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Textiles Andinos: trabajo y labores que resisten.
Revista Humanismo y Cambio Social. Número 14. Año 6. Julio-Diciembre 2019.
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RESUMEN
En la actualidad, los tejidos andinos nos siguen permitiendo adentrar al mundo
simbólico de sus tejedores y con ello, a su producción. Podemos armar que
la actividad textil es un trabajo cuya producción es duradera, aún cuando las
prendas se desgasten, existen conocimientos y saberes transmitidos de una
generación a otra que siguen permaneciendo. En la actualidad, la actividad
textil es considerada poco productiva y de escasa valoración. Sus hacedores
(tejedores/tejedoras) saben que su producción es única e irrepetible, de ahí
su valoración intrínseca, además que, aunque sea vendida a muy bajo costo,
su ganancia le permitirá subsistir. El problema radica en los consumidores,
quienes desconocen o bien no quieren conocer el valor que implica esta
actividad. Este texto intentará reexionar sobre la complejidad que encierra
el concepto de labor y trabajo en H. Arendt, vinculado a la labor textil. Y, por
otro, analizar su resistencia, aún, cuando el proceso textil sufrió modicacio-
nes a lo largo de un proceso histórico, donde cambiaron las materias primas,
el proceso de tinción, la iconografía plasmada en los tejidos, los instrumen-
tos textiles y las funciones, lo que permaneció inmune fueron sus técnicas.
ABSTRACT
At present, the Andean fabrics continue to allow us to enter the symbolic
world of their weavers and with it, their production. We can afrm that
the textile activity is a work whose production is lasting, even when the
garments wear out, there is knowledge and knowledge transmitted from one
generation to another that continue to remain At present, the textile activity is
considered as an unproductive and low value activity. Its makers (weavers /
weavers) know that their production is unique and unrepeatable, hence their
intrinsic valuation, and that, even if it is sold at a very low cost, its prot will
allow it to survive. The problem lies in consumers, who do not know or do not
want to know the value of this activity. This work will attempt to reect on the
complexity of the concept of labor and work in H. Arendt, linked to work or
textile work. And on the other, to analyze its resistance, even when the textile
process underwent modications throughout a long historical process,
where the raw materials, the dyeing process, the iconography embodied in
the tissues, the textile instruments and the functions changed, that remained
immune were his techniques
PALABRAS CLAVE
Textiles; Resistencia; Practicas; Trabajo
Textiles Andinos:
trabajo y labores que
resisten
Andean Textiles: work and
tasks that resist
Recibido: 08 agosto 2019
Aceptado: 15 octubre 209
Copyright © 2019 UNAN-Managua
Todos los DerechosReservados.
KEYWORDS
Textiles-, resistance, practices, work
Olga Liliana Sulca
Magister en Ciencias Sociales con especialidad
en Historia y Antropología en los Andes (FLACSO-
Ecuador; CBC Cuzco-Perú). Licenciada y profesora
en Historia. Docente e investigadora de la Facultad
de Filosofía y Letras Universidad Nacional de
Tucumán (UNT), Argentina.
https://orcid.org/0000-0003-0424-0995
DOI: https://doi.org/10.5377/hcs.v0i14.9709
olgalilianasulca@yahoo.com.ar
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Introducción
Este trabajo intentará reexionar sobre la complejidad que encierra el concepto de labor y trabajo
en H. Arendt, vinculado al trabajo o labor textil. Para ello, es necesario distinguir ambos conceptos:
la labor es el resultado de una actividad que no deja nada tras de sí, pues su esfuerzo se consume
rápidamente (Arendt 2014:102). Mientras que el trabajo, tiene una producción duradera, pues el
resultado de su actividad son objetos que tendrán un uso y valor durable. (Arendt 2014:157) Y
por otro, analizar su resistencia, aún cuando el proceso textil sufrió modicaciones a lo largo de
un proceso histórico, donde cambiaron las materias primas, el proceso de tinción, los símbolos
plasmados en los tejidos, los instrumentos textiles y las funciones, lo que permaneció inmune
fueron las técnicas.
