Raíces
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Pueblos, cultura e identidad
Revista Nicaragüense de Antropología Año 4 No.7 | 2020 Enero - Junio
El concepto de ciudadano, era nuevo para los indígenas y afrodescendientes,
que no concebían la individualidad, sino más bien se veían como sujeto colec-
tivo frente al Estado. Pero con el nuevo orden, se vino a resquebrajar la iden-
tidad colectiva, los individuos, ya no pertenecerían al Pueblo Indígena, sino al
Estado.
Todos los individuos, al menos los que llenaran los requisitos exigidos, sin
importar su pertenencia a un pueblo, nación o cultura diferente, eran ahora
miembros de una nueva entidad, que estaba por encima de sus formas de or-
ganización política ancestral. Así, dejaban de ser miembros de un pueblo y se
convertían en ciudadanos del Estado.
Adicionalmente, se organiza el desmontaje de las estructuras culturales de las
diversas naciones existentes en el país. Esta nueva idea de pueblo y nación,
rompe con la nación original, concebida como una entidad histórica, unida por
lazos culturales, sociales y territoriales. Por el contrario, crea un pueblo cticio,
de individuos abstractos, sin identidad, que reemplaza a los pueblos reales, una
nación construida reemplaza a las naciones históricas.
Se crea una nación que ya no es la expresión de una cultura especíca a la
cual pertenecen los individuos, sino un espacio público que resulta de la suma
de todos los individuos, sin cultura propia, que tendrán que adoptar la nueva
cultura que se les imponga. El Estado es el garante de la construcción de esa
nueva nación
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(Villoro, 1999).
El Estado Nación, debe borrar la multiplicidad de las comunidades sobre las
que se impone y establecer sobre ellas un orden homogéneo. Está en contra de
la división de culturas diferenciadas, etnias o nacionalidades, no admite ningu-
na clase fuera de los derechos especícos. De ahí que, al integrarse al Estado,
el individuo debe hacer a un lado sus peculiares rasgos biológicos, étnicos,
sociales o regionales, para convertirse en simple ciudadano igual a todos los
demás. La función de ciudadano no hace diferencia de ningún tipo, lo despoja
de su pertenencia a comunidades concretas para “en igualdad de condiciones”
con todos los demás individuos, formular un nuevo “contrato social”. Contrato
según el cual, el individuo ha de ser extirpado de su comunidad de origen, para
reintegrarlo a una nueva sociedad de leyes.
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El concepto de Estado Nación, pretendió justicar la implementación de políti-
cas de homogeneización cultural, orientadas a englobar bajo una sola cultura a
todas las nacionalidades y diversidad cultural existente, bajo la premisa del de-
sarrollo y la modernización, que son la continuación de la civilización colonial.
En el caso de Nicaragua no había cultura en singular sino culturas en plural,
pero el Estado Nación, se enfocó en crear articialmente una cultura que debía
sintetizar toda esa diversidad, la llamada cultura nacional, la nicaraguanidad,
lo cual signicaba absorber y desaparecer la diversidad, la pluriculturalidad.
6 Villoro, Luis. Op.Cit.
7 Villoro, Luis. Op.Cit.
8 Raíces Indígenas de la lucha anticolonialista en Nicaragua de Jaime Wheelock Román y El mito de la Nicaragua
Mestiza, de Jerey Gould, son lecturas obligadas para quienes quieran profundizar en el conocimiento de esta
estrategia que durante un siglo le funcionó bien a los grupos hegemónicos.
Los centros de difusión
de la doctrina mestiza,
pasaron de la iglesia a la
escuela.