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Revista Humanismo y Cambio Social. Número 8. Año 4. Julio - Diciembre2016
La reconstrucción histórica de las comunidades aborígenes del Caribe Sur de Nicaragua
Leonardo Daniel Lechado Ríos
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Resumen
En el presente trabajo se analizan fuentes documentales y fuentes arqueológicas que aportan datos
sustantivos para la comprensión del desarrollo socio-económico experimentado por las comunidades
aborígenes que habitaron el territorio que comprende la actual Región Autónoma de la Costa Caribe
Sur nicaragüense (RACCS), entre el 4140 a. C y 1502 d. C, y sus vínculos regionales. El análisis
de estas fuentes y otras sucedáneas, son la base desde la cual se extraerán los datos para un estudio
mayor en proceso.
En el desarrollo del escrito también se sistematiza información extraída de fuentes arqueológicas
e históricas. Dicha información están organizadas para ser usadas desde la perspectiva del método
etnográco permitiendo con ello la comprensión de los procesos sociales de las comunidades con
ascendencia aborigen.
También se realiza una breve valoración sobre aspectos teórico-metodológicos implementados
desde las ciencias sociales, permitiendo el conocimiento, la comprensión, origen y evolución de
las comunidades ancestrales que habitaron el territorio señalado. Asimismo, se encauza el método
retrospectivo, contribuyendo al fortalecimiento de las interpretaciones de los contextos arqueológicos
documentados en esa región caribeña, con aportes novedosos en la práctica de la arqueología nacional
con enfoque regional.
Palabras claves: Fuentes documentales. Fuentes arqueológicas. Base de datos especializada. Caribe
nicaragüense. Arqueología. Antropología. Aborígenes. Historia.
Abstract
In the present work, we analyze documentary and archaeological sources that provide substantive
data to understand the socio-economic development experienced by Aboriginal communities that
inhabited the territory that comprises the current Autonomous Region of the Nicaraguan Caribbean
South Coast (RACCS), (RACCS) from 4140 b. C to 1502 a. C and their regional links. The analysis
of these sources and other substitutes are the basis from which the data will be extracted for a larger
study in process.
Information extracted from archaeological and historical sources is also systematized. This
information is organized to be used from the ethnographic method, allowing an understanding of the
social processes of aboriginal communities.
Keywords: Documentary sources, Archaeological sources. Specialized Database. Nicaraguan.
Caribbean. Archaeology. Anthropology. Aborigines. History.
La reconstrucción histórica de las
comunidades aborígenes del Caribe Sur de
Nicaragua (un acercamiento a sus fuentes)
Leonardo Daniel Lechado Ríos
Lechadorios@hotmail.com
HIS TORIA
Recepción: 24-09-16/Aceptación: 25-11-16
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La reconstrucción histórica de las comunidades aborígenes del Caribe Sur de NicaraguaLeonardo Daniel Lechado Ríos
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Introducción
El objeto de estudio de las ciencias sociales es
el ser humano y de forma complementaria,
el espacio donde este se desarrolla socio-
económicamente en el devenir del tiempo,
comúnmente en sociedad. A su vez, dentro
de estas ciencias sociales, la Arqueología
estudia la evolución social y económica de las
culturas pasadas, sobre todo las ya extintas,
esto lo hace por medio de las evidencias
materiales que se fueron produciendo en
el pasado y de las cuales solo encontramos
parte de ellos en el presente.
Dentro del marco de esa teoría, la Región
Autónoma de la Costa Caribe Sur (RACCS)
de Nicaragua no es la excepción, ya que
en este territorio se han identicado
evidencias de ocupaciones humanas desde
hace aproximadamente 6000 años, las más
antiguas de Nicaragua, lo que nos motiva
a revalorizar la forma de vida que tuvieron
esos grupos humanos aborígenes en las
diferentes etapas de poblamiento de ese
territorio caribeño.