El trabajo textil: ¿Arte o Trabajo?
Para comprender el arte textil andino en la actualidad, es preciso retroceder en el tiempo y analizar
las técnicas utilizadas en el pasado, aunque sabemos que muchas de ellas han desaparecido o
bien han sufrido un proceso de transformación después de la conquista. Sin embargo, intentar
aproximarnos desde un enfoque etnográco nos permitió, comprender la importante actividad
textil en la época prehispánica. La arqueología nos aporta interesante información y conrma que el
tejido tuvo gran importancia en la vida de los pueblos andinos, sobre todo en la región del noroeste
argentino desde épocas muy tempranas; al menos dentro de un contexto cultural de grupos que
transitaban entre la caza, la recolección selectiva y la experimentación con algunos cultígenos,
tradición que continuará en los períodos culturales siguientes hasta la dominación española.
El arte textil es una cadena operativa y una suma de decisiones técnicas, cargadas de intenciones
culturales, especícas de cada sociedad, que transforman una materia prima en un artefacto textil,
desde la obtención de la bra, su hilado y tinción, hasta la fabricación de la tela y su posterior,
pintado o bordado (Sulca 2010:552). Así reere H. Arendt, cuando habla que desde los más
sencillos objetos hasta una obra maestra requieren de los instrumentos adecuados para realizarlos
(Arendt 2014:131). Claro está que ningún trabajo puede realizarse sin la presencia de los útiles y /o
herramientas, que puedan concretarlo…”los útiles fortalecen y multiplican la fuerza humana hasta
el punto de reemplazarla…”(Arendt 2014:130- 131).
Aquí cabe hacer una reexión,
pues antes que se descubrieran los
instrumentos que hicieron posible la
fabricación de telas (tejidos), los grupos
cazadores- recolectores contaban solo
con sus manos y la materia prima (bras
vegetales, pieles de animales) es así
como se fabricaron las primeras redes,
bolsas, esteras e inclusive los abrigos,
sin la presencia de instrumentos.
Naturalmente que esto respondió
primero a una necesidad humana de
abrigo y protección, indudablemente
Fotografía tomada por la Autora
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esa necesidad lo llevará a descubrir y servirse de los instrumentos que le posibilitarán un mejor
resultado. Arendt sostiene que el surgimiento del “homo faber” (hombre que hace, fabrica) está
ligado al descubrimiento de los instrumentos o útiles. Aunque está comprobado, al menos en
el campo textil, que los instrumentos son posteriores a ese “homo faber”; si pensamos que la
aguja con ojo (instrumentos que permite coser) se descubre a nales del paleolítico. Entonces
está claro que será el “animal laborans” del que habla Arendt, el que iniciará la labor textil.
Sabemos por las fuentes documentales, que el tejido desempeñaba el rol de arte mayor, que
tenía nes mágico-religiosos y que incluso en ellos se registraba parte de la historia de las
sociedades que los produjeron. Los tejidos prehispánicos hallados en contextos arqueológicos
nos permiten reconstruir parte del complicado sistema de códigos asociados a la vestimenta,
así como también saber de su tecnología, materia prima, formas, iconografía y sus diversas
funciones. Sin duda, que aquel “homo faber” fue, no sólo el responsable de inventar la
instrumentalidad, sino también el que realizó y fabricó las telas. Sin embargo, Arendt sostiene
que el “homo faber” será incapaz de lograr entender la signicación, pues sólo es un fabricante.
La única salida al dilema de la no significación en toda filosofía estrictamente utilitaria
es apartarse del mundo objetivo de las cosas de uso y recurrir a la subjetividad del
propio uso. Solo en un mundo estrictamente antropocéntrico, donde el usuario, es
decir, el propio hombre, pasa a ser el fin último que acaba con la interminable cadena
de medios y fines, puede la utilidad como tal adquirir la dignidad de la significación.”
(Arendt 2014:173).
