Raíces
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Antropología y cultura de paz
Revista Nicaragüense de Antropología Año 3 No.5 | 2019 Enero - Junio
norteamericano a grupos de oposición, el linchamiento
a los sectores políticos nacionalistas por una maqui-
naria comunicacional manejada desde Estados unidos
y Europa y el doble discurso democrático-violento de
grupos nacionales que aspiran a controlar el poder gu-
bernamental.
Un joven desnudado, golpeado , humillado , pintado,
por parecer sandinista, un hombre mayor asesinado y
quemado su cuerpo en las calles de Managua, un mujer
torturada y violada, luego de asesinar a su compañero de
vida delante suyo, ancianos , golpeados, desnudados,
grabados y publicados, edicios públicos saqueados e
incendiados, entre estos las universidades públicas, son
solo algunos de los cientos de episodios de crímenes de
odios y delincuencia que vivió Nicaragua, episodios aun
desconocidos por muchos, debido al cerco mediático o
la ceguera intencionada, principalmente por algunos
pocos en el mundo académico que aún siguen hablando
de un “revuelta pacíca”.
Para la cultura de paz: la paz es una cuestión
de culturas
Según las Naciones Unidas en el documento titulado
“hacia una cultura de paz” enuncia que:
El concepto de una cultura de paz surgió del Con-
greso Internacional sobre “La Paz en la Mente de los Hom-
bres”, que la Organización de las Naciones Unidas para
la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) organizó
en Côte d’Ivoire en julio de 1989. Desde entonces se ha
considerado que la promoción de una cultura de paz es
un objetivo que cada vez adquiere mayor trascendencia
para la comunidad internacional. La evolución del con-
cepto ha inspirado la realización de actividades en muy
diversos niveles y en muchas regiones con la plena par-
ticipación de la sociedad civil, con lo cual la cultura de paz
está adquiriendo paulatinamente las características de un
movimiento mundial (Organización de las Naciones Uni-
das, 1997)
Aun hoy en día hay varias posibilidades de como enten-
demos y asumimos la cultura de paz, tal vez y solo tal
vez, podría ser bueno hacer un recorrido por las distintas
deniciones y visiones de paz en la historia de la huma-
nidad, solo algunos ejemplos de los muchos contextos
culturales, espaciales y humanos podría ayudar a deslum-
brar esta diversidad en el tiempo y en espacio y la riqueza
que concepciones que nos puede ayudar a entender la
forma en que entendemos hoy.
La sociedad romana es el prototipo de imperio, ar-
mamentista, expansionista – invasor y saqueador, la
Pax Romana o Pax Augusta es el prototipo de paz
impuesta por una maquinaria bélica y el exterminio
militar, político- cultural , para el primero se cuenta
con un ejército de primer nivel y para lo segundo con
una maquinaria política que permite la imposición de
valores y lógicas culturales etnocéntricas, que propo-
nen la cultura propia como parámetro que mide a las
demás y que impone por la fuerza o sutilmente sus
lógicas y cosmovisiones, para esto usa el derecho que
nos llega como principio básico del derecho positivo
hasta nuestras sociedades, el derecho es la marco ju-
rídico que los que ostentan el poder imponen a quienes
se conguran como minoría.
Por otro lado, en la zona del mundo otra cultura pro-
pone un concepto de paz, la paz shalon o bienestar,
asociado a la expresión “le-shalem alechim” que sig-
nica completar, retribuir, compensar, por eso una de
las leyes más importantes de la tradición hebrea es el
descanso del sábado como forma de retribución por el
trabajo propio y el de los demás y el tiempo de dialogar
con Dios. Esta propuesta tiene una connotación no solo
interpersonal sino intrapersonal, yo y Dios. Deviene de
la necesidad de establecer una sociedad que se aleja
del esclavismo luego de escapar del cautiverio impe-
rial, en la tradición hebrea, como en otras tradiciones
religiosas se desarrolla un alto grado de machismo y
clasismo que excluye de este estado de bien-estar a
parte de la población, mientras busca cumplir con los
criterios morales y religiosos de pureza y apariencia.
La tradición judeo-cristiana hereda esta lógica, mat-
izada por siglos de oscurantismos religiosa llega hasta
nosotros preocupados por “estar en paz con Dios, para
ir al cielo”.
Al otro lado del mundo y desconectado civilicitoria-
mente, los pueblos andinos se proponen hasta los días
de hoy, el buen vivir, tomado del sumak kawsay, una
propuesta ética losóca de establecer relaciones con
los demás, con lo sobrenatural o las deidades y el mun-
do espiritual, así también con la naturaleza a quien se
le considera un sujeto, en este caso la Madre. La pro-
puesta es comúnmente compartida por otros pueblos
de la región latinoamericana que antes de la llegada
de los colonizadores compartían elemento culturales
materiales e inmateriales, esta propuesta llega a no-