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Revista Humanismo y Cambio Social. Número 8. Año 4. Julio - Diciembre 2016Pág. 93-102
Arte náhuat-pipil / De la tipología al posesivoRafael Lara-Martínez
Arte náhuat-pipil
De la tipología al posesivo
Rafael Lara-Martínez
soter@nmt.edu
…sólo es nuestro lo que perdimos…
Tipología
Marcación, serialización y economía
nocional.
Los dos relatos iniciales de los Mitos en la
lengua materna de los pipiles de Izalco en El
Salvador (Leonhard Schultze-Jena, 1935/2010:
51-59) enumeran algunas variedades de
plantas nativas y sus usos alimenticios.
En cincuentaicinco (55) renglones, esta
descripción somera establece diferencias
tajantes entre la gramática náhuat-pipil y
la castellana (la lengua náhuat-pipil de El
Salvador pertenece a la familia yuto-nahua
que se extiende desde el estado de Utah y
California en EEUU hasta Nicaragua, siendo
el náhuatl-mexicano el idioma más conocido).
De inmediato, resalta la idiosincrasia de una
lengua serial, cuyos verbos subordinados se
conjugan en secuencia, en vez de emplear
Resumen
A partir del análisis de una sola oración en contexto, se deducen cuatro rasgos tipológicos
del idioma náhuat-pipil, a saber: lengua a marcación en el centro rector, lengua serial con verbos
conjugados en sucesión, falta de plural en los sustantivos (in)animados, marcado en el adjetivo o en el
número y un sistema aritmético híbrido, quintesimal (base 5) y vigesimal (base 20). A estos atributos
que lo distinguen radicalmente del castellano, se añade la esfera de la posesión. La ambigüedad
castellana que unica la frase genitiva —por el uso de la proposición “de” — se contrapone al menos
a tres técnicas sintácticas: aposición, relación establecida y relación inherente. Así se expresa la
pertenencia, la relación entre la parte y el todo, la de género o especie biológica, etc. Tan pertinente
como la poética, el ARTE/ARS de una lengua lo denen sus nociones y categorías gramaticales.
Palabras claves: Idioma náhuat.pipil, Arte náhua-pipil, categoría gramatical; Inglés.
Abstract
Analyzing a single Nahuat-PIpil sentence in context, four typological traits are deduced: a head-
marking language, a serial language with conjugated verbs in sequence, a lack of plural in (in)
animate nouns, marked in adjective or number, and an arithmetic hybrid system, quintesimal (base
5) and vigesimal (base 20). The sphere of possession is added to these four attributes to establish a
radical distinction from Spanish grammar. In contrast to a deep Spanish ambiguity —unifying the
genitive phrase under a single preposition “de”— Nahuat-Pipil uses at least three different syntactic
techniques: apposition, established relation, and inherent relation. The concepts of ownership,
relation of part to whole, afliation to a biological genus, etc. are steadily expressed. As pertinent as
poetic, the ART/ARS of a language is dened by its grammatical notions and categories.
Key words: nahuat-pipil lenguage, nahuat-pipil art, gramatical category.
Recepción: 15-02-16/Aceptación: 10-08-16
LINGÜÍS T ICA
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el innitivo castellano. Sea la oración (1) el
paradigma de la tipología náhuat-pipil bajo
reexión analítica.
(1) ti-tami-ket ti-k-tuuka-t
nosotros-terminar-pretérito/plural nosotros-
lo/a(s)-sembrar-plural terminamos de
sembrarlo/a(s)
La obligada traducción opaca la estructura
gramatical propia de la lengua náhuat-pipil,
imponiéndole categorías nocionales ajenas
a su esfera. No sólo el castellano carece
de índices pronominales (dis)continuos,
ligados directamente a la raíz verbal —
ti… -t, “nosotros”; k-, “lo(s); la(s)”— sino
que permite prescindir del pronombre
independiente de sujeto. Asimismo utiliza
un innitivo inexistente en la lengua original.
Si el idioma romance autoriza la glosa
antedicha —exigiendo el género y el número
en el índice neutro de objeto singular, k-—
el náhuat-pipil preere la paráfrasis literal
siguiente: “nosotros-termin-pretérito/plural
nosotros-lo/a-sembr-plural (terminamos lo
sembramos/we nished we plant it)”, donde
la raíz sin sujo terminal calca el original sin
exión verbal para la persona gramatical.