Como objetivo de esta investigación, se ha
propuesto valorar el aporte de las fuentes de
información, como herramientas esenciales
de consulta para investigar el desarrollo
socio-económico experimentado por las
comunidades aborígenes que poblaron la
Costa Caribe Sur nicaragüense, entre el 4140
a. C y 1502 d. C, y sus vínculos regionales.
En ese sentido, la reconstrucción histórica de
las comunidades aborígenes que habitaron la
RACCS y sus vínculos regionales, requiere
de una revisión y valoración crítica sobre
las fuentes de información documentales y
materiales que existen en torno al territorio
en estudio y regiones aledañas. Esto
permitirá conocer aquellos aspectos teórico-
metodológicos y transdisciplinarios que se
han venido implementando en la zona para
comprender el origen y evolución de las
comunidades ancestrales que habitaron esta
región caribeña.
Por ello, para el análisis y procesamiento
que brindan las fuentes de información,
se ha recurrido a ciertos procedimientos
metodológicos, lógicos y mentales que toda
investigación conlleva, entre ellos la síntesis,
la deducción y la inducción. En este proceso
nos hemos auxiliado de diversas técnicas
para la recopilación de información, chas
de contenido y bibliográcas, bases de datos,
cuadros comparativos, entre otros.
Siguiendo lo anteriormente expresado, se ha
considerado que mediante la sistematización
de la información arqueológica de la RACCS,
la homogenización de los criterios de análisis
en los sitios arqueológicos allí documentados
y la articulación teórica-metodológica
transdisciplinar, nos podremos aproximar
a una mejor comprensión e interpretación
histórica de los procesos socio-económicos,
las sociedades antiguas que poblaron
este territorio y sus vínculos con otras
culturas del interior del país y de la región
centroamericana.
Tradicionalmente se delimitan grandes
áreas culturales basado en diversidad,
predominio o ausencia de rasgos distintivos.
Muchas veces estableciendo estas áreas como
espacios cerrados, negando la posibilidad
del establecimiento de relaciones socio-
económicas con otras culturas aledañas.
Se exploran entonces dos trabajos. En primer
lugar el del antropólogo Paul Kirchhoff,
quien en 1943 dene “Mesoamérica” para
todas aquellas culturas que alcanzaron
altos niveles de complejidad organizativa
entre Honduras y frontera norte de México,
incluye gran parte del Pacíco nicaragüense.
En segundo lugar nos encontramos con
Meritzel Touz (2002), quien recopila y analiza
diversas propuestas de áreas culturales que
de una forma u otra involucran el territorio
nicaragüense, entre ellas reere a Wolfgang
Haberland quien en 1957 acuña al término
“Área Intermedia” por primera vez, como
un espacio geográco conector entre las
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denominadas “altas culturas” del norte y sur
de América, basándose para ello, en aquellos
elementos culturales ausentes en ese espacio,
incluye todo el territorio nicaragüense;
igualmente señala a Julian Steward (1948),
quien propone el término del área cultural
“Circum-Caribe” que contempla el territorio
que se extendía entre la frontera maya
de Honduras hasta Colombia, incluida
Nicaragua; también retoma a Norweb (1961),
quien propone el término “Gran Nicoya”, no
necesariamente como una zona marginal de
Mesoamérica, zona que se caracterizó por
un desarrollo interno propio muy complejo,
localizado entre la costa del Pacíco de
Nicaragua, desde el Golfo de Fonseca,
hasta la Provincia de Guanacaste en Costa
Rica; y nalmente destaca a Óscar Fonseca
quien en 1996 propuso la denominada
“Área de Tradición Chibchoide” o “Región
Histórica Chibcha”, incluyendo la América
Central hasta el norte y centro de Colombia,
incluyendo Nicaragua.
