RESUMEN
Este artículo tiene como objetivo analizar el pensamiento antimperialista del escritor ecuatoriano Ángel Felicísimo Rojas en su novela Curipamba (1983). Además, se muestra cómo la obra narrativa refleja la realidad sociopolítica contemporánea, con un enfoque particular en las tensiones y desafíos de la lucha contra el imperialismo y la explotación de la sociedad ecuatoriana. Para ello, se emplea una metodología cualitativa basada en el análisis, la crítica, la evaluación y la interpretación del universo literario de Rojas. Asimismo, se recurre a los postulados teóricos marxistas sobre el papel del intelectual en la función social de la literatura, propuestos por Antonio Gramsci (2013) y Bertolt Brecht (1974), quienes sostienen que la literatura debe ir más allá del mero entretenimiento para desempeñar una función social esencial. Concluimos que, más allá de su valor estético, la novela se configura como un texto multifacético que actúa como catalizador para discusiones sobre economía política, derechos laborales y soberanía nacional. La coherencia en la interpretación de la obra como una poderosa denuncia social resalta no solo la destreza narrativa de Rojas, sino también su profunda comprensión de las dinámicas sociales y económicas de su época.
Palabras Clave:
Ángel Felicísimo Rojas; Antimperialismo; Curipamba; Realidad sociopolítica; Literatura ecuatoriana
ABSTRACT
This article aims to analyze the anti-imperialist thought of the Ecuadorian writer Ángel Felicísimo Rojas in his novel Curipamba (1983). In addition, it shows how the narrative work reflects the contemporary socio-political reality, with a particular focus on the tensions and challenges of the struggle against imperialism and the exploitation of Ecuadorian society. For this purpose, a qualitative methodology based on the analysis, critique, evaluation and interpretation of Rojas' literary universe is employed. Likewise, recourse is made to Marxist theoretical postulates on the role of the intellectual in the social function of literature, proposed by Antonio Gramsci (2013) and Bertolt Brecht (1974), who argue that literature must go beyond mere entertainment to play an essential social function. We conclude that, beyond its aesthetic value, the novel is configured as a multifaceted text that acts as a catalyst for discussions on political economy, labor rights and national sovereignty. The consistency in interpreting the work as a powerful social denunciation highlights not only Rojas' narrative skill, but also his deep understanding of the social and economic dynamics of his time.
Key Words:
Ángel Felicísimo Rojas; Anti-imperialism; Curipamba; Socio-political reality; Ecuadorian literature; Ecuadorian literatura.
INTRODUCCIÓN
Ángel Felicísimo Rojas nació en 1909 en El Plateado, un barrio rural cercano a Loja, Ecuador. Pasó sus primeros seis años allí, recibiendo sus primeras lecciones formales de su madre, quien era profesora en la escuela rural. En 1914, se mudó a Loja para estudiar en la escuela Miguel Riofrío y luego en el colegio Bernardo Valdivieso. Debido a la situación económica de su familia, comenzó a trabajar como ayudante de tipografía a los nueve años, lo que le permitió observar las desigualdades económicas en su entorno.
A los dieciséis años, Rojas se unió al Partido Socialista Ecuatoriano, fundado ese mismo año. Inspirado por José Miguel Carrión Mora, padre del poeta y escritor Alejandro Carrión Aguirre, comenzó a dedicarse a la literatura, publicando en revistas y periódicos locales. Su creencia en que la Revolución Rusa traería justicia social a nivel mundial influyó en su obra. En 1928, escribió sus primeros relatos para el diario El Heraldo del Sur de Loja y luego fue editor en las revistas Bloque, Renacimiento y Revista Universitaria. Comenzó su carrera universitaria en Guayaquil, pero regresó a Loja para graduarse en Derecho en la Universidad Nacional de Loja. En 1930, viajó a Quito y conoció a los hermanos José Miguel y Alfredo Mora Reyes, quienes le permitieron acceder a sus bibliotecas. Entre 1931 y 1933, comenzó a escribir su primera novela, Banca (1940), y trabajó en Curipamba (publicada en 1983). En 1934, se trasladó a Guayaquil para ejercer como abogado, donde colaboró con el narrador José de la Cuadra y estableció vínculos con escritores izquierdistas del Grupo de Guayaquil.