La marca del pretérito plural, -ket, sólo
aparece en el primer verbo, un auxiliar,
que no rige una concordancia temporal, el
segundo en presente (véase el inglés I did not
do it, salvo que el segundo verbo carece de
marca personal). Esta economía categorial no
caracteriza únicamente la secuencia aspectual
—verbo auxiliar + verbo principal— sino
también dene el verbo subordinado como
en el ejemplo siguiente (2), cuyo pretérito se
señala al inicio en un verbo impersonal. Por
correferencia, el plural del objeto k-
2
lo dicta
el sujeto discontinuo del verbo subordinado
nal, ø-…-t
2
, “ello/as”, en presente. Acaso se
trata de otro rasgo de una economía nocional
del náhuat-pipil, la cual se llamaría singular
genérico.
(2) ø
1
-peej-ki [ni-k
2
-ita]
1
ga ø
2
-kumuni-t
ello-comenzar-pretérito/singular yo-lo/a(s)-
ver relacional ello/a(s)-alborotar-plural
comencé a verlos que se alborotaban =
comenzó yo los veo que (se) alborotan (salvo
que se glose así “comenzó
1
[yo lo
2
veo]
1
[que
se alborotan]
2
/ it
1
started [I see it
2
]
1
[that
they are excited/get anxious]
2
) donde los
subíndice /1/ y /2/ señalan la correferencia
entre los términos.
Sea una secuencia de dos verbos, a menudo
le concierne al auxiliar marcar la categoría
de tiempo-aspecto-modo (TAM). En (3)
la inversión simétrica de dos oraciones
ejemplica el paso del movimiento
prospectivo —verbo “ir” antepuesto (3ª)— a
la modicación aspectual progresiva, verbo
“ir” pospuesto (3b). El espejeo del trueque
reverbera la gura del acto de habla en su
oposición complementaria y cruzada (X)
entre el hablante (yo) y el oyente (tú).
(3) (a)
ø-yaj-ket
ø-ki-
yawalua-t
ne kuj-tan
fueron a
internarse al
bosque (darle
vueltas)
X
(b)
ø-wey-tia-t
ø-yaj-ket fueron
creciendo
donde ø-yaj-ket, “él/ella-ir-pretérito/
plural”, y el otro verbo —ø-ki-yawalua-t,
“él/ella-lo/a-yagualar/girar/dar vueltas-
plural”; ø-wey-tia-t, “él/ella-grande-
causativo-plural”— se halla en presente,
pese a la concordancia en persona y número.
Literalmente la primera oración se glosa
“fueron, lo/dan vuelta, el que es lugar-de/
bajo-los árboles” (a), cuyo sentido de objeto
indirecto (ki-) o de lugar (i.e.: ándele/vas-y)
se deduce del complemento (ne kuj-tan)
sin marca funcional salvo la locativa –tan
nominalizada; y la segunda, “grande-causan
fueron” (b).
***************
En (1) existe un balance entre la presencia
obligada del prejo personal —el pronombre
independiente en inglés, we nished we
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plant it— y la ausencia de la exión verbal,
viceversa en una “pro-drop language (lengua
sin pronombre obligatorio)”. Si esta técnica
—índice pronominal de sujeto y objeto en
la raíz— se reconoce como marcación en
el centro rector (head-marking language),
tal tipología deja en suspenso dos rasgos
adicionales, a saber: la serialización de verbos
conjugados y el problema de traducir un
índice de objeto en singular o en plural, sin
mencionar el género gramatical, inexistente
como en inglés. Otro ejemplo adicional (4)
conrma la economía nocional del náhuat-
pipil —cualidad de los rasgos precedentes—
al excluir el sujeto en el auxiliar, salvo su
índole plural, cuya persona se deduce del
verbo principal pospuesto.
(4) ø-tami-t teemet ti-k-mik-tia-t,
terminamos nosotros mismos de matarlo
= terminan nosotros nosotros-lo-morir-
causamos
él/ella-terminar-plural nosotros nosotros-
lo/a-morir-causativo-plural
donde el pronombre independiente, teemet,
carece de marca funcional, cuyo caso
nominativo lo adquiere por correferencia con
el índice ti…-t (véase el ejemplo 16).