En estas fuentes documentales, se puede
argumentar, existe un común denominador:
son excluyentes, porque en muchas de esas
áreas culturales no se toman en cuenta las
interacciones culturales desarrolladas con
las Antillas o islas caribeñas, como si estas
no fuesen parte de América. Se logra inferir
que la RACCS ha sido integrada dentro de
algunas de las propuestas, sin embargo, al
realizar la búsqueda y análisis de los datos
contemplados para ello, no se logra conocer
en que se basaron para tal n, dado que
no hay datos arqueológicos concretos que
fundamenten su inclusión.
A continuación enfocamos la propuesta
planteada en el objetivo de la investigación que
consiste en valorar las fuentes documentales
que nos ayuden a comprender el desarrollo
socio-económico experimentado por las
comunidades aborígenes que poblaron la
Costa Caribe Sur nicaragüense, entre el 4140
a. C y 1502 d. C, y sus vínculos regionales.
Aporte de las fuentes
documentales históricas
Las fuentes documentales son de mucha
importancia para comprender diversos
fenómenos sociales vinculados con la
evolución histórica de las sociedades
humanas con todas sus implicaciones socio-
culturales, económicas, administrativas,
jurídico-políticas, etc.
Comúnmente en las ciencias sociales
nos auxiliamos de fuentes tales como:
los documentos gráca, cartográcos, la
revisión de fuentes bibliográcas editadas
e inéditas, la consulta de archivos y otros
documentos escritos. Sin embargo, existe
otra variedad de fuentes primarias que en
muchas investigaciones no se valoran como
tal, ejemplo, las evidencias arqueológicas,
fuentes orales y manifestaciones artísticas
de las sociedades antiguas reejadas en los
petrograbados, códices o iconografía.
En consecuencia, esta ocasión vamos
a referirnos mayormente a las fuentes
primarias de información, que servirán
para ampliar conocimientos y fortalecer
las interpretaciones sobre las sociedades
aborígenes de la RACCS. Para ello, las
deniremos como todos aquellos documentos
o materiales que contienen información
original, de primera mano, que no ha sido
alterado su contenido.
Señalamos entonces que desde inicios del
siglo XVI hasta mediados del siglo XIX,
se conocen datos descriptivos de la región
centroamericana, a través de las crónicas
de los primeros españoles que vinieron
a América y los escritos de viajeros y
exploradores que estuvieron por nuestros
territorios, por ejemplo, Fernández de
Oviedo en 1526; Antonio de Ciudad Real en
1873 y viajeros tales como Squier en 1860,
Levy en 1876 o Bovallius en 1886; inclusive
hay datos sobre la expedición de Cristóbal
Colón en sus diversos viajes, en el documento
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titulado Relaciones y Cartas de Cristóbal
Colón (1892).
Es así que tantos las crónicas, como los
escritos de los viajeros y explorados
brindan importante información sobre
las comunidades existentes en la Región,
durante la colonia. Hacemos hincapié en que
las comunidades tienen orígenes ancestrales,
por lo que se puede realizar, mediante
análisis retrospectivo, cierta reconstrucción
histórica de las comunidades antiguas que
habitaron el territorio nacional y sus vínculos
regionales.
Dentro de esa misma línea se identica al
viajero John Roach, 1798 (WANI, 1991),
quien señala aspectos arqueológicos
identicados en la zona. También al
especialista de las ciencias naturales, biólogo
y naturalista T. Belt (1874), quien brinda
descripciones geográcas integrales (ora,
fauna, hidrografía, etc.) de diversas regiones
del territorio nacional donde se emplazan
comunidades humanas ancestrales. Ambos
proporcionan una base documental
para investigar y corroborar mediante
intervenciones arqueológicas información
que profundizaría en un mejor análisis de
los procesos sociales y económicos de las
culturas que produjeron la materialidad
generada en esos espacios.
Hay que mencionar además, que en muchas
de las investigaciones arqueológicas, incluso
las históricas-antropológicas, desarrolladas
en el territorio nacional (sobre todo en
el Pacíco y centro nicaragüense) se han
retomado como fuentes de referencia la
información brindada por cronistas tales
como Fernández de Oviedo.