A los dieciséis años, Rojas se unió al Partido Socialista Ecuatoriano, fundado ese mismo año. Inspirado por José Miguel Carrión Mora, padre del poeta y escritor Alejandro Carrión Aguirre, comenzó a dedicarse a la literatura, publicando en revistas y periódicos locales. Su creencia en que la Revolución Rusa traería justicia social a nivel mundial influyó en su obra. En 1928, escribió sus primeros relatos para el diario El Heraldo del Sur de Loja y luego fue editor en las revistas Bloque, Renacimiento y Revista Universitaria. Comenzó su carrera universitaria en Guayaquil, pero regresó a Loja para graduarse en Derecho en la Universidad Nacional de Loja. En 1930, viajó a Quito y conoció a los hermanos José Miguel y Alfredo Mora Reyes, quienes le permitieron acceder a sus bibliotecas. Entre 1931 y 1933, comenzó a escribir su primera novela, Banca (1940), y trabajó en Curipamba (publicada en 1983). En 1934, se trasladó a Guayaquil para ejercer como abogado, donde colaboró con el narrador José de la Cuadra y estableció vínculos con escritores izquierdistas del Grupo de Guayaquil.
La obra narrativa de Rojas incluye cuatro novelas: Banca (1940), El éxodo de Yangana (1949), Curipamba (1983) y El club de los machorros (publicada póstumamente en 2004). También escribió los libros de cuentos Un idilio bobo (1946) y El busto de doña Leonor (1998), y los ensayos Correrías casuales por el Ecuador (1928), La novela ecuatoriana (1948) y El Ecuador entre Colombia y el Perú (1980). Fue miembro de la Academia Ecuatoriana de la Lengua y columnista en los diarios El Comercio de Quito y El Universo de Guayaquil. En 1997, recibió el Premio Nacional Eugenio Espejo y en 2002, la Orden Nacional al Mérito. Falleció en Guayaquil en 2003, a los 94 años.
La obra narrativa de Ángel Felicísimo Rojas surge en un contexto de profunda crisis social, económica, religiosa y política. Por esta razón, los personajes menesterosos y oprimidos son la base de su literatura, incluyendo campesinos, trabajadores mineros, gente sencilla y pueblos pequeños. Según Araujo Sánchez (1983), durante las décadas de 1930, 1940 y 1950, «la crítica situación de miseria se manifestó de manera más grave tanto en el campo como en la ciudad, con desempleo, salarios insuficientes, baja del poder adquisitivo de la moneda, y carestía de alimentos, entre otros problemas» (p. 10).
En su novela Curipamba, Rojas analiza la situación adversa y las consecuencias que ésta tuvo en las clases trabajadoras y marginadas de la sociedad, en particular, en los trabajadores mineros. El autor presenta una crítica social y política cuestionando el sistema económico y el modelo de explotación de los recursos naturales que dejaba a los trabajadores mineros en situaciones de vulnerabilidad y pobreza.
En este contexto, Rojas se inspiró en la realidad social de su época para plasmar en sus obras las injusticias y desigualdades que enfrentaba la población más desfavorecida. De esta manera, la novela estudio se convierte en un testimonio literario que refleja la realidad social y económica del Ecuador de esa época y que denuncia la explotación y la marginación de los más pobres y desprotegidos de la sociedad.