En breve, a diferencia del castellano, el náhuat-
pipil presenta una marcación obligatoria
del índice de sujeto en el centro rector, y el
prejo del objeto para el verbo transitivo.
También ofrece verbos conjugados en serie
—la serialización (computer marshalling)—
cuyo tiempo-modo-aspecto (TAM) lo indica
una sola conjugación. Igualmente sucede
con la persona gramatical, a veces optativa
en ambos verbos seriales, y un plural único
–t. Se contrasta (tejemet) weli(a) tikwat,
“(nosotros) es-posible/puede comemos”,
con tiwelit tiawit, “podemos vamos”, la
primera oración sin doble índice nominativo.
Existe una tendencia tipológica hacia la
economía en la expresión de las categorías
lógico-gramaticales, al igual que hacia la
serialización.
Singular genérico y economía nocional
Por la oración (0) que precede a (1), el texto
implica que el prejo singular k- remite al
uso genérico, tal cual lo vertería el castellano
“sembramos frijol/frijoles”. Pese al plural
de los adjetivos subsiguientes en –ket —los
únicos que marcan la cantidad, el índice
pronominal de objeto prosigue la pauta
de una economía en la expresión de las
categorías lógico-gramaticales.
(0) ti-k-tuuka-t ne eet, chiili-ket, ista-ket, ne
eet kutiilti-ket…
sembramos (el/los) frijol(es), rojos, blancos,
el frijol negros…
nosotros-lo/a-sembrar-plural artículo frijol,
rojo-plural, blanco-plural, artículo frijol
negro-plural…
(el uso de -ket lo reitera la oración siguiente:
axkan tiu-t-alkui-t chikwasen xikiwit istaket,
chikwasen xikiwit chiiltiket, axkan ne
eet kutiiltiket, “ahora vamos-hacia/aquí-
cargamos seis canasto (del/de los) blancos,
seis canasto (del/de los) rojos, ahora el frijol
negros”).
Si el estudio de Lyle Campbell (The Pipil
Language, 1985) pronosticaría que el
“adjetivo es la única indicación del plural
en la frase nominal” (64) —“ne chij-chiil-
tik tsapu-t, «“los zapotes rojos (64)”/el
rojos zapote; artículo reduplicación-chile-
adjetivo zapote-absolutivo»”— desconcierta
que la reduplicación predicha la reemplace
un sujo. En efecto, de los plurales, “-ket
es el más restringido, limitado a algunos
sustantivos humanos” (51), sentido
clasicatorio jerárquico de humano adulto.
Sea en los relatos míticos el siguiente
paradigma: chuj-chuulet-ket, “ancianos”;
laj-lamat-ket, “ancianas”; (si(j)-)siwaat-ket,
“mujeres”; taakat-ket, “hombres”; ukich-
ket, “varones”, con reduplicación opcional
a signicado diverso. Acaso, en medio
siglo del idioma, se establecerían cambios
radicales aún inexplicados: sujo plural vs.
reduplicación.
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Sin asombro, la frase nal de la oración (0) —
ne et kutiiilti-ket— sólo pluraliza el adjetivo,
“el frijol negros”, convención paralela a la
inglesa que sólo lo extendería al sustantivo,
the red beans, “el rojo frijoles”. La misma
norma la rigen los números —único plural—
que se le aplican a las unidades de tiempo:
yeey metsti, “tres mes/luna”; chikwasen
xiwit, “seis año. Nótese además la homofonía
del plural en el adjetivo con la del verbo en
pretérito: -ket en ambos.
Por correferencia, el singular genérico del
sustantivo lo replica el índice de objeto
que evita usar el plural. De tal suerte, a las
oraciones “los frijoles rojos, los sembramos;
the red beans, we plant them”, el náhuat-pipil
replica literalmente: “we plant it, the red-s
bean; lo sembramos, el rojos frijol”, donde
la pluralidad de lo cultivado sólo la marca
el adjetivo, como en (0) y (1). Se establecería
un continuo de la redundancia cohesiva
o la concordancia castellana —el género
y número marcado cuatro veces (artículo,
adjetivo, sustantivo y pronombre de objeto)—
a la economía inglesa —número marcado
dos ocasiones (sustantivo y pronombre de
objeto)— hasta la híper-economía náhuat-
pipil, número en una ocasión única (adjetivo).
