorro; 70; 1989).
Los periodistas de los principales medios de
comunicación del país, informaban día a día,
a la población, de las declaraciones de los
testigos e indiciados, dadas ante el tribunal
que los juzgaba. Los titulares y la forma en
que se redactaban las declaraciones íntegras
de los comparecientes, daba la sensación de
un relato por entregas, al estilo de los textos
de folletines del siglo XIX. La mayor parte
de la población esperaba con impaciencia la
edición de los periódicos del día siguiente,
con el n de darle continuidad a la saga de la
reconstrucción de los preparativos y víspera
del asalto. Al igual que las autoridades
y la prensa escrita, los lectores querían
saber quiénes eran los intrépidos jóvenes
que desa aron y humillaron al régimen
somocista.
El misterio e incertidumbre entre la población,
re ejada en la forma que los periódicos
le dieron cobertura a las declaraciones de
los testigos e indiciados, se mantuvo por
meses. Los relatos que se desprenden de
las declaraciones de los testigos, re ejan
un sistema de organización riguroso y
compartimentado. De igual manera, las
declaraciones de la madre de Roger Deshon
Argüello tienen un gran valor histórico,
porque da elementos para reconstruir la vida
de este destacado dirigente sandinista, caído
en León en la víspera de los preparativos de
la ofensiva nal.
La sección Documentos de la revista
Humanismo y Cambio Social, reproduce
una pequeña parte de las declaraciones de
testigos llamados a declarar por el Tribunal