Se debe mencionar que, durante los años comprendidos entre 1912 y 1935, el Ecuador vivió un período de inestabilidad política, caracterizado por cambios de gobierno, dictaduras, revoluciones, escaramuzas y amagos de guerra con el Perú. Esta situación de inestabilidad política, a su vez, influyó en la orientación ideológica de Rojas hacia el socialismo. Utilizando herramientas como la literatura, el periodismo crítico, su formación jurídica y su trabajo como docente universitario, el autor denunció las injusticias sociales derivadas de un sistema político inicuo y lacerante. Como señala Salazar Estrada (2010) «Ángel Felicísimo Rojas creó una literatura militante y comprometida con el entorno y las circunstancias sociohistóricas, económicas, ideológicas, políticas y culturales del Ecuador de la época» (p. 62). En este contexto, la obra de Rojas adquiere una dimensión comprometida y militante que busca visibilizar las injusticias sociales y políticas que afectaban a la población ecuatoriana.
Con relación a lo antes mencionado, ciertos autores han estudiado el tema de la literatura comprometida y militante en América Latina. Por ejemplo, se podría mencionar a Mario Benedetti, quien en su libro El escritor latinoamericano y la revolución posible (1974) analiza la relación entre literatura y compromiso político y social. También se podría mencionar a Antonio Gramsci (2013), en su ensayo Los intelectuales y la organización de la cultura reflexiona sobre el papel de los intelectuales en la lucha por la transformación social. Asimismo, se podría hacer referencia a la teoría del "compromiso literario" desarrollada por Jean-Paul Sartre (1960), quien argumenta que los escritores tienen una responsabilidad ética y política hacia su sociedad y que deben comprometerse con la lucha por la justicia social.
Cabe señalar que, en la década de 1930, Ángel Felicísimo Rojas se unió al Grupo de Guayaquil, lo que fortaleció su ideología socialista. Esta consolidación ideológica lo inspiró a crear una literatura comprometida con las clases desfavorecidas y explotadas, y a denunciar las injusticias sociales y las tropelías plutocráticas. En una entrevista con Fausto Aguirre (2004), el autor explicó que la realidad ha cambiado y sigue cambiando: los gobiernos tiranos e incapaces, los regímenes que cumplen consignas extrañas y los sistemas injustos y opresores han hecho de nuestra realidad humana un mundo de dificultades, sufrimientos, pesares y penalidades. Poco a poco, se han producido enfrentamientos y no se ha respetado el principio universal de que todos los hombres somos iguales y, como tales, tenemos derecho a un mínimo de comodidades inherentes a la persona humana. La experiencia de estas realidades y la lectura de autores y obras de pensamiento y doctrina socialista llevaron a Rojas a querer cambiar esta situación injusta (p. 17).
Por ello, según Rodríguez-Arenas (2007) cree que, en la década de 1930, «la literatura producida en Ecuador tenía como principal objetivo promover un cambio en las condiciones sociales arbitrarias y tradicionales que afectaban a la sociedad» (p. 15). En este contexto, Ángel Felicísimo Rojas se destacó por denunciar las principales injusticias que se vivían en la sociedad ecuatoriana y por defender a los grupos sociales más vulnerables. Además de tratar temas como «la lucha de clases, la educación y la valoración de la literatura ecuatoriana, Rojas también se enfocó en cuestiones como la religión, el internacionalismo socialista, el antiimperialismo y los problemas limítrofes» (Salazar Estrada 2010, p. 56).
Es importante destacar que la década de 1930 fue un momento crucial para la historia de Ecuador y para América Latina en general. Durante esta época, los intelectuales y escritores de la región comenzaron a desarrollar una conciencia social y política más profunda, lo que llevó a una mayor participación en la lucha por la justicia social. Muchos de ellos se involucraron en movimientos políticos de izquierda y crearon obras literarias que reflejaban su compromiso con las clases desfavorecidas y explotadas.1
En la década de 1930, Ángel Felicísimo Rojas asumió un compromiso con la lucha contra la injusticia social y la promoción de la igualdad. A través de su literatura, abordó temas que eran muy relevantes para la época y para Ecuador, tales como la pobreza, la exclusión social, la opresión y el imperialismo. Sus obras también sirvieron como una herramienta para denunciar las condiciones de explotación y opresión que sufrían las clases más vulnerables de la sociedad. En la novela Curipamba, Rojas aborda el tema de la explotación minera y sus consecuencias, lo que refleja su preocupación por las condiciones de trabajo inhumanas que sufrían los trabajadores en las minas de Ecuador.
