https://multiensayos.unan.edu.ni
DOI: https://doi.org/10.5377/multiensayos.v10i20.18677

El colibrí que quiso escribir una novela en la formación de lectores jóvenes

The hummingbird who wanted to write a novel in the formation of young readers

Cristhian Sarango
Universidad Técnica Particular de Loja, Ecuador
https://orcid.org/0000-0003-1303-7702
cgsarango@utpl.edu.ec

 

RECIBIDO

03/08/2024

ACEPTADO

07/09/2024

 

RESUMEN

Este ensayo literario tiene como objetivo analizar los principios de literatura infantil y juvenil en el desarrollo de la formación lectora, utilizando el libro de cuentos El colibrí que quiso escribir una novela de Carlos Carrión. A través de un análisis detallado, basado en el close reading y la metodología cualitativa, descriptiva y comparativa, se examina cómo Carrión emplea estos principios para impartir valores y lecciones morales a sus lectores. El hilo conductor gira en torno a un colibrí que aspira a escribir una novela, y durante este proceso, se tratan temas significativos como la creatividad, el esfuerzo y la perseverancia. Mediante el uso de recursos literarios, como la metáfora y la personificación, el libro logra captar la atención de los jóvenes lectores y estimular su imaginación. En conclusión, el libro cumple con los principios de la literatura infantil y juvenil, gracias a su lenguaje accesible y una trama cautivadora que resuena con su público objetivo.

PALABRAS CLAVES

Literatura infantil y juvenil; Carlos Carrión; creatividad; técnicas literarias; educación moral y cívica

ABSTRACT

This literary essay aims to analyze the principles of children’s and young adult literature in the development of reading formation, using the storybook El colibrí que quiso escribir una novela by Carlos Carrión. Through a detailed analysis, based on close reading and qualitative, descriptive, and comparative methodology, we examine how Carrión uses these principles to impart values and moral lessons to his readers. The common thread revolves around a hummingbird who aspires to write a novel, and during this process, significant themes such as creativity, effort and perseverance are addressed. Through the use of literary devices, such as metaphor and personification, the book manages to capture the attention of young readers and stimulate their imagination. In conclusion, the book complies with the principles of children’s and young adult literature, thanks to its accessible language and a captivating plot that resonates with its target audience.

KEYWORDS

Children's literature; creativity; literary techniques; moral and civic education.

 

INTRODUCCIÓN

 

El colibrí que quiso escribir una novela, una colección de cuentos del escritor ecuatoriano Carlos Carrión, consta de nueve relatos que exploran valores y enseñanzas morales. El autor tiene la intención de presentar estos conceptos a niños y jóvenes a través de sus obras. Los cuentos se centran en las maravillosas aventuras que surgen de la imaginación, así como en la bondad y la ternura características de la infancia. Los personajes principales de estos cuentos son niños, animales y adultos que, quizás sin darse cuenta, exhiben la inocencia y la curiosidad propias de los niños. Así que, tomando algunos postulados de la Literatura Infantil y Juvenil pretendemos mostrar la formación lectora que el autor trasmite en sus relatos.

En ese contexto, el objetivo principal de la competencia literaria es desarrollar estudiantes competentes en el uso de la lengua oral y escrita y fortalecer mecanismos específicos como la competencia lectora y el intertexto del lector. De esta manera, se busca que los estudiantes no solo sean capaces de comunicarse eficazmente, sino que también puedan interactuar de manera significativa con diversos textos literarios. Por lo que, según Mendoza Fillola (2010):

La Literatura Infantil y Juvenil es un conjunto de producciones de signo artístico literario, de rasgos comunes y compartidos con otras producciones literarias, también con producciones de otros códigos semióticos a las que se tiene acceso en tempranas etapas de formación lingüística y cultural (s.f.).

La Literatura Infantil y Juvenil (en lo sucesivo LIJ) es una herramienta importante para la educación y el desarrollo de los niños y jóvenes, pero es necesario seleccionar o crear libros de alta calidad que cumplan con los estándares necesarios para lograr los objetivos educativos y de desarrollo de este público. El interés creciente en la LIJ se debe a su capacidad para fomentar la lectura y el aprendizaje en los niños y jóvenes. Además, los avances en la comprensión de la LIJ han llevado a la identificación de varios principios importantes para crear obras de calidad: creatividad, uso del lenguaje sencillo y la representación de la diversidad, etc.

Por lo tanto, se ha establecido que la creatividad es un elemento crucial en la LIJ, ya que esto puede hacer que la obra sea más interesante y estimulante para los niños y jóvenes. Además, el uso de lenguaje sencillo y accesible es importante para que los jóvenes puedan comprender y disfrutar la obra. También es esencial representar la diversidad, ya que esto puede ayudar a este grupo a comprender y apreciar las diferencias entre las personas.