En ocasiones se da como un hecho que la
mayoría de sitios arqueológicos localizados
en estas regiones, coinciden con lo expresado
por Oviedo en 1526, ya que asocian mucha
de la evidencia material arqueológica con las
sociedades mencionadas por este personaje,
sin embargo, se debe tener cuidado en este
aspecto, debido a que, en la mayoría de
ocasiones, la evidencia material de esos
espacios reeja diversos períodos y de mayor
antigüedad al que indican las crónicas, por
tanto, son culturas distintas que hicieron uso
de esos espacios.
Durante las últimas décadas ha habido un
mayor interés de los cientícos nacionales
anes a las ciencias sociales por reconstruir la
historia antigua de Nicaragua. Esto lo vemos
en la incrementación de los estudios históricos
y arqueológicos en: Romero (1996), Incer
(1993) y Arellano (1998), quienes retoman
parte de las descripciones de las crónicas y
los escritos de viajeros y exploradores del
siglo XVI hasta el siglo XIX para realizar
nuevas inferencias sobre las comunidades
antiguas de Nicaragua, y aunque los datos
reejan parte de la forma de vida de las
sociedades existentes al momento de la
colonización europea, muchos de los datos
fueron contrastados posteriormente con
resultados de investigaciones arqueológicas
y estudios lingüísticos.
Se debe agregar que existen documentos
históricos, aunque muy pocos, que se
reeren a las sociedades humanas que
habitaban la Costa Caribe Sur nicaragüense
a la llegada de los primeros europeos (siglo
XVI). Por lo que será importante retomar y
analizar documentos históricos más tardíos
que aborden aspectos vinculados con las
poblaciones existentes en esta Región entre el
siglo XVII y XVIII, para conocer la forma de
vida de las culturas allí descritas y mediante el
método retrospectivo realizar analogías para
comprender y reconstruir parte de la forma
de vida de las sociedades ya desaparecidas.
Tal es el caso del historiador Patrick
Werner (2009), quien en su trabajo titulado
“Etnohistoria de la Nicaragua temprana”,
realiza una recopilación sistemática de una
serie de documentos históricos que recogen,
entre otras cosas, datos socio-económicos
sobre las comunidades originarias que
habitaban el territorio nacional durante
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la conquista española. El nombre es muy
sugerente, pero la mayoría de datos
están enfocados a las comunidades que
habitaron Centro, Norte y Pacíco de
Nicaragua, dejando por fuera datos sobre las
comunidades que habitaban la Costa Caribe,
en esos mismos momentos históricos.
Es así que son muchos los estudios que siguen
esta línea, sin embargo, en esos mismos
documentos históricos hay más de un dato
disperso que perfectamente puede retomarse
para contribuir a la comprensión de ciertos
procesos sociales que se desarrollaban en
la RACCS. Es necesario tener claro que las
sociedades humanas son muy dinámicas
y entre otras cosas desarrollaron diversas
estrategias para intercambios sociales y
comerciales entre culturas de distintas
regiones, por tanto no se deben ver las
regiones como espacios aislados, para
comprender el poblamiento integral de
nuestro territorio nacional.
Tenemos por ejemplo a Clemente y a
Gassiot (2008), quienes señalan que los
primeros datos obtenidos de la Costa
Caribe nicaragüense fueron de carácter
etnohistóricos aportados por Crawford y Le
Baron, Squier y Conzemius, desde el siglo
XVII, además estas fuentes reeren que la
Región fue descrita como una zona muy poco
poblada y apenas modicada por la acción
antrópica donde se documentan poblaciones
indígenas organizadas en grupos pequeños
y que, pese a contar con una agricultura
elemental, dependían prácticamente de la
caza, la pesca y la recolección.