1. Citamos algunos autores: Eduardo Galeano: Las venas abiertas de América Latina (1971) y Memoria del fuego (1982-1986). Pablo Neruda: Canto general (1950) y Los versos del capitán (1952). Gabriel García Márquez: Cien años de soledad (1967) y El otoño del patriarca (1975). Octavio Paz: El laberinto de la soledad (1950) y Piedra de sol (1957). Mario Vargas Llosa: La ciudad y los perros (1963) y La fiesta del chivo (2000). Rigoberta Menchú: Me llamo Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia (1983). José Martí: Nuestra América (1891) y Versos sencillos (1891). Julio Cortázar: Rayuela (1963) y La autopista del sur (1 964).
Gracias a su compromiso político y literario, Rojas se convirtió en un importante referente en Ecuador y en América Latina durante la década de 1930. Su literatura tuvo un gran impacto en la sociedad ecuatoriana y fue considerada como una herramienta para promover el cambio social y la justicia en el país. Además, su obra ayudó a difundir las ideas socialistas en Ecuador y a fomentar la solidaridad con otros países de la región, lo que muestra su compromiso con la lucha por la justicia social en un contexto latinoamericano más amplio.
Por lo tanto, para una mejor comprensión de lo que significa Curipamba, Fausto Aguirre (2004) ofrece su perspectiva, en la que describe la obra como una representación de la lucha para resolver problemas, pero al mismo tiempo como la complicación de estos. La novela también aborda la tensión entre la introducción de la civilización en un entorno culturalmente estancado y la destrucción de la cultura y las tradiciones en el proceso. Además, se aborda la lucha por la reivindicación económica, pero al mismo tiempo la explotación socioeconómica del pueblo. Aguirre también destaca
la importancia de la conciencia en la transformación futura, pero al mismo tiempo la imposibilidad de luchar sin perder la esperanza. La novela de Rojas es una exploración compleja de la sociedad ecuatoriana en la década de 1930, donde se exponen las luchas y tensiones de la época (p. 559).
El académico Fausto Aguirre (2004) proporciona una perspectiva interesante y completa sobre el significado de la obra Curipamba. En su análisis, «destaca la complejidad de la novela que se centra en la lucha por resolver problemas, al mismo tiempo que presenta la complicación de los mismos» (p. 559). La tensión entre la introducción de la civilización y la destrucción de la cultura y las tradiciones también es un tema central en la obra. Rojas aborda la lucha por la reivindicación económica y, a la vez, describe la explotación socioeconómica del pueblo. Aguirre también señala la importancia de la conciencia en la transformación futura y cómo esto contrasta con la imposibilidad de luchar sin perder la esperanza.
Curipamba ofrece una visión crítica y compleja de la sociedad ecuatoriana de la época. La novela es una exploración detallada de las luchas y tensiones sociales de aquel momento y, como tal, es una obra valiosa para comprender el contexto histórico. Además, la obra es relevante para reflexionar sobre cuestiones universales como la justicia social, la identidad cultural y la resistencia.
DESARROLLO
El antimperialismo en Curipamba
Curipamba es considerada la obra más antiimperialista de Ángel Felicísimo Rojas, sin embargo, fue rechazada por la editorial Losada debido a que no se ajustaba a sus intereses editoriales. Es importante señalar que la novela fue escrita entre 1941 y 1942, pero permaneció inédita por más de 40 años. Finalmente, en 1983, fue publicada en coedición entre el Concejo Provincial de Loja y la editorial del Colegio Bernardo Valdivieso en la ciudad de Loja, Ecuador.