En el espacio andino el tejedor o tejedora, logró que el tejido funcionara como un
verdadero libro de sabiduría, donde se registraban ideas, se contaba los mitos y hasta
las técnicas y los símbolos tenían un signicado. Así pues, las imágenes visuales que
trasmite el textil, en el cuerpo, en el muro, en el altar siguen siendo una forma de expresión
social, gestual y simbólica. Su lenguaje permanece por siglos, ya sea en el espacio de lo
sagrado como en el ceremonial y hasta en lo doméstico. Al igual que en muchas otras
sociedades, el textil comunica identidad étnica, rol social y político de sus portadores,
se relaciona con la vida, la muerte y, la realidad cotidiana, y con el mundo de lo sagrado.
Así podemos armar que, el textil forma parte de las obras de arte, y como tal, tiene un carácter
duradero, es decir, que logra permanecer en el tiempo ((Arendt 2014: 185). Además, como
toda obra de arte, su origen está en el pensamiento, ya que este por sí solo, no produce ni
fabrica cosas tangibles (libros, pinturas, etc.). De ahí el concepto de reicación, que motiva
para que se materialice el pensamiento. (Arendt 2014: 183). Arendt dirá que esa reicación y
materialización de las cosas tangibles tendrá un precio, que será la vida misma. Pues en toda
obra de arte, existe una distancia que separa entre el pensamiento original, que estuvo en el
artista en el momento de su concepción, y el destino nal de la obra. (Arendt 2014:186). Para
el tejedor o tejedora primero está el pensamiento, pues necesita armar un esquema mental
de cómo producirá el tejido (cantidad de hilos que pondrá en la urdimbre, los símbolos que
plasmará en el campo del tejido, dependiendo de la prenda que quiera confeccionar, etc.)
El pensamiento, por lo tanto, aunque inspira la más alta productividad mundana del homo
faber, no es en modo alguno su prerrogativa; únicamente empieza a afirmarse como fuente
de inspiración donde se alcanza a sí mismo, por así decirlo, y comienza a producir cosas
inútiles, objetos que no guardan relación con las exigencias materiales e intelectuales, con las
necesidades físicas del hombre ni con su sed de conocimiento.” (Arendt 2014: 188).
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Esta armación de Arendt, nos lleva a cuestionarnos si la producción del textil, puede partir solo del
pensamiento o puede que sea también una cognición, pues su utilidad está comprobada. Sabemos
que el tejido se instaló en todas las esferas sociales del mundo andino. Algunas tapicerías y
extensas telas pintadas, se utilizaron para cubrir los muros de los templos y palacios. Junto a ellos,
aparecen delicadas y transparentes gasas y tejidos reticulados, usados por determinados sectores
dominantes de ciertas sociedades andinas de la costa del Perú. Muchos textiles se destinaron
a intercambios en contextos de alianzas políticas; otros para el culto y ofrenda a las deidades o
como envoltorios de los fardos funerarios. He aquí el n utilitario que demandaron los textiles en el
espacio andino. Los textiles cumplieron funciones en diversos contextos rituales, domésticos con
nes de estatus político y religioso.(Desrosier 1992: 87).
Por otro lado, la producción textil en los Andes, implicó una fuerte demanda de parte de la sociedad
y el Estado, dado que existieron sectores especializados en este trabajo; dicha distinción tuvo un
alto costo; en algunos casos debieron someterse a una labor de por vida (quipucamayoc o las
mamaconas).
Sabemos que en el espacio andino, el concepto de trabajo, producción y tributo (categorías
occidentales) se conocen con la llegada del conquistador; sin duda que, estas actividades tuvieron
presentes pero con otra signicación. Así el tributo se pagaba en energía humana (podía entregarse
tejidos), mientras que el trabajo textil implicaba un compromiso comunitario y cooperativo (el que
hilaba, urdía, tejía y bordaba), cuyo n era entregar esa producción una parte al Estado y otra, tenía
como destino la comunidad misma. (Corcuera 1995: 165).
