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RESUMEN
Las oportunidades de desarrollo de la región centroamericana han sido
condicionadas por diversos acontecimientos de carácter natural, social,
cultural, y político, una región en la que su población alberga indicadores
sociales decitarios en relación a la pobreza
1
y desigualdades sociales. Si
bien es cierto, que la lucha contra la pobreza constituye formalmente una
prioridad en las agendas gubernamentales, es relevante analizar si estas
iniciativas políticas han logrado convertirse en políticas públicas y en
denitiva si tienen un impacto en la mejora de las condiciones de vida para las
personas de forma sostenible. Durante los últimos 15 años los países de esta
región han experimentado una reducción de la pobreza , sin embargo, un alto
índice de sus población continúa sumida en ella; de este panorama general
se desglosa una discusión más puntual, el papel que han desempeñado
los gobiernos en sus agendas programáticas, y hasta qué punto el ejercicio
tradicional del poder constituye un obstáculo para enfrentar este problema.
De modo que, abordar la pobreza no como un problema estrictamente
econométrico, sino como fenómeno vinculado a la concepción y ejercicio
del poder político es lo que orienta el interés reexivo de este ensayo.
ABSTRACT
The development opportunities of the Central American region have been
conditioned by various events of a natural, social, cultural, and political nature,
a region in which its population harbors decit social indicators in relation to
poverty and social inequalities. While it is true that the ght against poverty is
formally a priority on government agendas, it is relevant to analyze whether
these political initiatives have become public policies and ultimately if they
have an impact on the improvement of the living conditions of people in a
sustainable way. During the last 15 years, the countries of this region have
experienced a reduction in poverty, however, high rates of their populations
PALABRAS CLAVE
Pobreza; gestión política; gobierno;
desarrollo humano; poder; cooperación.
La pobreza en
Centroamérica: entre
agenda política,
demandas sociales y
proyectos nacionales
Poverty in Central America:
political agenda, social demands and
national projects
Recibido: 03 Marzo 2019
Aceptado: 15 Mayo 2019
Copyright © 2019 UNAN-Managua
Todos los DerechosReservados.
MSc. Jonathan Flores Martínez
Máster en Estudios de Género y Políticas
de Igualdad. Catedrático de la Universidad
Nacional Autónoma de Nicaragua, UNAN,
Managua.
https://orcid.0000-0001-8959-4682
oresjonathan57@yahoo.es.
1- Según los datos del Observatorio Centroamericano de Desarrollo Social (OCADES) (2016), señalan que más de 2.3 millones de personas salieron de la condición de pobreza
en la región, sin embargo, la cantidad de personas que se encuentran en una situación vulnerable de retornar a la pobreza supera los 20 millones de personas.
KEY WORDS
Poverty; political management; government;
human development; power; cooperation.
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remain mired in it, a more timely discussion is broken down from this overview,
the role that governments have played in its programmatic agendas, and to
what extent the traditional exercise of power constitutes an obstacle to face
this problem. So, addressing poverty not as a strictly econometric problem,
but as a phenomenon linked to the conception and exercise of political
power is what guides the reexive interest of this essay.
Introducción
La recurrencia con que se aborda el tema de la pobreza, raras veces hace
referencia a la forma de cómo se administra el poder político en una sociedad
determinada, el tema generalmente, se ha enfocado más en análisis
propiamente socioeconómicos, y en el mayor de los casos econométricos,
tratando marginalmente sus dimensiones políticas y culturales.
Sin motivos de interferir en la lectura total de este texto, quiero prevenir al
lector, que este trabajo no aborda necesariamente la medición de la pobreza
en un periodo particular, mucho menos pretende ser un recetario para paliar
sus efectos, ni es un análisis económico país por país.
En virtud de lo anterior, el presente artículo tiene como propósito reexionar
desde la perspectiva de la losofía política, la relación entre pobreza y poder
político. También se procura hacer un análisis sobre los rasgos característicos
de la pobreza en Centroamérica y a la vez formular una crítica sobre la forma
de como el poder y los medios de comunicación han instrumentalizado
dicho tema, y con ello la condición y el estatus de pobre.