El libro detalla minuciosamente la actividad minera que se desarrollaba en Portovelo, un cantón de la provincia de El Oro. Cabe destacar que, gracias a la cercanía de la ciudad de Loja con el campamento minero de Portovelo2, Rojas tuvo la oportunidad de realizar numerosos viajes a dicho lugar. Durante su estancia allí, tuvo la oportunidad de adentrarse en las minas de extracción del oro y conocer de primera mano la dura realidad de estos yacimientos. Estudió los sistemas de extracción, la mecanización de los trabajos, y la influencia del clima tropical y del subsuelo en la salud de los trabajadores, quienes a menudo sufrían enfermedades y afecciones graves debido a las altas temperaturas. Además, los trabajadores debían enfrentarse a los peligros y riesgos inherentes a la actividad minera, lo que podía resultar en accidentes mortales. Esta experiencia de Rojas en el campamento minero de Portovelo le permitió conocer de cerca la difícil situación de los trabajadores y la extrema dureza de las condiciones laborales en la minería3.
2. Información tomada de la página del Gobierno Autónomo Descentralizado de Portovelo, https://www.portovelo.gob.ec/historia/: Portovelo es el nombre que se le dio al Campamento Minero de la compañía norteamericana South American Development Company en 1896, el cual se construyó sobre una veta aurífera rica que había sido registrada en 1811 por el español José Baltazar Vélez y Ramírez. La compañía minera South American Development Company construyó un impresionante complejo minero-industrial que produjo más de $10 millones de dólares en oro. El Estado declaró el Campamento Minero como Patrimonio Cultural del Ecuador en 2004. La comunidad de Portovelo luchó y logró parroquializar el Campamento en 1968, y posteriormente, conseguir la cantonización en 1980.
3. Durante sus vacaciones escolares, Rojas solía visitar la zona minera y tuvo la oportunidad de conocer los campamentos mineros de la región. Incluso llegó a trabajar para una compañía minera, lo que le permitió adentrarse en el suelo y subsuelo de la zona y relacionarse con personas de diferentes regiones del Ecuador. Gracias a esta experiencia, pudo conocer de cerca las idiosincrasias y los problemas de la población local, lo que le permitió tener una perspectiva más completa y realista de la vida en la zona minera.
Durante su estancia en Portovelo, Rojas se dio cuenta del despiadado proceso de explotación llevado a cabo por la compañía minera estadounidense South American Development Company, conocida como The Gold Mining Company en la ficción novelesca. Esta empresa minera operaba sin consideración alguna y violaba los acuerdos y compromisos que había asumido con el estado ecuatoriano. Para extraer el oro de manera forzada, se valía de estrategias poco éticas como el soborno, el chantaje y la intimidación hacia los entes de control estatal, así como a los representantes sindicales y los trabajadores. Así lo hace saber el autor de Curipamba en la ficción novelesca.
El gerente de la compañía, Mr. Spencer, actúa con doble moral y cambia su actitud cuando trata con nacionales y extranjeros, así como cuando habla con los "nativos" (…). En particular, muestra una actitud diferente con los subalternos y otra con los dirigentes gubernamentales y los diputados novicios (Rojas, 2004, p. 9).
Rojas nos da a conocer como es el accionar de los representantes de la empresa minera, muy especialmente de Mr. Spencer. El gerente general de la empresa The Gold Mining Company tiene una visión muy clara y poco ética de los funcionarios públicos ecuatorianos, así lo hace menciona: «Aquí, por regla general, todo gobernante tiene un precio. Y no he encontrado hasta ahora un empleado público que no se deje cohechar. ¿Explicación? En la política de estos países solamente militan los sinvergüenzas» (Rojas, 2004, p. 26).
El autor de Curipamba critica la ética de los representantes de una empresa minera y su percepción de los funcionarios públicos ecuatorianos. A través del personaje Mr. Spencer, el gerente general de la empresa Gold Mining Company expresa su creencia de que los funcionarios públicos son fácilmente corruptibles y dispuestos a aceptar sobornos. Esta postura refleja una preocupante falta de ética y responsabilidad colectiva, y pone en evidencia la necesidad de abordar la corrupción en el ámbito empresarial y gubernamental. Al ello, el ex inspector de minas de Curipamba señala con mucha amargura lo siguiente:
¾ Porque estos gringos, maldita sea, son en el fondo unos grandes corruptores de la nación. Nos acanallan. Acanallan al congreso. Acanallan al gobierno. Acanallan a las autoridades. (…) Yo tengo hijos que mantener, y se dará cuenta de que no es dignidad hacerse de la vista gorda con lo que pasa aquí, y ayudarles a los gringos a que se lleven el oro del país sin pagar más de la mitad de los derechos de exportación que fija la ley, no es dignidad firmar los informes que ellos mismos hacen con las cifras que les da su real gana declarar… (Rojas, 2004, pp. 43, 44).