Es así que hoy en día se sabe, que a
diferencia de lo que reejan esos relatos,
existieron comunidades con organización
socio-económica compleja como la del sitio
arqueológico el Cascal de Flor de Pino y
que a la llegada de los europeos éstas ya
se habían extinguido por causas aún no
determinadas. En cuanto a una región
“poco poblada”, hizo falta referirse en
comparación a qué otras zonas del resto
del Caribe, además, fue calicada de esta
manera porque no encontraron grandes
poblaciones concentradas en poblados o
aldeas con arquitectura compleja (grandes
construcciones con muros de piedras,
escalinatas, templos, entre otros).
Respecto a lo anterior, podríamos señalar
que gracias a los documentos y observación
directa que realizamos sobre las comunidades
originarias Ramas que habitan la RACCS,
auxiliándonos para ello del método
etnográco, retrospectivo y haciendo uso
de analogías, pudimos saber y comprender
que en la actualidad esas poblaciones viven
en equilibrio con el bosque y su entorno,
quienes se ven favorecidos con el entorno en
que se establecieron.
Muchos de estos grupos solamente requieren
de casas ligeras y campamentos temporales
para protegerse, ya que en algunos casos,
viven a orillas de los ríos, o del litoral, pero
cazan y hasta cosechan en pequeña escala en el
bosque. Efectivamente, son estas actividades
las que no conllevan a modicaciones
antrópicas signicativas en el medio, lo que
no representa que se encuentre despoblado,
pues su arquitectura es amigable con el
medio debido a las condiciones climáticas.
Por todo lo anterior concluimos, que
no se puede negar que las crónicas son
excelentes referentes para comprender
ciertos procesos sociales con ascendencia
aborigen y la evolución del ser humano y el
medio geográco en el tiempo, pero, deben
retomarse con mucho cuidado y rigor.
Igualmente los censos o tasaciones, son
fuentes primarias que brindan valiosa
información de las sociedades tardías y
el medio en que estas se desarrollaban
(organización, localización geográca,
costumbres, tecnologías, etc.), sin embargo,
no podemos tomar sus datos ciegamente,
porque son escritas por la persona que está
directamente involucrada en el evento y por
lo tanto, ofrecen un punto de vista desde
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adentro, y podría carecer de objetividad al
responder a los intereses que rodean a las
personas involucradas.
Recordemos que en parte el interés de los
colonizadores europeos por el indígena y
sus costumbres, se debió esencialmente a
razones prácticas, ya que precisaban del
conocimiento ancestral para asegurarse el
acceso y explotación de los recursos naturales
y dominio cultural.
Seguidamente pasaremos a otro de los
objetivos del presente trabajo, como es el de
valorar otras fuentes de información, que
nos ayudarán a comprender el desarrollo
socio-económico experimentado por las
comunidades aborígenes que poblaron la
Costa Caribe Sur nicaragüense, entre el 4140
a. C y 1502 d.C, y sus vínculos regionales.
Aportes de las fuentes arqueológicas
En este apartado indicamos que la
investigación arqueológica en Nicaragua se
ha caracterizado por dedicarle mayor énfasis
al análisis del material cerámico, como uno de
los elementos del registro arqueológico que
más datos aporta para asignar adscripciones
crono-culturales y denir posibles relaciones
de intercambios comerciales o contactos
entre diversas sociedades del territorio
nicaragüense y la Región centroamericana,
sin embargo, muy pocas veces se profundiza
en la inmensa variedad de elementos que
conforman los sitios arqueológicos, peor
aún, no se desarrolla una fundamentación
teórica y metodológica para el análisis de esa
otra parte del registro arqueológico, por ello
muchas veces las interpretaciones suelen ser
muy simplistas.
Podemos armar que tan valiosos datos se
obtienen de la industria cerámica, como de
la industria lítica, fauna, vegetal, estructuras
funerarias, códices, construcciones, entre
otras fuentes de información.
