146
comentarios
René Ismael García
Si se pudiera empezar a reseñar la gesta en la que se involucra Omar a través
de su obra, quizás habría que destacar cómo se equilibra dialécticamente su
miedo al asumir mayores responsabilidades dentro de Frente Sandinista con
su convicción apasionada de joven estudiante revolucionario anti somocista
mediante su participación en el FER (Frente Estudiantil Revolucionario),
órgano estudiantil del FSLN dentro del movimiento estudiantil y su brazo
gremial, el CUUN (Centro Universitario de la Universidad Nacional, hoy
UNEN) cuando dice: “Un día viene Juan José [Juan José Quezada, héroe de
Nandaime en 1973] y me dice: “Flaco mirá…este…¿estarías vos dispuesto
a adquirir un compromiso mayor con el pueblo y con la organización? ¡La
sangre Cristo! - Pensé yo por dentro- ya sé qué es esta mierda, ya sé por
dónde viene este hombre”.
Por otro lado, la intensidad de dicho testimonio es tal, que hasta se toma
el aliento de quien lo lee y escucha, como dice una canción de un grupo
noruego, llamada “Hasta el aliento te llevaste” con la conducción que nos
hace atravesar no solo la historia de su vida, sino también la historia de León,
la ciudad universitaria, con algunos símbolos y personajes que le han dado
trascendencia allende los mares de Nicaragua.
En la UNAN el capi Prío de quien muchas generaciones de estudiantes
fueron diletantes de sus jugosos sorbetes (helados), las playas de Poneloya
cuando con la gata Munguía y Leonel Rugama, “sonrojaron a las muchachas
burguesas” sacándoles las "lenguas" y en un juego de miradas con estas
hacían su recorrido muy propio de jóvenes enamorados de la vida y la mujer.
Envidia sana que podría causar a cualquier joven por ese disfrute vivido por
estos revolucionarios en el fragor de su entrega a la causa de la revolución,
en busca del hombre nuevo del cual hablaba Tello (René Tejada), quien en
su afán por mostrarles a ese hombre nuevo a través de la rigurosidad del
entrenamiento militar hasta en cierta medida brutal y extremadamente rudo,
por la necesidad de forjar en esa disciplina a los guerrilleros que el fragor de
la lucha de liberación saben de la posibilidad de entregar sus vidas.
Ese hombre nuevo, luego de una especie de “rebelión” por parte del grupo
que él, Tello, entrenaba cuando según (Omar) “se da cuenta que por ahí
no vamos nosotros, que estamos encachimbados, que estamos armados y
nos está tratando como niños” luego se aparta un momento –Tello- andaba
René Vivas con él, que igual que nosotros se venía cayendo por el peso
del maíz. Allá al rato vuelve con nosotros y nos dice: “Compañeros, han
oído hablar del hombre nuevo… ¿Y ustedes saben dónde está el hombre
nuevo? El hombre nuevo está en el futuro, pues en el que queremos formar
con la nueva sociedad cuando triunfe la revolución, y nos quedó viendo…
no hermanos, dice ¿Saben dónde está…? Está allá en el borde de ese cerro
que estamos subiendo…está allá, agárrenlo, encuéntrenlo, búsquenlo,
consíganlo. El hombre nuevo está más allá del cansancio de las personas.
El hombre nuevo está más allá de donde está el hombre normal. El hombre
nuevo está más allá del cansancio de los pulmones. El hombre nuevo está
más allá del hambre, más allá de la lluvia, más allá de los zancudos, más allá
de la soledad”.