Raíces
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Frontera Agrícola, Movimientos campesinos ,... Uwe Paul Cruz
Revista Nicaragüense de Antropología Año 3 No.6 | 2019 Julio - Diciembre
ir el sandinismo desde todos los focos y campos
ideológico, esto provoco una división entre los di-
rigentes y comandantes de la revolución quienes
muchos optaron por formar el Movimiento Renova-
dor Sandinista (MRS) hasta instaurar una democ-
racia desigual netamente procedimental y electoral.
Como muestra del beneplácito el gobierno de los
EEUU aprobó inmediatamente un paquete de ayu-
da económico de 300$ millones de dólares, mismos
que fueron condicionados por los norteamericanos
al realizar un desembolso de 147$ millones, esta
acción complico más al gobierno neoliberal, pues
era en los meses donde más se necesitaban fondos
para la reducción del Ejército Popular Sandinista
(EPS) y al Ministerio del Interior (MINT) al que se le
obligó a retirar a una buena parte de sus miembros,
por el otro lado, se desmovilizando a 22, 413 com-
batientes de la Contrarrevolución (UNO,1990 p.8).
Mismos que fueron patrocinados por las agencias
de seguridad de los EEUU que operaban ilegalmente
el conicto armado desde territorio hondureño.
Así mismo, los EEUU impuso a la Comisión In-
ternacional de Apoyo y Vericación de la Organ-
ización de Estados Americanos (CIAV-OEA) quien
debía de administrar los 300 millones de dólares
otorgados en préstamos de los cuales, sólo un
10% se destinó a la desmovilización de los Con-
tras y los restantes 90% iban destinados al gobier-
no neoliberal de Violeta Barrios de Chamorro.
Para 1990 existían 60, 000 demandantes de tierras
y más 2,000, 000 millones de familias campesinas e
indígenas afectadas por el problema de la propiedad,
además de más de 6,000 mil ex propietarios que ex-
igían la devolución de las tierras conscadas por la
revolución sandinista. Así fue que el gobierno neolib-
eral vendió las Corporaciones Nacionales del Sector
Publico (CORNAP), como un mecanismo de privat-
ización y devolución de las propiedades del Área de
Propiedad del Pueblo (APP), que representaba para
1990 aproximadamente el 40% del producto Interno
Bruto (PIB) de Nicaragua y empleaba a más de 78,
000 trabajadores, sin embargo, el gobierno neoliberal
no le interesaba el pueblo empobrecido y no tardo en
desmembrar y privatizar las tierras a benecios de los
mismos grupos de poder excluyentes (Rueda, 2019).
Al mismo tiempo, el gobierno condonaría de manera
ilegal la deuda de 16, 000,000 millones de dólares que
el Tribunal Internacional de Justicia (TIJ) de la Haya
en Holanda falló a favor de Nicaragua, responsabili-
zando a los EEUU de violar el derecho internacion-
al al apoyar a la oposición armada y ser el principal
promotor de la guerra en el país. Sin embargo, con la
condonación ilícita de la deuda histórica, las clases
políticas tradicionales de familias liberales y conserva-
doras, oligarcas y burgueses se repartieron jugosos
prestamos económicos y rápidamente se volvieron a
enriquecer a merced de las inmensas mayorías de nic-
aragüenses empobrecidas en el campo y las ciudades.
Con el mismo entreguismo político, gobernarían Nic-
aragua en medio de las adversidades económicas y
sociales en una sociedad que venía de derrocar una
de las dictaduras familiares más sangrientas y gen-
ocidas de Latinoamérica apoyadas por Washington,
sumándole una guerra contrarrevolucionaria de
más de nueve años apoyada y nanciada por el mis-
mo imperio. Así fue, que la clase política tradicion-
al empujarían a millones de obreros, campesinos e
indígenas a la miseria y pobreza extrema, sin men-
cionar los miles de personas lisiadas y víctimas de
guerra que nunca fueron atendidos por el gobierno
y menos que tuvieran los benecios de la supuesta
ayuda “humanitaria” norteamericana que tampo-
co llegó a los campesinos e indígenas de la Contra.
Así fue que el Estado nicaragüense dejaría de ser el
principal empleador en el país y se convertiría en
el principal consumidor de los contribuyentes, para
1990 proporciono a penas 285, 000 empleos y al nal
del gobierno de Violeta Barrios de Chamorro en 1996
alcanzaría tan sólo 77,000 (Monroy, 2001). Al mismo
tiempo, el gobierno de transición promovió las im-
portaciones, las disminuciones de los aranceles, la lib-
ertad cambiaria, la eliminación de subsidios para las
clases pobres, pero no para la burguesía y oligarquía
quienes pagarían ridículas tasas de impuesto en las
importaciones de autos y otros artículos, además de
las exoneraciones, los créditos y las tasas bajas de in-
terés, disminuirían el papel del Estado en la economía
nacional y privatizarán sus activos a corporaciones in-
ternacionales, sociedades anónimas y grupos de pod-
er tradicional, pasando a ser el sector privado el único
motor de la incipiente economía nacional (Arancibia,
1993). De esta manera, la legislación nicaragüense