En opinión de Arendt, la labor y el trabajo tienen un desprecio en la antigüedad, por la simple razón
que estaban vinculados a los esclavos. Será durante el surgimiento de los primeros burgos (S. XIII
y XV), cuando se rescate el valor del trabajo y el desprecio por la vida holgazana de los sectores
acomodados de la sociedad; sin duda que esto tiene relación con el impulso de los talleres y
gremios. Será durante la modernidad, y sobre todo, con el auge de la reforma protestante, en que
el trabajo adquirirá una nueva valoración.
Estos cambios en las formas de trabajo traerán aparejadas, distinciones entre la labor productiva
e improductiva y más tarde, entre trabajo experto e inexperto y nalmente, entre trabajo manual
y trabajo intelectual. (Arendt 2014:101). Hay que tener presente, no obstante que toda actividad
requiere de un grado de destreza. Y esto se vincula a la actividad textil, los tejedores/ tejedoras
adquirieron a través de la práctica una habilidad asombrosa. Aún después de la conquista y
colonización y colonización europea, los tejidos siguieron funcionando como elementos de cultura
e identidad. Mantas, túnicas, vestidos, fajas y tocados siguieron señalando diferencias étnicas,
de rango y de ocupación dentro del espacio andino. La actividad textil en los Andes continuó
teniendo gran importancia después de la conquista hispana. Incluso tempranamente se descubre
la importancia de los tejidos como un bien transable en los mercados europeos. Por ello, continúo
siendo parte del tributo indígena y hasta llego a exportarse, desde las zonas de producción a otras
regiones.
Aún cuando en las comunidades andinas se continuó tejiendo con las técnicas prehispánicas,
paralelamente se fue introduciendo el telar europeo de pedales para fabricar telas burdas como la
balleta. No cabe duda que se paso de un modo de producción familiar o comunitaria, al trabajo en
obrajes o grandes talleres colectivos, pues estas fueron algunas de las actividades que se realizaban
en las haciendas, producir para los nuevos mercados coloniales (Ulloa Torres, L. 2001: 17).
Consideraciones finales
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En la actualidad, los tejidos andinos nos siguen permitiendo adentrarnos al mundo simbólico de
sus tejedores y con ello, a su producción.(Sulca 2004:146) Podemos armar que la actividad textil
es un trabajo, cuya producción es duradera aún cuando las prendas se desgasten pero existen
conocimientos y saberes transmitidos que aún permanecen. Tanto las prendas como las técnicas
textiles, tienen un alto valor simbólico, pues resumen pensamiento y cognición (Arendt. 2014: 184).
En efecto, cuando los españoles del siglo XVI introdujeron el telar a pedal y la lana de oveja,
prohibieron la tejedura de ciertos dibujos, y luego, ciertas vestimentas, fracasaron en su tentativa
de controlar la signicación cultural de los textiles andinos. “Una parte importante ha sido salvada
porque los conquistadores jamás sospecharon que en el mismo corazón de los textiles (los
encruzamientos de los hilos y el modo de realizarlos), se hallaban informaciones más o menos
conscientemente codicadas.” (Desrosiers, S. 1997: 325).
Aun cuando en la actualidad, la actividad textil sea considerada como poco productiva y de escasa
valoración, sus hacedores (tejedores/tejedoras) saben que su producción es única e irrepetible, de
ahí su estimación intrínseca, además que, aunque sea vendida a muy bajo costo, su ganancia le
permitirá subsistir. El problema radica en los consumidores, quienes desconocen o bien, no quieren
conocer, el valor que implica esta actividad.
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Olga Liliana Sulca
Magister en Ciencias Sociales con especialidad
en Historia y Antropología en los Andes (FLACSO-
Ecuador; CBC Cuzco-Perú). Licenciada y profesora
en Historia. Docente e investigadora de la Facultad
de Filosofía y Letras Universidad Nacional de
Tucumán (UNT), Argentina.
https://orcid.org/0000-0003-0424-0995
olgalilianasulca@yahoo.com.ar