Este ensayo utiliza el close reading y la metodología cualitativa, descriptiva y comparativa para examinar cómo Carrión1 emplea los principios de Literatura Infantil y Juvenil para impartir valores y enseñanzas morales a sus lectores a través del libro El colibrí que quiso escribir una novela.

 

DESARROLLO


Importancia de la Literatura Infantil y Juvenil en la formación lectora

La LIJ es un género literario que busca entretener, educar y transmitir valores a los lectores a través de historias. Según Rovira Collado (2011) “(…) Es el medio para formar lectores competentes y que mantengan el hábito lector como una posibilidad de ocio fundamental” (p. 141). Para lograr estos objetivos, se deben considerar algunos principios importantes, como la representación de la diversidad cultural, social y étnica de la sociedad, la claridad en el lenguaje y estructura, la transmisión de valores positivos, la estimulación de la imaginación y la creatividad, y el entretenimiento. La LIJ debe adaptarse a la capacidad cognitiva y emocional de su público, y no debe ser simplista, sino accesible y atractiva. Además, puede abordar temas complejos para concientizar y prevenir problemas como la violencia, la discriminación y el acoso escolar.

La LIJ se sustenta en principios esenciales que garantizan su efectividad y atractivo para su público objetivo. Como señala Nikolajeva (2014), “A los personajes en las novelas para niños se les conceden facultades de diversas formas y se les permite operar en todos los niveles de desplazamiento” (p. 61). Esto les permitirá “(…) desarrollar los pensamientos cognitivos e interactivos de cualquier lector, el leer permite construir con facilidad nuevos conocimientos” (Vital Carrillo, s.p.).

La LIJ trasciende la mera diversión. Su diseño se basa en principios fundamentales que aseguran su efectividad y atractivo para su público, lo que indica una intención y un propósito específico detrás de su creación. Además, los personajes suelen estar dotados de una variedad de habilidades, permitiéndoles explorar y experimentar en su entorno. Esta característica no solo añade atractivo a las historias, sino que también permite a los lectores entender y explorar su propio mundo. Por lo tanto, no solo sirve como entretenimiento, sino que también juega un papel crucial en el desarrollo cognitivo y educativo de los lectores jóvenes, reforzando la idea de que la literatura puede ser una herramienta poderosa para el aprendizaje y el crecimiento personal.

Es importante resaltar la función del docente. Este se convierte en una figura clave que puede animar a pensar y aprender. Por lo que, Sarango et al. (2021) menciona “(…) cabe recalcar el papel del docente, quien va a guiar el aprendizaje” (p. 68). Además, el educador tiene la responsabilidad de crear un ambiente de aprendizaje seguro y acogedor, donde cada estudiante se sienta valorado y capaz de expresar sus ideas sin temor a la crítica.

Esto concuerda con lo aseverado por Arguellos (2009) cuando dice que “Los objetivos no son ni el libro ni la lectura, sino los seres humanos y su relación con los libros y la lectura, en una búsqueda de un mayor y mejor disfrute por la vida” (p. 77). Esta afirmación subraya la importancia de la lectura en nuestra vida cotidiana. Además, se enfatiza que esta relación con los libros y la lectura no solo mejora nuestra comprensión del mundo, sino que también nos permite explorar nuevas perspectivas y experiencias. La lectura se convierte en una herramienta poderosa que permite enriquecer la experiencia humana, aumentando la aptitud crítica.

Por otra parte, un punto importante es lo que menciona Pradelli (2013) cuando plantea que “La cuestión será reflexionar sobre cuáles son los espacios que transitamos al leer, y hacia dónde podemos ir a partir de los textos escritos por otros, a dónde nos llevan las lecturas propias” (pp. 66-67). La reflexión anterior nos lleva a entender que la lectura no es solo un acto de consumo. En realidad, es un viaje de descubrimiento personal. Cada texto que leemos nos transporta a un nuevo territorio de pensamiento y experiencia. De esta manera, la lectura nos permite crecer y evolucionar como individuos, expandiendo constantemente nuestros horizontes y enriqueciendo nuestra comprensión del mundo.

La pregunta de cómo lograr que un estudiante se convierta en un buen lector es, sin duda, difícil de responder. Sin embargo, en nuestro intento por contribuir a este campo de conocimiento, proponemos las siguientes estrategias: relacionar una misma expresión, que comprende identificar las marcas lingüísticas a partir del contenido semántico de las expresiones; relacionar una expresión con otra diferente, que involucra realizar construcciones de un texto sobre otro, estableciendo conexiones entre diferentes textos; y completar espacios vacíos, que implica omitir cierta información en el texto, desafiando al lector a llenar los vacíos con su propia interpretación o conocimiento. Estas estrategias pueden ayudar a los estudiantes a desarrollar habilidades de lectura más profundas y a convertirse en lectores más competentes. Lo anteriormente dicho guarda relación con lo manifestado por Parodi (2010):

Estas estrategias ayudan a construir la representación esencial de los contenidos del texto; sin embargo, no son necesariamente procedimientos que desarrollan el aprendizaje a partir de textos. En otras palabras, es posible que un lector aprenda a leer ciertos contenidos mediante esas estrategias, pero no aseguran necesariamente procesos de aprendizaje… (p. 137).