A través de su obra de ficción, Rojas denuncia la corrupción y el poder de las empresas mineras, en particular el capitalismo representado por la estatal estadounidense The Gold Mining Company, la cual actúa como un ente corruptor que doblega al gobierno, al poder legislativo y judicial sin ningún tipo de atenuantes. La voz omnisciente del autor deja patente la humillación que los representantes mineros infligen, así como la sensación de impotencia y falta de control que experimenta la nación ante la influencia de los Estados Unidos. Asimismo, se evidencia una profunda preocupación por la corrupción y la explotación.
Los representantes mineros carecen de control, lo que les permite abusar y violar los derechos de los trabajadores mineros, quienes se ven sometidos a condiciones laborales inhumanas y a menudo son maltratados. En ocasiones extremas, incluso se ha reportado la muerte de enfermos que llegan al hospital de Curipamba, pues los delegados de la compañía consideran que los obreros no tienen cura y su tratamiento representa un gasto innecesario. Esto fue denunciado por un trabajador que afirmó: «Él no quería ser envenenado como acostumbran a hacer con los pacientes de Curipamba que no tienen remedio» (Rojas, 2004, p. 60). Asimismo, los delegados mineros obstaculizan el trabajo de los funcionarios honestos, como es el caso del nuevo inspector de minas, Alejandro Sevilla4 . Dicho inspector de minas tiene la obligación de inspeccionar todas las instalaciones de la mina para detectar las condiciones inhumanas en que trabajan los obreros, así como la explotación de oro sin pagar impuestos al estado.
4. En la novela, Rojas identifica una grave problemática en la industria minera: el abuso y la violación de los derechos laborales de los trabajadores mineros. El autor describe condiciones de trabajo inhumanas y casos de maltrato, que incluso han llevado a la muerte de enfermos en el hospital de la mina. Asimismo, se denuncia la obstrucción de la labor de los funcionarios honestos por parte de los representantes mineros, lo que sugiere la existencia de corrupción y falta de transparencia en la gestión de esta actividad económica. Estos hechos ponen de manifiesto la necesidad de una regulación más efectiva de la industria minera, con el objetivo de garantizar condiciones de trabajo justas y respetuosas de los derechos humanos de los trabajadores, proteger el medio ambiente y prevenir la corrupción.
Sin embargo, según relata Rojas, uno de los representantes mineros se opone a la visita del inspector y le recrimina diciendo: «_Oiga, carajo, inspector de todos los diablos: usted no tiene derecho a joderme, ¡maldita sea! Si yo le digo que esta mina está abandonada es porque lo está» (Rojas, 2004, p. 99). Este diálogo evidencia la resistencia y la oposición que encuentran los funcionarios honestos en su labor de inspección y control de la actividad minera, lo que resalta la necesidad de una regulación más efectiva para evitar la impunidad y la corrupción en esta industria.
Tanto es así que, el ministerio encargado de proteger los intereses de la nación ecuatoriana y de los trabajadores mineros parece estar de acuerdo con la compañía, a pesar de que su propio funcionario ha informado de conflictos, abusos y expropiación indebida por parte de la transnacional. En lugar de apoyar a su funcionario, el ministerio parece estar apoyando a la empresa. Según Rojas (2004) «Si alguna vez ha habido una pequeña pugna entre la compañía y el inspector, el ministerio ha estado siempre de parte de la compañía» (p. 247). Esta situación es preocupante.