Por ación musical, el náhuat-pipil calicaría
como lengua minimalista posmoderna a cuya
marcación única del número se añade la del
tiempo-modo-aspecto (TAM) en uno solo de
los verbos en serie.
En breve, aplicando el postulado de
economía nocional, el plural náhuat-
pipil tiende a marcarse una sola vez en
la frase nominal —adjetivo y numeral de
preferencia— así como favorece el uso del
singular genérico. Este cualidad se extiende
al índice de objeto obligatorio en el verbo
transitivo. A la concordancia castellana
redundante se contrapone el ahorro
disonante en el enunciado de los términos
lógico-gramaticales, tal cual (5).
(5) ø-ki-pia-t mi(y)ak ka ø-kin-teki-maka-t ne
Tepewa
él/ella-lo/a-tener-plural mucho relacional
él/ella-lo/as-trabajo/cargo-dar-plural
artículo Tepehua
Los Tepehuas tienen muchos (animales) a
quienes les-otorgan-trabajo/los dirigen =
lo tienen mucho que los-dirigen/les-dan-
trabajo los Tepehuas
(donde la disonancia —el objeto singular
del primer verbo y el plural del segundo—
la resuelve la economía nocional. Queda
pendiente el doble sentido de la palabra
Tepehua; tepe-hua, “cerro/monte-dueño”,
donde tepeua, “caer, estar esparcido,
desparramar”; tepeui, “caerse de las hojas
de los árboles o esparcirse y derramarse”
(Karttunen, 229), disemi-nación en el sentido
derridiano; tepeewa, “amontonar”, tepeewi,
“abundar” (Campbell, 496-7; cf. tepee-t,
“cerro”); y te-peua, “ gente-vender, someter,
sojuzgar”).
Hibridez aritmética.
Seguramente, esta peculiaridad deriva de un
atributo del sustantivo analizado, a saber, su
índole inanimada (esta regla no se aplica en
otros relatos del libro, a plural generalizado,
quizás por inuencia castellana). Según
las gramáticas clásicas, lo inanimado carece
de plural: naawpual taria, “veinte/ochenta
(4x5/4x20) tarea(s)” (véase: puwal, “cinco
mazorcas”, Campbell, 408 y Schultze-Jena,
Gramática, 2014: 39). La marca exclusiva la
señala el adjetivo o el numeral que oscila
del sistema quintesimal (base 5) al vigesimal
(base 20): “cuatro manos/cuentas de…”;
ume/yeey i-mey tunal, “diez (2x5)/quince
(3X5) días; dos/tres su-mano día”. El uso
de i-mey evita la ambigüedad de pu(w)al,
“cuenta”: tajku-pual tunal, “diez (20/2) días;
mitad-cuenta día”. Por tanto, se deduce la
siguiente fórmula que compendia una clásica
diferencia fregeana (Frege, 49 y ss.) entre
los múltiples sentidos y la única referencia
(10): 2x5 (ume i-mey) = 20/2 (tajku-pual) =
10 (maj-tacti, mano (5)-busto (2)). El mismo
dígito exclusivo sucede a veces con lo animal,
cuyo plural no lo marca el sustantivo: naawi
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tuuchti wan yeey ayuutuch, “cuatro conejo(s)
y tres armadillo(s)” (Arauz, 49). Por la
referida economía nocional, le corresponde
a la hibridez aritmética señalar el número
del sustantivo, atributo que se añade al uso
del índice pronominal en singular genérico,
remitiendo al plural de facto.
Sumario tipológico.
Esas características tipológicas las sintetiza
el cuadro adjunto. Del análisis de una sola
oración en su amplio contexto se anota
la discrepancia radical entre la tipología
lingüística del náhuat-pipil y la del idioma
nacional, el castellano. Tal contaste lo
explicitan los cuatro rasgos (I-IV) desdoblados
en su consecuencia inmediata (bis-quinto),
esto es, once atributos gramaticales que
instituyen un ARTE peculiar de la lengua
náhuat-pipil.