La perspectiva metodológica del análisis que vincula la pobreza con el poder
político representa un elemento de observación clave para comprender la
dinámica del desarrollo de Centroamérica y a la vez comprender el rol de los
gobiernos para solucionar este problema social de dimensiones históricas y
estructurales.
Estudiar la pobreza desde su arista política implica reconocer en primera
instancia, que las relaciones del poder tienen sus efectos en la estructura y
dinámica de cualquier sociedad. Se entiende que las demandas sociales y
los recursos de carácter público no pueden ser de ningún modo manejado
sin el poder político, esta condición repercute de manera directa en la vida y
desarrollo de los seres humanos en cualquier circunstancia histórica.
Pobreza y poder
Teóricamente el término pobreza posee un carácter heterogéneo, sin
embargo, en la actualidad perduran en el debate académico dos enfoques
antagónicos que parecían superados, el primero responde a la concepción
de que a cada persona le concierne la responsabilidad de gestionar su propio
bienestar, es decir, que sobre el individuo recae la posibilidad de superarse
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garantizar los servicios básicos para su existencia. Desde este paradigma se asume la pobreza
como un fenómeno estrictamente natural e individual (Hayek citado en Czarnecki, 2013).
Esta concepción es propia de la losofía política neoliberal que reduce el papel interventor del
Estado, como garante de los servicios públicos básicos, a desempeñar un rol de espectador
frente a la realidad social, en él se presenta la política supeditada a la economía (a las directrices
del mercado) como principal característica de un modelo económico desigual, regido por valores
monetarios que se operacionalizan por una lógica estrictamente matemática.
Las “des-regularizaciones” propias de las políticas de inspiración neoliberal han minado la
importancia de los Estados como garantes del bienestar de las poblaciones nacionales a las
que se supone que cada Estado debe responder, a la vez que han favorecido la concentración
de la riqueza, la desocupación, la pobreza, la desnutrición, la des-escolarización, la
insalubridad, la violencia y la destrucción ambiental. (Mato, 2004: 272)
Por otro parte, la visión estructural responde a una perspectiva más compleja, asumiendo que
la estructura político-económica interere en el estilo y calidad de vida de los individuos, lo que
implica que, desde este enfoque, la pobreza está directamente asociada a la forma en cómo está
organizada económicamente una sociedad y a la funcionalidad de sus instituciones políticas.
(Verdara, 2007)
Esta discusión epistemológica no es reciente, data desde el siglo antepasado, Marx fue el
precursor de una crítica bastante sistemática que apunta a las relaciones desiguales. Este autor,
armaba que los privilegios de una clase social se sostenían sobre la explotación y dominio de
otra mucho más vulnerable. La pobreza entendida como resultado de las contradicciones de
clases y de los intereses antagónicos entre los que poseen el capital, y los que apenas cuentan
con la fuerza de trabajo.
En palabras más sencillas, las instituciones sociales son las garantes de mantener el estatus
quo que sostiene las relaciones sociales desiguales, este enfoque sostiene que el Estado funge
como el aparato de dominación por una clase dominante que concentra la mayor parte de la
riqueza y ejerce el poder sobre una amplia mayoría considerada explotada y excluida.
El tema de la pobreza no es un fenómeno reciente, existen diversos enfoques que la han
estudiado desde aspectos puramente biológicos/naturales hasta lo exclusivamente social, sin
embargo, la mayor parte de las investigaciones académicas e institucionales se dedican a medir,
clasicar y cuanticar a los pobres, pasando por desapercibido las causas estructurales que la
genera. Este paradigma rentista propugna una deshumanización de la pobreza, como categoría
puramente económica o estadística.
Corona (2012) sostiene que:
En la actualidad la pobreza se estudia a partir de la denición que nos propone la
economía, aun cuando hoy se presenta como una condición multifactorial, los valores que
guían la elección de datos relevantes y su interpretación son resultado de consideraciones
dirigidas a convertir a los pobres en sujetos productivos, si no de piedad, de compasión, o
bien, que no alcanzan a satisfacer sus necesidades por incapaces. (4)
Centroamérica es una región que se caracteriza por diversos factores que inuyen en sus propias
dinámicas de desarrollo, en las últimas décadas, según Segovia (2007: p. 2) han sido cuatro los
factores que han incidido en este cambio: los conictos armados centroamericanos y todas sus
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consecuencias, las reformas económicas implementadas en los países
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,
la globalización y sus
efectos, y cambios demográcos
profundos.