Todas esas fuentes evidencian aspectos del
modo de vida de las comunidades que las
produjeron, por tal razón el asunto está en
saber cómo enfocar y enfrentar el problema
a resolver, articular mediante estudios
transdisciplinarios la fundamentación teórica
y metodológica necesaria. Es decir, saber
hacer las preguntas precisas a la materialidad
estudiada, en función del interés que se tenga
sobre la sociedad en estudio.
En consecuencia enfocaremos varios datos
obtenidos de fuentes arqueológicas como
una forma de ejemplicar la información que
brindan esas otras evidencias.
Iniciamos entonces sustentando que en las
últimas cinco décadas se han desarrollado
pocos, pero signicativos aportes, desde la
ciencia arqueológica, para comprender el
poblamiento e historia antigua de esta Región
(RACCS). Ello ha permitido, entre otras cosas,
ampliar los conocimientos sobre el modo de
vida de las sociedades que habitaron parte de
este territorio nicaragüense, la variabilidad
tecnológica y el desarrollo socio-económico
experimentado en el tiempo, incluyendo
los vínculos regionales comerciales o de
intercambio establecidos entre las culturas
ancestrales de este territorio y la Región
centroamericana.
En este sentido encontramos, que los grupos
humanos más antiguos de este territorio
(cazadores-recolectores o apropiadores) se
han identicado en el sitio arqueológico
Monkey Point, un montículo creado a base
de acumulaciones de conchas (conchero)
localizado en el litoral caribeño al sur de
Blueelds con fechas radio-cárbónicas de
6140 ± 30 BP (Beta 375583).
En ese sitio se han identicado tecnologías
muy sencillas y en bajas densidades,
sugiriendo apropiación directa de los
recursos (ecofactos) y con modicaciones
mínimas a los objetos. Descubriéndose
además una osamenta humana perteneciente
a una mujer adulta, orientada norte-sur y
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depositada en una pequeña fosa en posición
de cúbito dorsal con las extremidades
inferiores exionadas y las extremidades
superiores extendidas, con la parte frontal
del cráneo en posición vertical y viendo
hacia el Este. Por debajo de la osamenta se
identicaron pequeños clastos basálticos
(menores de 10cm) depositados como base
del entierro, los que a su vez se apoyaban en
un nivel de sedimentos con carbones cuyo
espesor mayor no sobrepasaba los 10cm.
(Balladares, Gaitán, y Lechado, 2014).
Igualmente existieron sociedades tardías
con asentamientos estructurados, variedad
y densidad de tecnologías ancestrales muy
complejas como el sitio arqueológico El Cascal
de Flor de Pino, en el municipio de Kukra
Hill, conformado por arquitectura compleja
y diversidad tecnológica especializada. Se
presume que este último sitio es el reejo
de la mayor complejidad socio-económica
de la Región entre el 900 a. C. y el 900 d.C.
(Gassiot, 2003).
Agregamos que Aníbal Martínez en 1977
realizó excavaciones en los sitios de Tacaniste
y Laureles en el valle de Nueva Guinea al
sur de la RACCS. Posteriormente Gregorio
Smutko en 1985, mediante dataciones de
radio Carbono-14 calculó que esos sitios
tenían antigüedad de 100 a.C. La materialidad
documentada vincula culturalmente la zona
Sur de la RACCS con la región del Pacíco de
Nicaragua y el Caribe Norte de Costa Rica.
A lo anterior Balladares y Lechado (2014),
refuerzan esa interrelación a través de
la comparación de sitios con estructuras
circulares muy similares, documentados
en Kukra Hill (Clemente et al., 2008), Bang
Kukuk (Balladares et al., 2014), Nueva
Guinea (Balladares y Lechado, 2007) y
la Zona de Cañas-Liberia, este último en
Costa Rica, señalado por Boyle (2008)
1
, los
dos últimos sitios señalados resultaron ser
tumbas, marcando patrones funerarios muy
similares.