Otro tema alarmante es que la compañía paga a un grupo de informantes y guardaespaldas para que protejan los intereses económicos y comerciales de la empresa. Así lo señala Rojas (2004) en la novela: «Jiménez, es el jefe de los soplones y esbirros que tiene la compañía entre los nacionales. Es el peor enemigo de los obreros y empleados del campamento» (p. 181). Al respecto Sarango (2020) considera que los sujetos corrompidos son siempre serviles a los intereses de los más poderosos. Por lo que, estos individuos se infiltran en el sindicato minero para delatar cualquier palabra o acción de los trabajadores que pudiera afectar los intereses de la compañía, y así sembrar la discordia entre los miembros, difamar y destruir a los líderes sindicales. «Es una excelente oportunidad para meter en sus filas un poco de gente de nuestra absoluta confianza (…) y cuando estén divididos, la emprendemos contra los dirigentes» (Rojas, 2004, p. 198). Para lograr su cometido, utilizan sobornos y chantajes, en contubernio con las autoridades estatales más altas, para asegurarse su apoyo total durante momentos de conflicto. Por ejemplo, durante la huelga de la Sindical Minera5, el ejército y la policía, cuya función debería ser la defensa de los intereses del Ecuador, más, sin embargo, fueron utilizados para reprimir brutalmente y asesinar a los trabajadores que reclamaban sus justos intereses. Esta situación demuestra que la compañía no tiene en cuenta los intereses del país y se enfoca únicamente en su propio beneficio económico. Así lo demuestra Rojas:
A su regreso hizo construir un gran edificio para el cuartel de la policía. Y tiene desde entonces un cuerpo de policía a sus órdenes, para la seguridad de los intereses de la compañía (…). Desde este momento la lucha adquiere una ferocidad inaudita. Los soldados de línea avanzan ciegos, pese a la furiosa defensa del “pelotón de tumulles” (…). Los caballos parecen fieras, con sus cascos baten lo que les opone al paso (2004, p. 187, 474).
5. La novela Curipamba retrata la lucha de los trabajadores mineros por proteger sus intereses frente a la despiadada explotación y los abusos cometidos por la compañía minera The Gold Mining Company. En este contexto, la Sindical Minera se presenta como la asociación creada por los empleados para defenderse de las prácticas injustas e inhumanas de la empresa.
Adicional a ello, resulta sorprendente que el Gerente de la compañía, quien debería ser un ejemplo de profesionalismo y respeto, se burle de la situación política y social del país. Utiliza términos despectivos como "país de pigmeos" y se refiere a personajes históricos como García Moreno o Eloy Alfaro de manera irrespetuosa. Además, critica la corrupción política y la falta de educación, llamando a la mayoría de la población ecuatoriana como
Un país con el ochenta por ciento de su población esclava y analfabeta”, “Un estúpido mendigo sentado sobre un banco de oro”, “Un país donde el Estado fomenta el alcoholismo”, “Un país sin memoria, sin músculos, sin conciencia nacional”; sin embargo, lo que le parece más paradójico al cínico Spencer es que: “Soldados mal pagados, policía peor tenida, de un país que se queja de la explotación de las compañías extranjeras, han defendido con su sangre el derecho de una de ellas, matando a gentes de su clase, de su nación, de su raza (Rojas, 2004, p. 391).
Estas actitudes solo demuestran la falta de ética y valores del Gerente de la compañía minera. El autor se muestra claramente influenciado por el socialismo, lo que se refleja en su crítica a las acciones malintencionadas del imperialismo. Además, esta ideología se evidencia en las páginas finales de la novela, donde el personaje del ingeniero Alejandro Sevilla transmite un mensaje apasionado sobre la fe y la esperanza en los grandes ideales de justicia e igualdad que unirán a los trabajadores para vencer en su lucha final. La perspectiva socialista del autor se hace presente en su obra a través de su compromiso con la defensa de los valores antes mencionados. Así lo hace saber Rojas (2004): “Aun cuando no fuéramos nosotros quienes volvamos…Vivos o muertos…en nuestros hijos…En los hijos de ustedes…en los hijos míos…en los hijos de los hijos de ustedes…La tierra y sus entrañas serán de todos…Hemos perdido una batalla…pero no hemos perdido la guerra…y hemos de vencer al fin” (p. 523).