Sin embargo, pocas veces se asocia el ejercicio del poder político con el tema de la pobreza. En
Centroamérica la concepción y ejercicio oligárquico del poder fue el rasgo más notable que mar
la historia política de los incipientes Estados nacionales, autodenominados “independientes”,
esta tradición política heredada desde la colonia logró calar en el imaginario colectivo de las
sociedades, y nalmente, se constituyó en un rasgo dominante de su cultura política, que pervive
hasta el presente.
Orlando Núñez (2006) dene a la oligarquía como una élite corporativa ligada al linaje familiar,
a privilegios y al control administrativo de diversas instituciones, el autor también señala que la
oligarquía como forma de gobierno ha estado presente en todos los países latinoamericanos y su
resultado ha sido una marcada diferenciación social que tiene un sustrato ideológico heredado
de las relaciones coloniales.
Este mismo autor, señala el rol que juega la ideología sobre el resto de la sociedad, arma que:
la ideología o el proyecto dominante de las élites, será la ideología y el proyecto dominante de la sociedad,
ante los cuales la población marginada debe subordinarse y someterse
(Núñez, 2006, p. 61).
La mala distribución del poder ha sido un obstáculo para lograr el desarrollo integral de las
sociedades, la escasa armonía entre ciudadanía y Estado diculta la elaboración de una agenda
política que incluya las demandas sociales de los grupos más excluidos, esto a su vez, impide
la elaboración de políticas públicas asociadas directamente con la realidad social de cada país
e incluso de la región.
Según Foucault (1979), el poder posee dos dimensiones: una negativa y otra positiva, la primera
se reere a aquella que excluye, divide, explota, y la segunda está asociada a la producción
de saberes y verdades que fomentan nuevas formas de interacción y relaciones sociales. En la
región la primera dimensión es más evidente, junto al desarrollo de lo urbano pervive el atraso
de lo rural, junto a la desnutrición infantil crecen las franquicias de comidas rápidas, frente al
crecimiento económico permanece la desigual distribución de la riqueza. Esto implica que los
pobres siguen estando excluidos de las discusiones y prioridades de las políticas públicas y su
estigmatización los sitúa como parte del problema y no parte de la solución.
Por tanto, retomando la perspectiva foucaultiana, el poder es una amplia red de relaciones
sociales que circula y se dirige a producir efectos a través de tácticas y estrategias especícas,
es decir, se pone en práctica, se ejerce, para ello es necesario que los sujetos sean conscientes
de su contexto social y de sus propias capacidades para transformar su entorno y así mismos.
El Estado gura como el principal responsable de garantizar las condiciones de una vida digna
para todos los ciudadanos, sin embargo, su rol está limitado por las dinámicas del mercado y el
poder transnacional, circunscribiendo en última instancia la pobreza a un problema meramente
de orden económico y abordado periféricamente desde la función del mismo.
Inmersa en este orden de cosas, la gobernabilidad de la región se vuelve más compleja, puesto
que el ejercicio del poder permea a todos los sujetos y grupos sociales, la inseguridad en la región
no es más que el reejo del bajo impacto de los programas gubernamentales encaminados a
mejorar la calidad de vida de los ciudadanos.
2- La adopción de las políticas estándar del neoliberalismo fue una de las reformas económicas que tuvo un impacto socioeconómico deplorable para los sectores sociales más
vulnerables de la región. Un programa económico que cercenó muchos derechos sociales, y el desmantelamiento de las instituciones públicas. De acuerdo con Saldomando
(2006) el modelo neoliberal en Centroamérica obstaculizó las aspiraciones integracionistas de la región.
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Figuramos como una región vulnerable e inestable, los traumas de los conictos armados en la
región lentamente no han sido superados, el gasto militar representa una prioridad, la desigualdad
de género y la violencia social son rasgos que predominan en las relaciones sociales, el agelo
del narcotráco absorbe las sociedades más jóvenes y hace que los Estados orienten parte de
sus recursos para frenarlo.