De igual manera, entre 1998 y 2006, en el
sector de Laguna de Perlas, Kukra Hill y Bahía
de Blueelds, se documentaron 83 espacios
de interés arqueológico, determinándose
diversos momentos de ocupaciones humanas
en el territorio y con ello una explotación
intensa de la fauna terrestre y acuática,
continua, de más de 3000 años de antigüedad
entre 1400 a. C. y 900 d. C. (Gassiot, 2002).
Más del 90% de los sitios corresponden a
concheros arqueológicos localizados en las
antiguas zonas costeras, reejando un modo
de vida especializado en la explotación
marina, combinando con actividades de caza
y de recolección terrestre.
Cabe destacar, que a partir del 2012, se
coordinaron acciones entre el Centro de
Investigaciones de la Costa Atlántica
(CIDCA), de la Blueelds Indian Caribbean
University (BICU) con sede en la ciudad
de Blueelds, capital de la RACS, y el
Centro Arqueológico de Documentación e
Investigación (CADI), de la UNAN-Managua
para la ejecución de investigaciones,
cuyo propósito era conocer el potencial
arqueológico del territorio Rama-Kriol. En
esa ocasión se lograron identicar 78 nuevos
sitios arqueológicos, entre ellos petroglifos,
estructuras monticulares, posibles tumbas,
sitios con material en supercie, concheros,
entre otros. (Byers et al, 2014).
Asimismo, en este territorio también se
descubrió una variedad en la técnica de
producción de instrumentos líticos, ya que
se identicaron elementos macro-pulidos
(hachas pulidas, pistilos, piedras y manos de
moler), indicativos de actividades vinculadas
al procesamiento de granos y vegetales,
propio de sociedades agrícolas.
1 CabemencionarqueFrederickBoyleretomaeldatodeGuerrero,VicenteySolísdelVecchioen“LospueblosantiguosdelazonaCaña-
Liberia”en1997.EnelreerelaexcavacióndeunatumbaencontradaenelsitioG-90.
79
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La reconstrucción histórica de las comunidades aborígenes del Caribe Sur de NicaraguaLeonardo Daniel Lechado Ríos
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De igual manera se identicaron elementos
tallados por percusión directa y con
formatización secundaria (posibles puntas
de lanzas, raederas, lascas, núcleos, etc.),
indicadores de actividades de corte y caza.
Las materias primas encontradas eran
variadas y posiblemente de procedencia local
debido a la abundancia de la misma materia
prima en el entorno, muy similar a la de los
artefactos antes mencionados.
Se debe agregar que, según análisis
comparativo realizado con los materiales
cerámicos descritos por Richard Magnus
en 1974, la cerámica identicada reeja
secuencias ocupacionales posteriores a
nuestra era. Desde Blueelds hasta Bang
Kukuk se recolectaron elementos cerámicos
diagnósticos pertenecientes a los complejos
Jarquín (400 800 d. C.) y Kukra Point (800
- 1200 d.C.).
En recientes estudios (Balladares y Lechado,
2016), se ha podido determinar también que
la técnica decorativa se extiende, inclusive en
el municipio de muelle de Los Bueyes, hacia
el extremo oeste de la RACCS.
De igual modo, en algunos estudios
arqueológicos realizados en la zona de
norte y oeste del actual límite de la RACCS
(Tumarín y Navarro, 1998; Chontales y
Geurds, 2010, 2011, 2012), presentan sitios
con rasgos y características muy similares
a los documentados en la zona litoral,
sin embargo, muy poco se ha hecho para
intentar esclarecer la relación crono-cultural
entre estos territorios de la misma región,
aunque sí se plantean relaciones con regiones
más distantes como el Caribe colombiano. En
parte se ha considerado, que esto se debe a
la falta de una propuesta que unique los
criterios para el análisis de las sociedades
antiguas, lo que diculta la comprensión
diacrónica y sincrónica en ciertos procesos
socio-económicos.