Asimismo, es importante destacar que estas estrategias son solo una parte del proceso de aprendizaje. El verdadero aprendizaje se produce cuando el lector es capaz de integrar la información obtenida a través de la lectura en su propio marco de conocimientos y experiencias, permitiéndole así formar nuevas conexiones y comprensiones. Consecuentemente, se debe acompañar con una buena selección de libros, tal como señala Nodelman (2001):

Los niños reales pocas veces pueden ser descritos con generalizaciones acerca de las capacidades o los intereses que deben tener a edades específicas (...). La selección de libros que se orienta a partir del criterio de que niños de cierta edad no están listos para ellos es sumamente antipedagógico, ya que es una forma de evitar que los niños aprendan cosas que nosotros suponemos que desconocen." (p. 160).

También, es crucial fomentar un ambiente de lectura positivo y estimulante. Los niños deben sentirse libres para explorar diferentes géneros y temas, y no deben ser limitados por las expectativas de los adultos sobre lo que deberían estar leyendo. La lectura debe ser una experiencia de descubrimiento y crecimiento personal, no una tarea o un requisito. Debemos permitir que los niños se enfrenten a nuevos desafíos y aprendan a su propio ritmo, en lugar de imponerles nuestras propias suposiciones y limitaciones.

Esto no solo mejora su comprensión y apreciación de la literatura, sino que también les permite desarrollar habilidades de pensamiento crítico y creativo que serán valiosas en todas las áreas de su vida. A ello se debe añadir la idea de Colomer (2010), los libros deben ser de calidad, pues estos se basan en la comparación y la apreciación de sus distintos elementos:

En esta definición hay dos elementos: uno, la historia, define el material y objeto del relato. La narratología la define como una serie de acontecimientos enlazados de forma lógica en una estructura, sujetos a una cronología, inscritos en un espacio y causados o sufridos por personajes. El otro elemento, el discurso, se define como la manera en la que el lector se entera de la historia gracias al narrador… (p. 192).

La autora también señala “la importancia del lenguaje, el diálogo, el inicio de las narraciones, el final de las historias: aceptación de los problemas del protagonista, un final abierto, un final negativo o la mezcla de elementos de uno u otro tipo” (Cfr. pp. 193-198). Por lo que, la creatividad y la imaginación juegan un papel fundamental en la literatura infantil y juvenil, pues los libros no solo deben ser un reflejo de la realidad, sino también un medio para explorar mundos imaginarios y posibilidades infinitas.

Esto puede estimular la creatividad de los niños, permitiéndoles imaginar soluciones innovadoras a problemas, soñar con futuros alternativos y desarrollar una apreciación más profunda por el arte y la belleza. En última instancia, la literatura puede ser una herramienta poderosa para fomentar el pensamiento crítico y creativo, y para ayudar a los niños a entender y navegar el mundo que les rodea.

Ello implica que la LIJ debe incorporar y promover valores emergentes, como la habilidad para solucionar problemas, el diálogo moral, la adaptabilidad personal frente a cambios en el entorno, así como la imaginación, el sentido del humor y la capacidad para soñar y fantasear. Estos elementos están estrechamente vinculados a lo que Petit (2008) denomina “(…)  acercarnos a él siempre está la posibilidad de leer recuerdos de infancia” (p. 86).

Por lo que, es importante que la LIJ promueva la empatía y la comprensión intercultural. Los libros pueden ser una ventana a diferentes culturas, tradiciones y formas de vida, ayudando a los niños a entender y apreciar la diversidad del mundo en el que viven. Esta exposición a una variedad de experiencias y perspectivas puede fomentar una mentalidad más abierta y tolerante, preparando a los niños para ser ciudadanos del mundo.

Todo ello se debe acompañarse con lo que menciona Colomer (2005) “Compartir el entusiasmo, compartir la construcción del significado y compartir las conexiones que los libros establecen entre ellos” (p. 146). Los lectores aprenden a expresar sus ideas, escuchar y considerar las perspectivas de los demás, y a hacer conexiones entre diferentes textos e ideas. Estas son habilidades valiosas que se pueden aplicar más allá de la lectura, en todas las áreas de la vida.

Con esta breve conceptualización teórica ahora analizaremos el libro de cuentos El colibrí que quiso escribir una novela del escritor ecuatoriano Carlos Carrión (2019):

El libro en cuestión es una colección de nueve cuentos breves, cada uno explorando las aventuras de la imaginación, la bondad y la ternura característica de la infancia. Los cuentos, que abordan una variedad de temas y situaciones, son especialmente atractivos para los niños y jóvenes que están empezando a leer. Además, los cuentos promueven valores positivos como la ilusión, el afecto y el respeto, fundamentales para el desarrollo de los menores. Los lectores encontrarán una variedad de personajes, desde niños hasta animales y adultos que mantienen su espíritu infantil, lo que les permite identificarse y aprender a ver el mundo desde diferentes perspectivas.

