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Revista Humanismo y Cambio Social. Número 8. Año 4. Julio - Diciembre2016
La reconstrucción histórica de las comunidades aborígenes del Caribe Sur de Nicaragua
Leonardo Daniel Lechado Ríos
Pág. 72-82
la conquista española. El nombre es muy
sugerente, pero la mayoría de datos
están enfocados a las comunidades que
habitaron Centro, Norte y Pacíco de
Nicaragua, dejando por fuera datos sobre las
comunidades que habitaban la Costa Caribe,
en esos mismos momentos históricos.
Es así que son muchos los estudios que siguen
esta línea, sin embargo, en esos mismos
documentos históricos hay más de un dato
disperso que perfectamente puede retomarse
para contribuir a la comprensión de ciertos
procesos sociales que se desarrollaban en
la RACCS. Es necesario tener claro que las
sociedades humanas son muy dinámicas
y entre otras cosas desarrollaron diversas
estrategias para intercambios sociales y
comerciales entre culturas de distintas
regiones, por tanto no se deben ver las
regiones como espacios aislados, para
comprender el poblamiento integral de
nuestro territorio nacional.
Tenemos por ejemplo a Clemente y a
Gassiot (2008), quienes señalan que los
primeros datos obtenidos de la Costa
Caribe nicaragüense fueron de carácter
etnohistóricos aportados por Crawford y Le
Baron, Squier y Conzemius, desde el siglo
XVII, además estas fuentes reeren que la
Región fue descrita como una zona muy poco
poblada y apenas modicada por la acción
antrópica donde se documentan poblaciones
indígenas organizadas en grupos pequeños
y que, pese a contar con una agricultura
elemental, dependían prácticamente de la
caza, la pesca y la recolección.
Es así que hoy en día se sabe, que a
diferencia de lo que reejan esos relatos,
existieron comunidades con organización
socio-económica compleja como la del sitio
arqueológico el Cascal de Flor de Pino y
que a la llegada de los europeos éstas ya
se habían extinguido por causas aún no
determinadas. En cuanto a una región
“poco poblada”, hizo falta referirse en
comparación a qué otras zonas del resto
del Caribe, además, fue calicada de esta
manera porque no encontraron grandes
poblaciones concentradas en poblados o
aldeas con arquitectura compleja (grandes
construcciones con muros de piedras,
escalinatas, templos, entre otros).
Respecto a lo anterior, podríamos señalar
que gracias a los documentos y observación
directa que realizamos sobre las comunidades
originarias Ramas que habitan la RACCS,
auxiliándonos para ello del método
etnográco, retrospectivo y haciendo uso
de analogías, pudimos saber y comprender
que en la actualidad esas poblaciones viven
en equilibrio con el bosque y su entorno,
quienes se ven favorecidos con el entorno en
que se establecieron.
Muchos de estos grupos solamente requieren
de casas ligeras y campamentos temporales
para protegerse, ya que en algunos casos,
viven a orillas de los ríos, o del litoral, pero
cazan y hasta cosechan en pequeña escala en el
bosque. Efectivamente, son estas actividades
las que no conllevan a modicaciones
antrópicas signicativas en el medio, lo que
no representa que se encuentre despoblado,
pues su arquitectura es amigable con el
medio debido a las condiciones climáticas.
Por todo lo anterior concluimos, que
no se puede negar que las crónicas son
excelentes referentes para comprender
ciertos procesos sociales con ascendencia
aborigen y la evolución del ser humano y el
medio geográco en el tiempo, pero, deben
retomarse con mucho cuidado y rigor.
Igualmente los censos o tasaciones, son
fuentes primarias que brindan valiosa
información de las sociedades tardías y
el medio en que estas se desarrollaban
(organización, localización geográca,
costumbres, tecnologías, etc.), sin embargo,
no podemos tomar sus datos ciegamente,
porque son escritas por la persona que está
directamente involucrada en el evento y por
lo tanto, ofrecen un punto de vista desde