Raíces
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Estudios Interdisciplinarios
Revista Nicaragüense de Antropología Año 4 No.7 | 2020 Enero - Junio
Muchos también consideraron los edificios públicos (bibliotecas, centros
culturales, mercados, etc.) como espacios públicos ya que, a pesar de estar
cerrados, son espacios abiertos a la ciudadanía donde se realizan actividades
importantes de la vida cotidiana, con una función específica y sin coste.
Sin embargo, al valorar el papel que juega la calle dentro de la ciudad, no
se llega a considerar o definir la calle como espacio público a pesar de ser
un espacio para el encuentro ciudadano, la confluencia, libre uso, abierto al
conflicto y a la espontaneidad...
Hoy en día, es fácil encontrarnos con lugares abiertos pero controlados, espa-
cios que buscan tener un carácter comunitario, pero con fuertes componentes
comerciales… En estos casos, podríamos hablar de los espacios pseudo-pú-
blicos. Y es que, en esta última década, los espacios pseudo-públicos están
ganando relevancia en muchas ciudades por lo que muchos urbanistas post-
modernos ya han argumentado que el espacio público está desapareciendo.
Cada vez más, los espacios públicos van convirtiéndose en menos accesibles,
más restrictivos y excepcionales. Aunque no seamos conscientes de ello, los
procesos de privatización van en alza, generando nuevos espacios que hacen
la función de público a pesar de no serlo.
Estos ‘nuevos’ espacios cuentan con algunas características que permiten
a los usuarios hacer uso de ellos, pero con ciertas libertades. Es decir, ex-
iste un seguido de normas invisibles que regulan su uso. La mayoría pre-
senta una característica física clara con respecto a sus límites, como son
las cercas, pivotes o rejas; también acostumbran a ser espacios controla-
dos ya sea por dispositivos electrónicos de vigilancia o seguridad privada.
Por lo general, estos espacios pseudo-públicos ofrecen comodidad
al usuario porqué se comparte “entre iguales” y a la vez, se tiende a es-
conder el conflicto. Así, el centro comercial destaca por encima de las
calles comerciales, los espacios abiertos dentro de urbanizaciones res-
idenciales triunfan por encima de las plazas públicas, las aceras y los es-
pacios muy transitados ya han dejado de tener el carácter y función so-
cio-comunitaria para convertirse en terrazas o espacios de consumo…
De este modo, a pesar de que muchos se sienten cómodos estando en estos
espacios, ya que representan “mayor control y seguridad”, estos mismos es-
tán sujetos a ciertas normas para su acceso y permanencia, disminuyendo
significativamente las actividades y posibilidades de interacción social.
En un reciente seminario impartido en la Universidad de Barcelona sobre el
espacio público en la ciudad de Nablus (Palestina), Zahraa Zawawi, profe-
sora del Departamento de Planificación Urbana de la Universidad Nacional
An-Najah, explicó como Nablus no alberga espacios públicos: “Nablus no
Cada vez más, los espa-
cios públicos van con-
virtiéndose en menos
accesibles, más restric-
tivos y excepcionales.