El estilo humorístico y delicado de la escritura de los cuentos es un punto destacable, ya que puede enriquecer la sensibilidad de los lectores, ayudándoles a apreciar la belleza y la poesía en las cosas simples de la vida. Los cuentos breves, con su variedad de personajes, permiten al autor explorar diversas situaciones y temas, resultando en una experiencia de lectura enriquecedora. El uso del humor y la sutileza en la escritura añade un atractivo adicional, haciendo la lectura aún más amena. A continuación, discutiremos los principios de LIJ presentes en este libro.

El personaje principal de la historia, un colibrí aspirante a novelista utiliza su imaginación para dar vida a un universo ficticio lleno de personajes y aventuras. A medida que interactúa con varios personajes, el colibrí reflexiona y mejora su obra, un proceso esencial en la creación literaria. La coherencia y claridad de su narrativa hacen que su obra sea comprensible y atractiva, especialmente para los lectores jóvenes que necesitan una narrativa clara y fácil de seguir.

A lo largo de la trama, el colibrí aprende lecciones valiosas sobre la amistad, la empatía y la solidaridad. La incorporación de estos valores en la literatura infantil y juvenil es crucial, ya que permite a los jóvenes lectores aprender y reflexionar sobre temas importantes. A continuación, se empieza con el análisis de los cuentos:

“El resucitador de pájaros”, es el primer cuento que nos presenta el autor. El mismo está protagonizado por Manuel, un niño huérfano que resucita pájaros. Dentro de la ficción narrativa se describe como el infante intenta revivir a su padre para no quedarse completamente solo. Así lo describe Carrión (2019):

Un martes, sin embargo, su padre le falló. Y, aunque por el hijo se levantaría incluso muerto y sepultado, fue, se metió en la cama y, al otro día, no se levantó. A prepararle el desayuno ni nada.
- ¿Qué raro¾dijo Manuel a las seis y cuarto-. ¡Papá no ha hecho sonar ningún mueble, ni un solo trasto en la cocina!
Se levantó entonces y fue a ver por qué no lo había hecho y lo halló muerto. Bocarriba y agarrotado en su cama como un pájaro herido por un rayo. Por culpa del alcohol. De la pena de la esposa. O sabe Dios por qué. Nada más verlo, Manuel supo en su corazón que estaba muerto; también por su palidez, frialdad y por la dureza de piedra de sus manos trabadas sobre el pecho. Pero a pesar de saberlo, lo remeció llorando
- Papacito, ¡levántate, por favor! -le dijo-. ¡Abre los ojos!
¡Ay cierto!, recordó de improviso que era, ni más ni menos, un resucitador de pájaros; de pájaros y otros animales pequeños, grandes no.

Este pasaje narrativo presenta un momento emotivo y trágico en la vida de Manuel y su relación con su padre. La muerte inesperada del padre mientras Manuel está en casa desencadena un conflicto interno en el hijo, debatiéndose entre la esperanza y la aceptación de la realidad. La narrativa está impregnada de simbolismo y metáforas. La comparación del padre fallecido con un pájaro herido evoca una imagen vívida y desgarradora, transmitiendo la sensación de fragilidad y sorpresa ante la muerte. Además, el hecho de que Manuel intenta remover al padre muerto mientras llora y le suplica que se levante, añade un toque de desesperación y negación ante la pérdida.

Manuel se retrata como alguien profundamente afectado por la muerte de su padre, lo cual se refleja en sus acciones y en su diálogo cargado de emotividad. Su papel como resucitador de pájaros agrega una capa adicional de simbolismo, sugiriendo probablemente su deseo de revivir a su padre o su lucha interna por encontrar una forma de lidiar con la pérdida. Cómo se decía en la explicación teórica la LIJ juega un papel importante en la transmisión de nuevos valores, uno de ellos la resiliencia.

El segundo cuento, titulado "Un alazán y muchísimos apaches", explora la temática de la crianza de los niños, enfocándose especialmente en la relación entre padres e hijos. El protagonista, un niño llamado Roque, posee un alazán de juguete. A través de la narrativa, el autor ilustra cómo Roque cuida y protege su juguete, reflejando su sentido de responsabilidad y amor hacia él. Además, se enfatiza la importancia de la comunicación entre padres e hijos. A continuación, se presenta un extracto del cuento:

Dos niños vecinos jugaban a papá y mamá. Sentados en la sala de la casa de la niña hablaban en voz baja para cuidar el sueño de su bebé hermoso que estaba en la cuna dormidito. El tema de la conversación era la fiesta del bautizo pensada para mayo.

