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Revista Humanismo y Cambio Social. Número 9. Año 4. Enero - Junio 2017
Consecuencias culturales y políticas para los movimientos migratorios:
estereotipos y prejuicios entre México y Centroamérica
Mariana Rodrigues Lopes
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tual y los ambientes en que se movieron, apenas
se dibujan en los escritos de la época, dejando
la duda de si en verdad existió una ambiente de
“vida intelectual” como tal en Nicaragua, durante
la primera mitad del siglo XIX.
De lo que sí hay consenso entre los especialista de
Nicaragua en esta época, es la relación existente
entre “vida intelectual” (ambiente intelectual) y
publicaciones periódicas (Ayerdis, Herrera C., M.
Á.). Los periódicos y revistas, representan espa-
cios simbólicos de encuentro y debate de ideas
(siguiendo a Chartier), donde los deseos y reali-
dades alrededor del modelo de estado y de nación
a construir y los problemas (institucionalidad,
educación, ciudadanía, soberanía, progreso) que
enfrentan para alcanzar esa metas, se hacen sentir
con fuerza, entre la élite dominante, heredera de
los poderes políticos y culturales del Antiguo Ré-
gimen y los abanderados de las nuevas corrientes
de pensamiento.
La periodización (dos grandes períodos) elabora-
da por la historiografía tradicional que da cuenta
de lo ocurrido en el siglo XIX, contraponiendo,
un período de anarquía y una de paz, está mediada
por dos factores: la primera, es una suerte de “re-
duccionismo intelectual”, salida de una documen-
tación del período. Sin restarle méritos a estudios
que relacionan la inserción de los países de Cen-
troamérica al mercado mundial, con los avances
en vida material de los habitantes de estos país,
no se puede ser tan contundente y señalar que la
vida intelectual y cultural de la segunda mitad del
siglo XIX, en el caso de Nicaragua (para hablar
de nuestro objeto de estudio), era dinámica y de
gran riqueza, a lo sumo habían --como lo sugie-
ren esos mismos autores (Sergio Ramírez, Arturo
Cruz Sequeira, Benjamín Teplitz, Charles Stan-
sifer, Miguel Ayerdis) manifestaciones incipientes
de vida cultural, en la capital y algunas ciudades
de importancia.
La otra, es la creencia del período de la “Anar-
quía” (dentro de una concepción que parte de
la oposición, liberales-conservadores) como una
suerte de Edad Media europea (tal como nos lo
enseñaron en las escuelas muchos años atrás), de
un período oscuro, tenebroso, donde nada se pue-
de rescatar. El Estudio de Frances Kinloch Tije-
rino (1999) es uno de los pocos que rebate esa
concepción al problematizar sobre la identidad y
la construcción política y cultural del estado en
este período nicaragüense (1821-1856). Otro as-
pecto que resalta el trabajo de Kinloch Tijerino y
el de Herrera C. (1999) también, es la comproba-
ción de las posibilidades de hacer estudios de la
primera mitad del siglo XIX, sabiendo usar con
creatividad y racionalidad, las fuentes dispersas
relacionadas con Nicaragua de este período.
El énfasis puesto de manera sistemática por la
historiografía nicaragüense, a este período, es de
inestabilidad política. Con ello se busca sustentar
los argumentos más usados por los intelectuales
de esta época, quienes esgrimieron como causa
principal de los problemas del país, las asonadas
o levantamientos armados, producto de las divi-
siones localistas entre las élites que buscaban el
control del estado. Ahora bien, el proceso de res-
cate o visibilización de guras que podrían con-
siderase dentro de la categoría de intelectuales,
debe tomar en cuenta las condiciones históricas
de la época, donde el fuerte componente localista,
hace ver un pensamiento atomizado, donde.--por
ejemplo-- el concepto de “patria” utilizado en el
discurso público, es tan ambiguo, que no se sabe
si se habla de los nuevos Estado/nación surgidos