Este panorama no signica que no haya del todo resultados positivos en la lucha contra la
pobreza y la exclusión social, sin embargo, no han tenido el impacto necesario como lo tendría
si se orientará el gasto público en las prioridades sociales más sobresaliente que se deriven de
un consenso entre gobernantes y gobernados.
Las relaciones desiguales de poder denen las interacciones entre ciudadanos e instituciones
públicas, la participación ciudadana de igual forman está limitada por las condiciones de
vida en las que se encuentran sumidas las personas, la desigualdad de poder denota a la vez
desigualdad social y económica, por lo contrario, en la medida en que las desigualdades se
reduzcan la cohesión social se fortalece y el desarrollo se vuelve más integral.
El discurso político y las promesas emancipadoras, han sido hasta hoy las estrategias
discursivas más utilizadas para sentar una posición política acerca de la pobreza, las políticas
públicas todavía no logran formularse para transformar sustancialmente los modelos de vida
de los individuos. La planicación estratégica sigue siendo el principal desafío de los países de
centroamericanos.
Centroamérica es un laboratorio social donde se han implementado diversos programas de
“desarrollo” que redundan en cifras y prácticas discursivas, diversos modelos económicos
sugeridos desde los organismos internacionales (FMI, BM) y otros impuestos desde los
países más desarrollados. Estos modelos en la mayoría de los casos, sus impactos han sido
superciales, y en el peor de los casos han ampliado aún más la brecha entre ricos y pobres.
A lo anterior, se le suma que la forma en cómo la política dene los problemas que afectan a
la sociedad, es una condición que inuye al momento de plantear soluciones. Los programas
gubernamentales que se proponen para combatir la pobreza se erigen como solución directa,
pero resulta que cualquier propuesta política está limitada a una denición establecida y desde
un marco ideológico concreto, a su vez, esta noción termina encarnando los programas y
proyectos nacionales en la práctica.
(…) el propósito de cualquier inversión pública es proponer acciones para resolver
problemas o necesidades prioritarias de alguna parte de la población del país, por ello,
el análisis del problema es un aspecto fundamental para la apropiada formulación de
estrategias de solución, por lo tanto, el determinar las características de la pobreza, sus
causas, aspectos históricos y contextuales, son cuestiones clave para la claridad en el estudio
del problema (Buitrago, 2010:8).
Cabe destacar que las bases de la pobreza en Centroamérica no son exclusivamente materiales,
sino que subyacen dimensiones simbólicas: las relaciones de poder, la concepción elitista de la
política, la limitada participación ciudadana (escasa relación de la ciudanía con las instituciones
públicas), son los rasgos más dominantes que se maniestan en la vida cotidiana de los grupos
sociales más excluidos.
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Por otra parte, el carácter histórico de las relaciones entre los países de la región y los países
más desarrollados ha estado marcadas por realidades e intereses antagónicos que inuyen en el
desarrollo y superación de las disparidades socioeconómicas de sus habitantes. Las relaciones
hegemónicas por parte de los más desarrollados también ejercen dominio en las relaciones
exteriores de los Estados centroamericanos.
Serrano (2011) arma que: “la confrontación Norte-Sur es la confrontación capital-trabajo, que
se expresa en la concentración de capital sin precedente en el Norte y en la miseria, marginalidad
y retraso tecnológico en el Sur.” (p.22)
La dependencia comercial de los países centroamericanos de un único mercado (Estados
Unidos) denota una débil y la vez ingénua estrategia política que condiciona su despegue en
término de desarrollo económico y humano. Todavía las remesas y la cooperación externa siguen
siendo los pilares económicos principales que sostienen la base económica de la mayoría de
estos países.
En la región se valora como positivo el multilateralismo en todas sus dimensiones como una
forma de fortalecer sus sistemas políticos y económicos. La marcada e histórica injerencia de
las potencias extranjeras en la región, más en unos países que otros ha generado ciclos de
retrocesos económicos, convulsiones sociales violentas y golpes de Estados como formas de
control y resguardo de los intereses geopolíticos en Centroamérica.
Los medios de comunicación y la pobreza.