Rasgos tipológicos
Marcación funcional en el verbo (I)
Sustantivo y pronombre aledaños sin marca funcional (I bis)
Falta de número en el sustantivo inanimado (II)
Uso del singular genérico (II bis)
Uso de dígitos/adjetivos como plural (II tri)
Uso del mismo plural homofónico,
-ket, en el pretérito y en el adjetivo (II cuatri)
Uso del mismo sujo verbal plural -t (II quinto)
Verbos conjugados en serie (III)
Sin regencia temporal (III bis)
Concordancia personal optativa (III tri)
Sistema híbrido: quintesimal (base 5)
y vigesimal (base 20) (IV)
donde la economía nocional la señalan I bis, II bis, II tri, II quinto, III bis, III tri…
A estas características tipológicas, esos
relatos minimistas agregan la esfera de la
posesión o, en latín, el genitivo. Esta función
gramatical oscila de la simple yuxtaposición
de dos términos, a la relación establecida para
culminar en la relación inherente. En seguida
se describe ese continuo —con un límite
inferior de tres entradas— que reemplaza
la ambigüedad castellana a un solo término:
la preposición “de”. Así se cuestiona la
dicotomía tradicional que reduce la posesión
a la alternativa simple entre lo alienable y lo
inalienable, para multiplicar la noción de lo
posesivo (para este ámbito tipológico véase:
Seiler).
Genitivos por aposición
Sean las cuatro frases castellanas siguientes,
las cuales el idioma las agrupa bajo una misma
técnica posesiva, pese a la neta diferencia de
contenido que se explicita entre paréntesis:
el árbol de coco (especie); el costal de cocos
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(contenido); el costal de algodón (materia);
el costal de Juan (pertenencia). No puede
presuponerse que la ambigüedad de un
idioma nacional se generalice a sus vecinos
subalternos. En efecto, la primera relación —
la de especie o género biológico— los relatos
la determinan por aposición o parataxis, tal
cual en las oraciones (6) y (7).
(6) ti-k-tuuka-t ne ix ne kakawa-t
nosotros-lo/a-sembrar-plural artículo
semilla/ojo artículo cacao-absolutivo
sembramos la semilla de cacao = la-
sembramos la semilla el cacao
(7) ne sakat ne akat
artículo zacate artículo caña
el zacate de caña = el zacate la caña
Si la glosa en castellano correcto obliga
a restituir la preposición “de”, dizque
posesiva, la oración náhuat-pipil prescinde
de toda subordinación genitiva para
yuxtaponer dos sustantivos, introducidos
cada uno por un artículo o determinante. Se
trata de un procedimiento no muy distinto
al del inglés peach/apple tree, que antepone
el nombre de la fruta a la palabra árbol, sin
subordinación alguna. Igualmente sucedería
en (8), salvo que se interprete el /ni/ inicial
como derivado de la secuencia n(e) i-, “el su-
“, que presupondría la misma secuencia para
el cacao. Su reescritura prescriptiva actual
sería ne itakil ne kakawat, donde el posesivo
i- resultaría correferente a kakawat.
(8) ni taakil ni kakawa-t
artículo fruta/cosecha artículo cacao-
absolutivo
la fruta del cacao = la fruta el cacao
Empero, tal interpretación jamás se
generalizaría a todos los ejemplos, negando
la existencia del recurso apositivo en la
gramática náhuat-pipil: tunal-mil, “verano/
sol-maíz; maíz de verano”; xupan-mil,
“invierno-maíz; maíz de invierno”. En efecto,
la construcción paratáctica la reconrma
la frase siguiente (9), la cual tampoco
explicita un índice posesivo en una relación
establecida entre la semilla de calabaza y la
harina que produce.
(9) ne ayuxwach pinuul
artículo alguaxte pinol
el pinol de alguaxte/pepitoria = el alguaxte
pinol
Esta misma relación apositiva o paratáctica
sucede en la relación entre el continente o
recipiente y el contenido, tal cual en las frases
(10) y (11) en seguida. En ambos ejemplos
se reitera la anticipada ausencia de un plural
en los sustantivos inanimados. Además,
de nuevo se anota el sistema numérico
quintesimal (base 5), el cual le otorga al
náhuat-pipil una tipología aritmética singular
con respecto a las lenguas mesoamericanas
a sistema vigesimal (base 20): 20 = 4 x 5
(ejemplo 10); 15 = 3 x 5 (ejemplo 11), donde
el cinco remite a la mano (i-mey/pual; las
traducciones glosan la ambigüedad).