CONCLUSIONES
Como ya hemos mencionado, Curipamba (1983) se inscribe dentro de la literatura de compromiso social, ya que pone de relieve un problema social: las relaciones de poder entre una poderosa empresa transnacional y el emergente sindicalismo en las minas de oro de Portovelo. Lo hace con un estilo realista, claro y directo, de carácter dramático y maniqueo, con ciertos elementos exagerados. La novela no solo retrata una realidad social específica, sino que también busca generar conciencia sobre las condiciones precarias de los trabajadores y la necesidad de luchar por sus derechos.
Su estilo crudo y directo, con personajes estereotipados y situaciones extremas, pretende conmover al lector y provocar un impacto social. Aunque podría considerarse una obra panfletaria por su enfoque maniqueo y su estilo sobrecargado, no se puede negar su valor como documento histórico, ya que refleja las condiciones de vida y trabajo de los mineros de Portovelo a inicios del siglo XX. Más allá de su valor literario, la obra posee un importante mérito histórico y social, al ofrecernos una comprensión de las luchas sociales de los trabajadores ecuatorianos y el papel fundamental del sindicalismo en la defensa de sus derechos.
En la novela, el autor no solo refleja una sociedad en busca de soluciones, sino que también subraya el empeoramiento de sus conflictos internos. Rojas ofrece una visión del choque cultural que se produce al intentar modernizar una sociedad profundamente arraigada en sus tradiciones, mostrando cómo estas se ven erosionadas ante la adopción de nuevas prácticas. Al mismo tiempo, expone el ferviente deseo de justicia y reivindicación frente a la explotación, aunque esa justicia parezca inalcanzable y utópica. En conjunto, la novela se presenta como un detallado retrato de la sociedad ecuatoriana de los años 30, donde se plasman las tensiones, aspiraciones y retos de una época llena de desafíos.
Además de describir las condiciones físicas, Rojas profundiza en una crítica social y política al revelar la codicia de la South American Development Company, renombrada en su narrativa como The Gold Mining Company. Esta corporación, impulsada por una desmedida ambición, actuaba en Ecuador incumpliendo sus acuerdos y utilizando tácticas deshonestas y coercitivas. Lo que Rojas pone en evidencia no es solo una denuncia de prácticas empresariales corruptas, sino una advertencia sobre las relaciones de poder y la fragilidad de las naciones frente a grandes corporaciones.
A través de este personaje, Rojas ofrece una crítica sutil pero incisiva hacia quienes, en medio de la explotación en el país, optan por el camino de la conveniencia, alejándose de la justicia. Con Jiménez, se cuestiona la naturaleza de la prosperidad y cómo, en algunos casos, puede estar contaminada por compromisos moralmente cuestionables. El tema del arribismo se entrelaza en la novela, mostrando cómo algunos, en su afán de sobresalir, se convierten en simples herramientas de figuras poderosas, abandonando su autenticidad. Estos personajes, en su búsqueda de reconocimiento, terminan sometidos, sin principios ni voz propia. De este modo, el autor no solo desarrolla una historia, sino que invita a reflexionar sobre los valores, las ambiciones y el costo de la lealtad en sociedades en constante transformación.
Alejandro Sevilla, junto con Rosa Vivar y Luis Antonio Zarapungo, personifican la resistencia frente a un sistema cuyo objetivo es someter y alienar al trabajador. Rojas utiliza hábilmente a estos personajes como símbolos de valor y determinación, enfrentándose tanto a la estructura corporativa como a la corrupta red de poder que sostiene su dominio. Su resistencia no se limita a la lucha contra la imposición externa de la compañía minera, sino que también se dirige contra aquellos en su propia comunidad que se han alineado con los poderes opresores.
REFERENCIAS
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