(…) Eran casi las cinco de la tarde. La casa estaba rodeada de apaches porque era en el Oeste y los indios unos tipos bien fregados: hervían de plumas, flechas y malas pulgas; de modo que por quítame estas pajas odiaban de muerte a un cara pálida; tanto más a él que se había burlado de ellos tantas veces con su alazán de relámpago, capaz de llevar hasta tres jinetes sin perder velocidad ni belleza alguna (Carrión, 2019, pp. 25-26).

 

El fragmento describe a dos niños vecinos jugando a ser padres mientras planean una fiesta de bautizo para su hijo. Están sentados en la sala de la casa de la niña, cuidando a un bebé imaginario en su cuna. Sin embargo, el contexto cambia cuando se menciona que la casa está rodeada de apaches y se describe un juego de fantasía donde los niños se enfrentan a los indios en un entorno del Viejo Oeste. La narración mezcla la inocencia del juego infantil con elementos de fantasía y aventura, mostrando la imaginación activa de los niños.

La tercera historia, titulada "El detective de diez años", destaca como una de las más conmovedoras del libro. La trama trata sobre un niño que viaja en un autobús urbano con su abuela. Durante el viaje, el niño presencia un robo y reconoce al ladrón mientras sube a un autobús para escapar. A pesar de las repetidas advertencias de la abuela, el niño no pudo reprimir su pasión por la justicia y decidió denunciar al ladrón a la policía. Veamos como Carrión (2019) lo ilustra en el cuento:

A mitad del pasillo y de tanta incomodidad y calor y olor estaba sentado una abuela con un nieto a su lado. Indiferente a todo, el niño jugaba con un pedazo de palo triangular. Un pedazo de palo al que su imaginación convertía en un revólver, sin duda perfecto, y esa arma lo transportaba a otra edad, otro sitio y otros riesgos.
(…) Media cuadra después, la sirena de un patrullero detuvo al autobús y subieron un sargento y dos policías con armas en las manos. Buscaban a un hombre que había matado a tiros a un mendigo y robado sus limosnas.
(…) ¿Cómo supo que era él? -le dijo el sargento a la anciana, al salir.
-Muy fácil, sargento. Él hizo así - la mano derecha de la abuela formó un revólver- y le disparó a mi nieto, Y si mató sin motivo alguno con un revólver de mentira, era seguro que mataría a un mendigo con uno de verdad con motivo del dinero, Además tenía la cara de malo que no podía con ella (pp. 31-33).

En el pasaje descrito, una abuela y su nieto comparten un viaje en autobús lleno de tensión e intriga. El nieto, sumergido en su mundo de fantasía, juega con un trozo de palo imaginándolo como un revólver. La trama se intensifica cuando la policía detiene el autobús en busca de un criminal. A pesar de la advertencia de su abuela, el niño, impulsado por su juego, simula un disparo hacia el hombre, quien resulta ser el sospechoso buscado. Este acto une la imaginación del niño con la cruda realidad del crimen, creando un giro intrigante en la historia. La abuela, con su aguda percepción y entendimiento de la naturaleza humana, deduce la culpabilidad del hombre. Al explicar al sargento, revela cómo las acciones de su nieto sirven como indicadores del carácter del sospechoso. Esta habilidad para interpretar las sutilezas del comportamiento humano añade profundidad al personaje de la abuela y complejidad a la narrativa.

El cuarto cuento titulado “La flecha que sabía demasiado” es una historia de aventuras que involucra elementos de fantasía y magia. A través de los personajes de Ricardo y el príncipe Roberto, el autor nos lleva a través de un mundo mágico en el que una flecha, aunque no tiene vida propia, es un personaje importante en la trama. Así nos describe Carrión (2019) los hechos:

Ricardo estaba preso en una jaula dentro de la cabaña de la bruja malvada. Mientras
preparaba una olla de pociones mágicas, ella le ordenó vigilarlo a un cuervo hablantín.
En un descuido del pájaro, Ricardo extrajo una flecha escondida bajo su ropa; en otro descuido, le mostró a la flecha un orificio que había en el techo de la cabaña y le susurró algo al oído. En el tercer descuido del cuervo, la flecha salió de la jaula y echó a volar.
(…) De lejos se oía su fragor de bestia de fuego [dragón] y todos temblaban. Se había caído del castillo sobre cuyas almenas vivía como una gran gallina clueca en su gallinero al tiempo que vigilaba los días y las noches de la princesa. Por razón innominada, había amanecido más furiosa que nunca, pero imposibilitada para levantar el vuelo y seguir en las almenas. Quizá por esa frustración, quemaba y destruía todo con sus llamas, sus garras y enorme cola. El príncipe Roberto y su caballo se acercaron temerosos y, hasta contar diez, ya estuvieron con el cabello y crin chamuscados (pp. 37-39).