Finalmente podemos expresar, que todas estas
otras fuentes documentales que nos ilustran
patrones de asentamientos identicados en
la RACCS, hasta la fecha, son muy variados
(en distribución, materialidad, densidad y
calidad), reejando que la evolución socio-
económica de las culturas que allí habitaron
no fue unilineal, sino que se desarrollaron en
forma desigual en el devenir del tiempo y
espacialmente.
Consideraciones finales
Con el propósito entonces de enriquecer
las investigaciones para la reconstrucción
histórica de las comunidades aborígenes
del Caribe Sur nicaragüense y sus vínculos
regionales, se hizo una exploración
general de fuentes documentales y fuentes
arqueológicas en toda su variedad y
clasicación, encontrando en este primer
análisis un conglomerado de fuentes
especícas para benecio de los trabajos
sobre el tema.
Como se arma arriba, procederemos
a enmarcar algunos datos extraídos de
las fuentes especícas de información
encontradas, sean estas documentales
o arqueológicas, como ejemplos de
enriquecimiento para los trabajos de
reconstrucción de esa historia en particular.
Con ese punto de partida, concluimos que en
Nicaragua no se dieron desarrollos culturales
tan complejos (en cuanto a infraestructura o
arquitectura monumental se reere) como
los establecidos hacia el Norte (sitios mayas
de Honduras, El Salvador o Guatemala) o
sur de la Región centroamericana (Guayabo
de Turrialba en Costa Rica).
El panorama es un poco más complejo
si sumamos el poco desarrollo de las
investigaciones arqueológicas, sobre todo
hacia el Centro-Norte y Caribe del país. Ello
ha provocado que, tradicionalmente, estas
regiones se incluyan dentro de una u otra
demarcación cultural regional, sin contar
con datos precisos que soporten el porqué de
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su inclusión en estas. Lo bueno de todo eso
es que, aunque con pocos datos sobre esas
sociedades ancestrales, el territorio nacional
es, obligadamente un punto geográco de
referencia para la formulación de teorías sobre
el poblamiento de la región centroamericana,
el Caribe y resto del continente americano.
El territorio nacional posee una posición
estratégica fundamental en ese proceso que
permitió el poblamiento y desarrollo de
las culturas americanas, no solo funcionó
como corredor migratorio o conector, entre
sur, norte o Caribe, también se asentaron,
desarrollaron y cohabitaron diversas culturas
que obligadamente se deben tomar en
cuenta para los planteamientos migratorios
ancestrales.
Cabe señalar también, que la falta de un
marco teórico metodológico apropiado y
amplitud en la visión de los investigadores
que abordaron esas áreas de estudio ha hecho
difícil comprender el poblamiento antiguo
integral de la región centroamericana y
caribeña. En el desarrollo de la arqueología
nacional está pasando lo mismo, muy poca
fundamentación teórica-metodológica en los
planteamientos.
Asimismo, comúnmente se re-escribe
sobre lo ya re-escrito, lo que hace que se
desarrolle arqueología muy tradicional con
planteamientos vertidos varias décadas
atrás y nada novedosos, lo que conlleva
explicaciones muy simplistas sobre ciertos
fenómenos sociales.
Es importante destacar que muchos de los
resultados obtenidos en esas investigaciones
han sido producto de diversos procesos
articuladores entre las ciencias; por
ejemplo, para la reconstrucción paleo-
ambiental, de cuales quiera de los sitios,
es de obligado requerimiento contar con
apoyo de químicos, biólogos, arqueólogos,
geógrafos, cartógrafos, geólogos, sociólogos,
antropólogos e historiadores, entre otros
especialistas.
Lo anterior, con el n de mejorar la
comprensión de ciertos fenómenos
sociales (formas y modo de producción,
producciones y cantidades producidas,
relaciones comerciales internas y externas,
cantidad y valor de los productos exportados,
rutas y redes) y naturales de forma más
integradora, se ha buscado como explicar esa
complementariedad ser humano-medio, ya
que no se puede concebir el desarrollo social
y económico de una sociedad sin tomar en
cuenta el medio.
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