(10) naw pual kustaal ta-wi(y)a-l
cuatro-cinco/veinte costal algo-desgranar-
pasivo/grano
veinte costales de grano = veinte/ochenta
costal grano
(11) nemi yeey pual kustaal eet
existencial tres cinco/veinte costal frijol
hay quince costales de frijol = hay quince/
sesenta costal frijol
Por este par de frases adicionales se conrma
el empleo de una técnica apositiva al
establecer una relación entre la parte y el
todo en una especie o género biológico, al
igual que entre el continente y el contenido.
Relación establecida
y relación inherente
A esta técnica paratáctica se añade el empleo
de un índice posesivo en el objeto poseído
que, por correferencia, remite al poseedor,
anticipada en la versión prescriptiva de (8).
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Se trata del procedimiento usual al expresar
una relación establecida entre ambos
términos de la frase genitiva. La misma
técnica se utiliza al referir la pertenencia,
junto al antiguo nombre relacional, axkait.
I
1
-pet Juana
1
, “su
1
petate Juana
1
; el petate
de Juana”, donde el subíndice /1/ marca
la correferencia entre el índice posesivo, un
prejo en el objeto poseído, y la poseedora.
Esta misma estructura sintáctica se encuentra
al referir la relación del fruto al árbol —la
reformulación prescriptiva de (8)— la cual
no se concibe como intrínseca, sino como un
vínculo establecido similar a la pertenencia
en (12). Una relación establecida idéntica se
deduce en (13), entre la cáscara y el fruto.
(12) ni
1
taakil ne kakawat
1
artículo-posesivo fruta artículo cacao
la fruta del cacao
(13) ne y-eewayu
artículo posesivo-cáscara
su cáscara/piel
A sabiendas que existe un sujo posesivo
adicional —-yu y -wan en plural— parecería
que las relaciones precedentes entre el
fruto y su cáscara, en el género o especie
biológica, se percibe ya establecida más que
inherente. En efecto, esos sujos se añaden
en caso de concebir un vínculo intrínseco
entre lo poseído y el poseedor. Esta relación
inherente aparece en dos ocasiones —en los
cincuentaicinco (55) renglones de los relatos
analizados. Sólo se presenta al referir la savia
o la resina del bálsamo por un préstamo del
castellano, interpretado como tal en (14), al
igual que la salsa del chile en (15). Ambas
menciones resultan asombrosas ya que,
teóricamente, se presupondría que todas
las secciones de un árbol calicarían por su
relación inherente con el todo. No obstante,
la savia, el jugo o el zumo se imaginan como
una esencia inherente, más medular a la
especie que las otras partes del vegetal.
(14) ni lecha-yu
artículo-posesivo leche-inherente
su resina/savia
(15) yaja ne i-aa-yu ne chiil
pronombre-3sg. artículo posesivo-agua-
inherente artículo chile
ésa es la salsa del chile
Parecería que existe una discordancia teórica
entre la gramática y la mitología, anticipada
por el plural clasicatorio, -ket, para los
humanos adultos. En efecto, si se presupone
que la semilla equivale al hueso — nu-uumi-
yu, “mi hueso”— resulta paradójico que una
relación establecida exprese su posesión. El
elemento más medular al fruto —la materia
dura que persiste todo deterioro hasta
regenerar la especie— carece de una doble
marca que señale su inherencia.
Coda
Por esta triple técnica sintáctica —aposición,
relación establecida y relación inherente—
el náhuat-pipil no sólo separa las nociones
genitivas que el castellano unica bajo un
rubro opaco único. A la vez, la gramática
náhuat-pipil bosqueja problemas serios al
precisar el paso y la frontera entre esos tres
mecanismos, tal cual lo visualiza el cuadro
siguiente.