En esta escena llena de acción y fantasía, el protagonista Ricardo se encuentra cautivo en la cabaña de una bruja malvada. A pesar de estar vigilado por un cuervo parlante, Ricardo aprovecha un descuido para poner en marcha un ingenioso plan de escape. Sus movimientos cautelosos al esconder una flecha y su comunicación secreta con ella añaden un aire de suspenso y tensión. El momento en que la flecha sale volando de la jaula hacia el techo de la cabaña es visualmente impactante y vibrante.

La trama se intensifica con la aparición de un dragón que siembra el caos en los alrededores del castillo. Descrito como una bestia de fuego, su comportamiento destructivo eleva el nivel de peligro y urgencia. Finalmente, el príncipe Roberto y su caballo emergen como figuras valientes, dispuestos a enfrentarse al dragón. Su presencia no solo aumenta la intensidad de la escena, sino que también mantiene al lector en vilo por el desenlace de la historia.

La quinta historia, titulada "Buenas noches, soldado de bronce", es el cuento más emotivo del libro, ya que explora el dolor y la pérdida. El relato sigue a Juanito, un niño profundamente afectado por la pérdida de su padre durante la guerra. A través de la narrativa vemos cómo Juanito idealiza a su padre a través de una estatua de bronce en un parque de la ciudad. Aunque el tema es serio, la historia tiene un tono tragicómico. Por un lado, se trata el doloroso proceso del duelo, y por otro, una situación humorística en la que Juanito interactúa con la estatua como si estuviera hablando con su padre. Así lo notamos en la ficción narrativa:

A causa de la guerra insaciable, que se lleva a tantos padres, Juanito había perdido al tuyo. (…) Una tarde en el parque de costumbre alzó a ver y allí estaba la estatua: una estatua más con las cuales quienes disponen las guerras pero no van nunca a ellas pretenden pagar tantas vidas perdidas en vano. Por pensar en los padres de los otros niños o en sí mismo Juanito no había visto nunca antes. Era un esbelto soldado de bronce mirando a la distancia. Estaba en posición de descanso con la culata del rifle apoyada en el suelo y la mano izquierda sosteniéndolo.

(…) Lo intento algunas veces hasta que, al fin, se encaramó en el pedestal, se agarró de las piernas de la estatua, se colocó de pie junto a ella y tocó su mano. Nunca había tocado una mano de bronce y le pareció demasiado dura. Una mano sin vida, pero tenía la ventaja sobre las humanas: no rehuía la suya.
(…) Un policía lo encontró un día trepado allí.
-Bájate, hijo -le ordenó-. Las estatuas solo son para mirarlas.
-Eso mismo estoy haciendo yo, solo que de bien cerquita (pp. 43-46).

 

Este relato presenta a Juanito, un niño que, tras perder a su padre en la guerra, halla consuelo en una estatua de soldado en un parque. La estatua, descrita como un símbolo de sacrificio y pérdida, profundiza el tema central del impacto devastador de la guerra en las familias. La narrativa subraya el contraste entre la solidez de la estatua de bronce y la vulnerabilidad de Juanito. Su anhelo de tocar la mano de la estatua simboliza su necesidad de conexión y la presencia de su padre ausente. Este gesto resalta la soledad y tristeza de Juanito, y su búsqueda de consuelo en su pérdida. Un encuentro con un policía lleva a una reflexión sobre el propósito de las estatuas. La reacción de Juanito evidencia su comprensión de su experiencia y su búsqueda de significado y consuelo en el arte y los símbolos que lo rodean.

El sexto cuento "El colibrí que quiere escribir una novela" cuenta la historia de amor de dos colibríes. Mientras se embarca en una aventura para escribir una novela, un colibrí macho conoce a una hembra y, cuando se enamora de ella, su mundo cambia. Carlos Carrión (2019) lo describe así:

Soy un colibrí y hago lo que no hace nadie, presumió. Soy el ave más pequeña de la tierra, tengo bellos colores tornasolados, olfato, vista y gustos soberbios. Como si fuera poco, muevo mis alas a velocidad relampagueante, me mantengo en el aire como su estuviera en tierra firme; no solo para librar el néctar de una flor, sino para describir las parábolas de vuelo más vertiginosas y atrevidas por el único gozo de volar.
(…) ¡Qué historia y qué inicio más tonto, dios santo!
(…) De pronto se posó en su propia ramita una hembra pequeñísima, pero muy bella, irresistiblemente bella, irresistiblemente bella. El colibrí no tenía aun pareja y había pensado que sería muy arduo conseguir una.
Volvió en un instante con una flor roja en el pico. Era una flor roja breve y delicada como hecha de gotitas de sangre de belleza. La hembra abrió unos ojos inmensos. ¡Qué lindo es! (pp.51-54).

