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Ensayo
Facundo, entre la naturaleza y la condición humana
Revista Humanismo y Cambio Social. Número 11. Año 5. Enero-Junio 2018.
Pág 92-101
la mimética relación entre cultura y política nalmente se rompe, aunque sólo imaginariamente (pues
Sarmiento, en ese juego, opta por una de las representaciones sin ser plenamente consciente de ello,
esto es, de que su postura responde, al n y al cabo, a una imagen transgurada en dogma viva entre
otras imágenes: la de los gauchos, por ejemplo, y su autonomía cultural), pero de un modo suciente
como para que Sarmiento se sacuda el polvo deliberativo que antes fuera el recipiendario de su talante
democrático, cuando se acongojaba de que “el predominio de la fuerza brutal, la preponderancia del
más fuerte, la autoridad sin límites y sin responsabilidad de los que mandan” dieran lugar a una justicia
que se administra “sin formas y sin debate”, para inclinarse por la centralización y la supresión de toda
deliberación y así dar lugar al establecimiento denitivo de la autoridad:
A estos elementos de antagonismo se añadía otra causa no menos grave; tal era el aojamiento
de todo vínculo nacional, producido por la revolución de la Independencia. Cuando la
autoridad es sacada de un centro para fundarla en otra parte, mucho tiempo antes de echar
raíces. El Republicano decía el otro día que ‘la autoridad no es más que un convenio entre
gobernantes y gobernados’. ¡Aquí hay muchos unitarios todavía! La autoridad se funda en el
asentimiento indeliberado que una nación da a un hecho permanente. Donde hay deliberación
y voluntad no hay autoridad.
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Aquí Sarmiento dene, y así lo hará en lo que resta del texto, la exaltación de la autoridad, elemento
central y necesario para la consolidación de la nación, que a través de la gura de Paz, “hijo legítimo de
la ciudad, el representante más cumplido del poder de los pueblos civilizados”
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, “militar a la europea”,
espíritu guerrero de la Europa cristalizará la gura necesaria para consolidar el proyecto que Sarmiento
considera propicio para la Argentina.
Si el entrecruzamiento entre condición humana y naturaleza atribuía, según Sarmiento, un carácter
especíco a quienes vivían en determinado medio geográco, carácter que, por cierto, se haría en
torno de la violencia y de la barbarie, el uso de la fuerza por parte de un general a la europea, como
ocurre en el caso de Paz, estaría legitimado por la ruptura del juego especular: ya lo europeo adquiere
en este momento del texto una superioridad moral, estética, losóca, y lo humano puede interpretarse,
entonces, como la evocación de la voluntad de mandar, del atributo de la obediencia y de la autoridad
que si bien puede legitimarse a través de una perspectiva moral, losóca e incluso estética, no por eso
es más legítima que las otras: como se señala en el título de este ensayo, Facundo se posiciona aquí
entre la naturaleza y la condición humana, pero esa naturaleza ya deja de ser la naturaleza material del
medio geográco, y pasa a ser, por su parte, esa abigarrada concepción entendida como “naturaleza
humana”.
No falta fragmento en Facundo en el que Sarmiento palpite este elemento, pero lo que para el objeto de
este trabajo resulta relevante no se reduce a si Sarmiento adhiere a alguna de las tantas concepciones
acerca de la naturaleza humana: interesa destacar que si la relación entre naturaleza y condición humana
dotaban a esa cultura de las campañas de una suerte de barbarie por estar entretejida en medio de la
violencia: entiéndase, de la violencia destinada a domeñar, tal como se dijo anteriormente, en el caso de
la legitimación de la violencia por parte de la civilización encarnada por Paz, el destino es exactamente
el mismo: dominar, sentar las bases, a través de la violencia, de la Nación, y es precisamente en este
sentido que Facundo se encuentra entre la naturaleza y la condición humana, entendida la primera
en sus dos acepciones: naturaleza como medio geográco que podría inuir en el comportamiento
humano, y naturaleza en el sentido político, que consiste en elaborar una fórmula política
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, tal como
concibiera Mosca, que permita legitimar el dominio que un sector de la sociedad ejerce sobre el resto.
En ese sentido, la naturaleza, ya no material, ya no geográca, ya no vegetal, ya no la fauna ni la ora,
sino la naturaleza eminentemente política del hombre, conduce la trama argumentativa que Sarmiento
despliega lúcida y tenazmente a lo largo de todo el libro: Facundo, civilización y barbarie, también puede
leerse como Facundo, el proyecto latente de la civilización y el proyecto latente de la barbarie, esto es,
16- Sarmiento, D.F. op. cit. Pág. 105.
17- Sarmiento, D.F. op. cit. Pág. 134
18- Según Gaetano Mosca, la fórmula política es la justificación moral, legal o de otra índole que le permite a la clase política consolidar el ejercicio monopólico del poder que
lleva a cabo, ya que, según nuestro autor, no es suficiente poseer el poder de facto: además de esto, es necesario legitimarlo. Por lo tanto, Mosca indica que la fórmula política
es una “base jurídica y moral” diferente en cada sociedad.