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difícilmente resolverían el dilema del
cuadro anterior. ¿Acaso el jugo de un fruto
se adhiere más a su esencia que la semilla,
la hoja, la cáscara? Quizás... En los breves
textos, sólo la relación entre la resina y el
fruto porta la marca explícita de lo inherente
según la jerarquía siguiente: inherente (2
marcas) > establecida (1 marca) > aposición
marca) = posesivo
1
-sustantivo-inherente
+ sustantivo
1
(marca doble) > posesivo
1
-
sustantivo + sustantivo
1
(marca simple) >
sustantivo + sustantivo (sin marca). Las
demás correlaciones se visualizan sea desde
la aposición simple entre ambos términos —
carente de un índice posesivo maniesto—
sea desde la relación establecida, cuya
composición coincide en apariencia con la
estructura de la pertenencia. Si se prediría
que el sustantivo que denota la propiedad —
axkait— difícilmente se emplearía en ese tipo
de frases a relación establecida, no por ello su
composición genitiva lo distingue en la frase
nominal.
Ya no basta argüir una dicotomía simple
—alienable-inalienable, sin contar lo no
poseído — ya que los ejemplos precedentes
presuponen un continuo gramatical que,
además de triplicar la división, la hacen
estallar hacia una lógica poética más que
lingüística (véase: Villalpando quien
reconoce tres técnicas semejantes en el
tarahumara y la diferencia entre parte-todo
y pertenencia en mayo, ambas lenguas de
la familia yuto-nahua/azteca). Si la resina
de una planta (14-15) resulta inherente a su
esencia, la semilla (6) u origen mismo de la
especie maniesta una relación establecida
patente, lo mismo sucedería con la cáscara
(13), la hoja (7), etc., mientras la relación entre
la fruta y su harina (9), así como entre la fruta
y la especie (8) carecen de marca explícita. El
trío conceptual se cuadriplicaría de añadir —
antes de la aposición— los sustantivos jamás
poseídos (- -), hasta construir un continuo
más complejo.
Además, ausente en los micro-relatos, al
agregar el empleo de otra estructura posesiva,
semejante a la castellana — sustantivo
posesivo
1
-pal sustantivo
1
, “el X su-benecio/
Aposición Relación establecida Relación inherente
Semilla-fruta (6)
Hoja-fruta (7)
Fruta-especie (8)
Harina-fruta (9)
Continente-contenido (10-11)
Fruta-especie (12)
Cáscara-fruta (13)
Resina-fruto (14)
Salsa-fruto (15)
Posesión adnominal:
(Falta: sustantivo jamás poseído) - -
Aposición: Sustantivo + Sustantivo (sin marca) -
Relación establecida: posesivo
1
-Sustantivo + Sustantivo
1
(marca simple) +
Relación inherente: posesivo
1
-Sustantivo-inherente + Sustantivo
1
(doble marca) ++
Aun si las gramáticas tradicionales se regodean en escindir la posesión alienable de la inalienable,
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Revista Humanismo y Cambio Social. Número 8. Año 4. Julio - Diciembre 2016Pág. 93-102
Arte náhuat-pipil / De la tipología al posesivoRafael Lara-Martínez
de Y”— se extenderían las fórmulas genitivas
aún más: tee-pal, “(es) lo ajeno; gente-
benecio/de/por/para”. Acaso bastaría
despojar –pal de su carácter de nombre
relacional para volverlo una preposición,
según lo exige la gramática castellana:
poseído pal poseedor = X de Y. Empero, el
empleo posesivo de -pal parece más antiguo
en oraciones ecuativas que expresan la
pertenencia, como en las oraciones citadas
en (16). Tal vez su uso actual generalizado
amplia la antigua esfera del “contacto vs.” la
“distancia” como “parámetro” constitutivo
de la posesión (Seiler, 2008: 11).
(16) (a)
— Wan ne ø-nu
1
-pal naja
1
kati(y)a wel? (a)
— Ne nak-tuk un-kan muchi ø-mu-pal. (b)
— ¿Y lo que es lo-mío/me pertenece (a
mí) cuál es? / ¿Compañía artículo él-ella-
posesivo-benecio yo cuál? (a)
— Lo que queda ahí es todo lo tuyo/que
te pertenece / Artículo quedar-participio
ahí/aquello-donde todo él-ella-posesivo-
benecio. (b)
(Nótese que el pronombre independiente,
naja, carece de función gramatical, dada
la tipología de la lengua a marcación en el
centro rector (véase el ejemplo (4)). Su sentido
sintáctico lo adquiere por correferencia con el
posesivo nu-).