Este fragmento comienza con un tono humorístico y crítico, capturando la atención del lector. La exclamación inicial del narrador establece un tono irónico y autoconsciente, invitando al lector a cuestionar las expectativas y adoptar una actitud lúdica hacia la narrativa. La historia luego se sumerge en una descripción poética de un encuentro entre el colibrí protagonista y una hembra. La hembra colibrí es descrita como de belleza irresistible, y la imagen de la flor roja en su pico añade un toque de romanticismo al relato. La imagen de la flor crea una imagen impactante que subraya la importancia del encuentro para el colibrí protagonista. Cuando la hembra recibe la flor y exclama "¡Qué lindo es!", mostrando su interés, añadiendo un toque de ternura y complicidad a la escena.

El séptimo cuento, "Un superhéroe supertonto", es una narración humorística que sigue las desventuras de un superhéroe notablemente inepto. A pesar de sus mejores intenciones, a menudo termina exacerbando los problemas que intenta resolver. Este cuento ofrece una crítica irónica al género de superhéroes y a la sociedad en su conjunto, destacando la tendencia de las personas a buscar soluciones rápidas y fáciles a sus problemas, sin considerar si estas soluciones son efectivas o si pudieran empeorar la situación. El autor lo relata de la siguiente forma:
           
Era un tonto el Súper. Tontísimo. Y fuerte, eso sí; fuertote no solo. Por los súper poderes. Y comedido, claro, como todo superhéroe. Le tocaba apagar un incendio de una casa iba y la destruía; en vez de salvarla de las llamas. Por la fuerza de sus soplos, por lo tonto que era, Y lo fuerte. Si no contagiaba con llamas a una casa vecina o una dos, claro. (…) En la ciudad robaban un banco unos ladrones armados y equipados. Lo llamaban e iba y agarraba al gerente, en vez de a los ladrones, al subgerente, el tonto. O hecho el tonto. Cosa que más bien daba iras verlo. Pedirle ayuda. Todo. Al Súper (pp. 59-60).

La octava historia, "Salomón, una anciana salomónica", sigue la vida de Matilde, una anciana sabia dedicada a resolver los problemas de su comunidad. Un ejemplo importante es cuando interviene en un conflicto entre Pedro y Pablo, cuya vaca muere misteriosamente, complicando la división de sus bienes. Gracias a su sabiduría y experiencia, Matilde no sólo se convierte en una figura autorizada y respetada en la sociedad, sino que se vuelve indispensable. Su capacidad para mediar en conflictos y su voluntad de ayudar a los demás, incluso en las situaciones más difíciles, la convirtieron en una figura inspiradora. Su impacto va más allá de la resolución de problemas e inspira a los miembros de la comunidad a ser más comprensivos y cooperativos. La historia de Matilda nos recuerda el valor de la sabiduría y la empatía para construir comunidades fuertes y unidas. Veamos, a continuación, el siguiente ejemplo:

En El Tablón había comisario y policías: el Ronco y las dos chapas desteñidas a su mando, claro; pero la autoridad real no era él ni los uniformados: era la Matilde. La Matilde Sarango: vieja, enorme, temida y respetada como un dios, a pesar de su pobreza y modesta casita a la orilla del río. Garrote en mano siempre o escondido entre los pliegues de la falda, tan vieja y arrugada como ella. Un garrote despiadado, eso sí; mejor dicho, justiciero de toda justicia. Y sabio porque acertaba siempre.
(…) El sábado hubo El Tablón un alboroto, temprano aún. A las seis. Todavía oscuro. La vaca de dos hermanos Soto, extraviada desde hace una semana junto a su ternerito, había sido encontrada; ambos muertos, eso sí. La cosa era que Pedro ordeñaba tres días y Pablo, otros tres y vendía la leche. Y la vaca con su cría se había extraviado y muerto en los días de Pablo. De ahí entonces la reclamación de Pedro: quería su mitad intacta.
(…) La Matilde entonces se acercó. Callada. Vieja. Salomónica. Se acercó a la hedentina y moscas sin taparse la nariz ni nada. Desprendió los cuernos de la vaca con un par de garrotazos fuertes cerca de su punta, los trajo y se los entregó a Pedro. Toma. Los cuernos.
Y a Pablo: ¡pam!, un garrotazo.
Salomónicamente (Carrión, 2019, pp. 67-70).

El último cuento “Asaltante de bancos a la carta”. Esta historia narra las aventuras de un vagabundo que intenta robar el banco del pueblo. Así lo muestra Carrión (2019) “No era tan inteligente que digamos; pero vago, eso sí. Mejor dicho, no hacía nada de nada y vivía de eso. Porque, claro, tenía cara para ir a pedir limosna sin que estuviera manco ni cojo ni ciego ni nada” (p. 73). Sin, embargo, traza un plan para robar un banco:

“Un jueves sin embargo nos salió a vagabundear (…). Había encontrado un palo y se quedó en casa pelándolo y labrándolo con la navaja (…) Parece un arma -dijo-. Un rifle (…). Cogió puntería y todo.
-¡Regio para asaltar un banco! -Exclamó asombrado de sí mismo (Carrión, 2019. pp. 76-77).