Los medios de comunicación solo visibilizan a los pobres de una forma negativa, amplican la
violencia social, la delincuencia, las catástrofes como fenómenos que los producen o afectan
exclusivamente a ellos, se evidencia que la pobreza forma parte de la agenda mediática en
la medida en que la noticia suscita la atención pública (Kitzberger & Pérez, 2008). Los pobres
como objeto de noticias hacen que los medios de comunicación en su reproducción mediática
produzcan y perpetúen la estigmatización social, reproduzcan esquemas de violencia, normalizan
las desigualdades, sin compromisos de ser plataformas estratégicas de transformación social.
Los medios de comunicación han estigmatizado a los pobres y han ocultado las causas reales
de la pobreza. Los expertos, los organismos internacionales, los políticos oportunistas y los
religiosos se han convertido en las voces ociales para denirlos, cuanticarlos e incluso hablar
en nombre de ellos.
La forma en la que los medios de comunicación abordan la pobreza revela la instrumentalización
y el uso retórico de la misma, ellos son los que legitiman o deslegitiman el rol del Estado o los
gobiernos; o son las plataformas donde se discuten las cifras o impacto de un programa u otro.
Lo que es más evidente es que los pobres raramente guran como sujetos con voz propia.
(Kitzberger & Pérez, 2008).
La pobreza se vuelve coyuntura social cuando las circunstancias políticas la requieren, raras
veces los medios de comunicación se vuelven una plataforma para cuestionar el sistema
económico desigual o la mala distribución de las riquezas. El mercado no gura como objeto de
crítica, el poder extractivista de las transnacionales, se legitima por el hecho de generar empleos
cuyos salarios no tienen un impacto real en la calidad de vida de los trabajadores.
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Los individuos son atiburrados a cada instante por múltiples mensajes simbólicos que lo orientan
a una cultura de consumo, sin importar la condición económica o las prioridades básicas de su
existencia, sino que se asume con naturalidad y resignación.
La integración regional y la realidad nacional.
Desde principios del siglo XIX, los estados centroamericanos han procurado organizarse bajo
una política común, sin embargo, hasta ahora el proyecto político sigue inconcluso a pesar
de compartir un patrón histórico y cultural común; todavía persisten rasgos del orden político
colonial que impiden una integración sólida, y adecuada a los imperativos del nuevo contexto
histórico.
La posición geopolítica de Centroamérica la convierten en una región estratégica para el
comercio mundial y para los intereses de las potencias extra regionales. Ha sido denida como
región proveedora de materias primas, de una densa mano de obra barata y una oportunidad
de consumo provechosa para el mercado. La región representa una zona geográca importante
para el sistema económico mundial. En contraposición a esa realidad, también subsiste una parte
considerable de su población que vive en condiciones precarias y exclusión socioeconómica.
La pobreza es un problema común en la región, sin embargo, no existen una propuesta conjunta
para erradicarla, cada Estado-nación se empeña en resaltar sus diferencias particulares y su
propio proyecto nacional. La integración real de Centroamérica gura como una idea que todavía
no ha calado en el imaginario de la clase política ni de la sociedad en general. Los grupos
económicos son en la práctica quienes están más interesados en la integración que los propios
Estados.
Lo novedoso de la integración real que hoy está sucediendo, es que, está dirigida por el
mercado y no por los Estados centroamericanos. Y por eso, tiene poco o nada que ver con
lo que piensan, dicen y rman los gobiernos. No deja de resultar preocupante que esta
integración se esté dando en la práctica y sin regulaciones” (Segovia, 2006).
La situación de los procesos de integración a nivel centroamericano reeja la frágil articulación
que tienen los gobiernos de la región para tratar los problemas comunes. Existe una
preocupación que se deriva de la fuerte inuencia de los grupos económicos en los procesos
políticos regionales. La concentración de la riqueza en un reducido número de personas y la
débil incidencia de los actores sociales y políticos sitúan a la mayor parte de la población en una
condición de marginalidad frente al poder transnacional capitalista.
El fenómeno de la globalización evidentemente no tiene el mismo impacto en los países
desarrollados que en los que se encuentran en vías de desarrollo, y en estos últimos, sus
Estados no han sido capaces de insertar a sus sociedades de una manera estratégica en este
proceso, dado que las propias estructuras globalizadoras subyugan mediante mecanismos de
dependencia, reconguraciones culturales y fragmentaciones políticas.