(b)
ini kal
1
yujcasu inte yaja
1
ø
1
-nu-pal
esta casa acaso no es ella la que me-pertenece/
es-mía
esta casa acaso no él-ella él-ella-mi-benecio
(donde la función gramatical del pronombre
independiente, yaja, la determina su
correferencia con kal y ø, el sujeto del nombre
relacional de pertenencia, -pal).
Igualmente sucedería con el uso actual de
pi(y)a —“tener”— cuyo sentido moderno J.
Lockhart lo data del siglo XVII para el altiplano
central mexicano por calco castellano. Por
tentación evolucionista, su generalización
actual respondería a que “el dominio de la
solidaridad se reduce en proporción directa
a la apertura de los canales comunicativos y
a la multiplicación de los contactos sociales”
(Seiler, 1981: 22), reduciendo “el ángulo de
ego” y la “esfera personal” de lo inherente.
Para redondear la esfera de la posesión,
existen oraciones con un sujo llamado
aplicativo: -lia/lij. Cual marca explícita del
índice de objeto —en su función gramatical
indirecta o dativa– el aplicativo presupone
una relación inherente o establecida entre
el dativo y el acusativo expreso en una frase
nominal independiente, como en la oración
(17).
(17) ini kal ti-k-ita-ya ken ø-nech-yek-chiwi-
lij-ket
Esta casa que tú ves ¡cómo me la decoraron!
Esta casa tú-lo/a-ver-énfasis cómo él/ella-
me-bien/bueno-hacer-aplicativo-pretérito/
plural
(de eliminar la frase nominal “esa casa”
y el aplicativo, nech-, “me”, marcaría el
acusativo).
De tal manera, la esfera de la posesión
aumentaría en sus recursos sintácticos y en su
signicación diferenciada, gracias a esos tres
procedimientos de “posesión predicativa”
(Seiler, 2008: 8), adicionales a la adnominal, a
saber: -pal, -ser/benecio de”, piya, “tener”,
y –lia, “aplicativo”. La primera clasicaría
como oración ecuativa; la segunda, (semi)
transitiva y la tercera, plenamente (bi)
transitiva, a la cual se añadirían verbos que
expresen “control físico o manual” de un
objeto (Seiler, 2008: 25): k-iix-ti-lia, “quitar”;
k-ichteki, “robar”; ki-kwi, “coger/agarrar”,
etc. Este paso progresivo de lo ecuativo a
lo transitivo identica al poseedor en su
calidad de sujeto gobernante que le sanciona
al poseído un atributo de objeto regulado,
bajo control, según lo determinaría la
jurisprudencia (véase: la correlación agente-
poseedor, índice verbal del sujeto transitivo
y posesivo, en las lenguas mayas).
Oración
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Arte náhuat-pipil / De la tipología al posesivo
Rafael Lara-Martínez
ecuativa (semi)transitiva (bi)transitiva
-pal piya verbos de control
(axcait, colonial) -lia
- +
Conclusiones
Sin resolver el problema, se concluye
que hacia el siglo XXI aún no existe una
descripción pormenorizada de la esfera de la
posesión en náhuat-pipil. No convencen las
oposiciones fáciles —alienable-inalienable—
ya que los datos más elementales, la
descripción de algunas plantas, cuestiona la
rigidez dual de tal clasicación, tal cual lo
prediría Seiler: “los dos términos ‘inalienable’
vs., ‘alienable’ […] son equívocos” (2008: 18).
Por tentación evolucionista, su disolución
actual respondería a que “el dominio de la
solidaridad se reduce en proporción directa
a la apertura de los canales comunicativos y
la multiplicación de los contactos sociales”
(Seiler, 1981: 22).
En cambio, el verdadero rescate de una
lengua signica el estudio profundo de
sus diversas categorías gramaticales y de
sus dimensiones tipológicas, sincrónica y
diacrónicamente. A este ámbito inexplorado,
los autores clásicos le llaman el ARTE de la
lengua —los modernos tipología, estrategias
o técnicas— cuyas nociones gramaticales
resultan tan esenciales como su poética.
Se trata de una cuestión de memoria histórica
cuya temática actual —la violencia— jamás
reere el linguicidio o glotofagia del náhuat-
pipil como rubro constitutivo de la identidad
nacional…
Refrencias bibliográficas
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