La cita presenta a un personaje con un espíritu aventurero y una gran imaginación, que un día decide vagabundear y encuentra un palo que talla hasta que toma la forma de un rifle. Esta acción juega a un rol de asaltante de bancos. La referencia tiene un tono lúdico y humorístico, con el personaje asombrado de su propia imaginación y habilidad para crear un arma a partir de un simple palo. Pero su osadía termina de una manera cómica:

“(…) Lo tuvo delante; pero, en vez de pedirle limosna, encañonó al guardia con el rifle que sacó de la nada y le dijo ¡manos arriba!
- ¿Qué dices? -dijo el guardia con su metralleta aún desprevenida, aún incrédula.
La pregunta desconcertó al asaltante.
-¡Qué esto es un asalto, guardia de mierda! -repitió con coraje-. ¡Y manos arriba o te doy un palazo!
Y, como el guardia se echó a reír, se lo dio (Carrión, 2019, p. 80).

Todos los cuentos están escritos con un “profundo sentido del humor, a veces, un poco negro fiel al estilo de los filmes ingleses del siglo XIX” (Serrano, 2018, p. 421), todo ello, desde luego, con tintes moralizantes. Su tenacidad para narrar las cosas, incluso “las más burdas y hacerlo de forma chispeante y directa. La libertad para incluir el mundo de la realidad en la ficción y viceversa” (Sarango, 2022, p. 130).

Por otro lado, el tema sentimental le da una fuerza y unidad temática al libro de cuentos, lo que provoca una resiliencia en el lector. A más de que, el texto tiene una infinidad de referencias intertextuales, desde aspectos bíblicos muy atípicos, tal es el caso del evangelio de Juan2 , hasta la aproximación a lo desagradable, fiel al estilo de Edgar Allan Poe. Por otro lado, Carlos Carrión quiere que el lector participe en el juego literario casi como cómplice, fiel a estilo de Julio Cortázar.

 

CONCLUSIONES

 

El libro en cuestión es una colección de nueve cuentos breves que exploran temas de imaginación, bondad y ternura característicos de la infancia. Estos cuentos son especialmente atractivos para niños y jóvenes que están comenzando a leer, ya que promueven valores positivos como la ilusión, el afecto y el respeto, fundamentales para su desarrollo. La variedad de personajes, que incluye desde niños hasta animales y adultos con espíritu infantil, permite a los lectores identificarse y ver el mundo desde diferentes perspectivas.

Este libro de cuentos despierta una serie de risas al leer sus páginas. Asimismo, a través de su lectura nos sumergimos cognoscitivamente en el dolor y sufrimiento que padecen sus personajes, en mucho de los casos niños; en este caso, podemos apreciar ese episodio, cuando leemos el cuento “Buenas noches, soldado de bronce”; el desparpajo de atestiguar situaciones jocosas que nos recuerdan nuestra niñez y adolescencia tal es el caso de los cuentos: “Un superhéroe supertonto” y “Asaltante de bancos a la carta”. Pero, también, nos permite comprender el desamparo y abandono que viven muchos niños huérfanos, esto se describe en el cuento “El resucitador de pájaros”.

El estilo humorístico y delicado de la escritura de los cuentos es importante, ya que enriquece la sensibilidad de los lectores, ayudándolos a apreciar la belleza y la poesía en las cosas simples de la vida. Los cuentos breves, con su diversidad de personajes y situaciones, ofrecen una experiencia de lectura enriquecedora. El uso del humor y la sutileza en la escritura añade un atractivo adicional, haciendo que la lectura sea aún más amena.

Finalmente, otro aspecto fundamental es la parte pedagógica, didáctica y moralizante del libro. Carlos Carrión, nos da a conocer como situaciones del diario vivir se pueden convertir en enseñanzas. Por otro lado, estos cuentos también nos invitan a reflexionar sobre las múltiples dificultades de la vida y, sobre todo, a ser resilientes.

 

REFERENCIAS

 

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1 Carlos Carrión, (Loja, Ecuador, 1944) escritor ecuatoriano. Autor de las novelas ¿Quién me ayuda a matar a mi mujer?, Una chica dormida en un caballo, La utopía en Madrid, La mantis religiosa, Un bacán en Nueva York, La ciudad que te perdió, Dos aves migratorias, La vedet de la calle Valverde, El tren de los amantes. Ha ganado varios premios literarios, entre ellos José de la Cuadra, Joaquín Gallegos Lara, Pablo Palacio, Miguel Riofrío, además finalista del premio Herralde.

2 Hay una clara referencia al evangelio de San Juan, capítulo 11, versículos del 43-45, en el cual se habla de la resurrección de Lázaro.

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