Democracia y pobreza.
El establecimiento de regímenes democráticos en Centroamérica estuvo antecedido por años
de conictos armados, tras los acuerdos de paz de los años ochenta se avizoró un panorama
prometedor de bienestar y estabilidad para la región. La “democracia” entendida como la
manera más viable de gobernar, supuso una alternativa para los países centroamericanos. Sin
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embargo, las democracias no han sido capaces de encontrar soluciones sostenibles al problema
de la pobreza.
Los grupos sociales históricamente excluidos siguen siendo las mujeres, minorías étnicas y la
población rural, la inserción de estos grupos en los procesos políticos está limitado por las
desigualdades económicas y sociales en las que viven. El desarrollo de las democracias en la
región está ligado a las condiciones de vida de sus sociedades.
(…) lo que la pobreza niega no es la posesión de bienes, sino la posibilidad de realizarse
como seres humanos según lo que cada uno entiende como bueno para sí, y en función de
las capacidades u oportunidades que le oece el medio (Clemente, 2011: 3)
En este sentido, la relación de la pobreza con lo político tiene efectos en lo más intrínseco de la
existencia humana, como es la libertad para la realización en el sentido más amplio. La pobreza
nos remite necesariamente a pensar en el sistema político y en la forma en que sus ciudadanos
se involucran en los asuntos públicos.
Cuando hay pobreza en una sociedad, la participación ciudadana en los asuntos políticos
se ve limitada por sus preocupaciones inmediatas, se genera indiferencia o desinterés por la
política. Las condiciones sociales están relacionas a las condiciones políticas, no puede haber
instituciones políticas sólidas donde hay condiciones sociales vulnerables para la vida y el
bienestar de las personas.
Cabe señalar que en el plano donde convergen las condiciones socioeconómicas y políticas
se corresponden al Estado como actor político por antonomasia. El rol del Estado es clave
para lograr una sociedad más equitativa, en sociedades como las nuestras debe garantizar los
mínimos sociales. La capacidad de los Estados de implementar políticas públicas distributivas
y no acumulativas es un signo claro para constatar la clara relación que existe entre pobreza,
ciudadanía y poder.
Los mecanismos políticos para que las personas canalicen sus demandas sociales y la capacidad
del sistema político de satisfacerlas constituye la base estructural para comprender que lo
político no no puede distanciarse de lo que aparenta ser un problema de orden meramente
económico o cultural.
Conclusiones.
Se puede decir que la pobreza en Centroamérica se asocia directamente al ejercicio del poder
político sin negar su multifactorialidad, las condiciones históricas han dicultado erradicarla, aún
hoy en día, la mayor parte de la población de la región presenta condiciones de vida no óptimas.
Que la mala distribución del poder es un obstáculo para lograr el desarrollo integral de las
sociedades, de igual manera, la escasa armonía entre ciudadanía y Estado diculta la elaboración
de una agenda política que incluya las demandas de los grupos sociales históricamente excluidos.
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De igual forma, el tema de la pobreza y la condición de los pobres constituye un elemento
mediático y retórico para los medios de comunicación que despolitizan o la legitiman como
condición social inmutable. Por otra parte, los rasgos predominantes de la política colonial
impiden consolidar un proceso de integración política que reúnan esfuerzos inter-nacionales
para resolver los problemas comunes que afectan a la región.
Por último, es imperativo destacar que estudiar la pobreza desde su dimensión política y su
vínculo con la cultura política y estrictamente con el ejercicio del poder, constituye un enfoque
que serviría para claricar y comprender de una manera más integral el problema. Y al mismo
tiempo sugiere una oportunidad para diseñar nuevas estrategias de lucha y formulación de
propuestas para su reducción a mediano y largo plazo.
MSc. Jonathan Flores Martínez
Máster en Estudios de Género y Políticas
de Igualdad. Catedrático de la Universidad
Nacional Autónoma de Nicaragua, UNAN,
Managua.
https://orcid.0000-0001-8959-4682
oresjonathan57@yahoo.es.
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