Raíces
Revista Nicaragüense de Antropología Año 1 No.2 | 2017
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Los seres de la caña: un acercamiento a los Boneteros ...Héctor Quintanar y Jesús Tenorio
J
usto en el corazón de Veracruz, lugar estratégico
por donde los conquistadores arribaron a inicios
del siglo XVII para iniciar su proyecto de Virrein-
ato en el continente americano, se encuentra un lugar
que para propios y extraños se encuentra olvidado de
la cotidianidad social y agenda política de las grandes
urbes cercanas.
A primera vista se puede percibir una romántica percep-
ción de nostalgia al vislumbrar unos grandes arcos por
donde las personas pasan día con día rodeando lo que an-
teriormente fuera uno de los grandes ingenios cañeros de
la región, una mega construcción carcomida por los años
que se levanta airosa frente al embate del tiempo como
esperando tener las viejas glorias que antaño sus pare-
des albergaron. Este lugar del que hablamos es el pueb-
lo de Tuzamapan Veracruz, hogar de la ex-hacienda del
mismo nombre, donde su propia historia se escribe entre
fincas de café, caña y tradiciones carnavalescas, y donde
sin duda su historia se remite a un personaje tradicional
que sintetiza su historia: El Bonetero.
De tradición agrícola, el pueblo de Tuzamapan tuvo
sus mejores glorias económicas entre los siglos XIX y
XX , por ser uno de los bastiones de producción cañera
de la región, surtiendo de productos derivados de la
caña como el azúcar, panela y alcohol a la capital del
estado y grandes ciudades vecinas, componiéndose
su población en una diversa muestra de distintos pro-
cesos culturales que quizá den origen a su más grande
y colorida tradición: el carnaval, donde el personaje
del bonetero surge a relucir entre bailes populares y la
alegría de propios y extraños.
En la imagen del bonetero podemos observar, como todos
los procesos históricos por los que la población ha vivido
y creado se ven reflejados en una imagen que nos puede
ayudar al entendimiento de la identidad tuzamapeña. En
sus elementos y atavíos, el personaje porta herramien-
tas propias de las tareas hacenderas y ganaderas tales
como espuelas, botas vaqueras y una larga moruna de
madera que nos remite al pasado hacendado e incluso al
presente, pues sigue siendo la corta de caña una de las
principales actividades económicas de la región.
Uno de los elementos más llamativos resulta ser el
bonete, un sombrero al que se adecuan adornos de
papel en forma de flores y se destaca una máscara de
madera con diseños hechos a memoria por los pocos
artesanos que aún se dedican a la labor de trabajar a
mano dicho elemento.
Durante el carnaval local, muy propio de una
tradición africana, indígena y europea, que nos remite
a la sincretización de costumbres, tradiciones y festiv-
idades de la cultura indígena local, europea y la po-
blación africana que llegó a esta región desde el siglo
XVI a trabajar a esta zona, los boneteros danzan por
las calles portando orgullosos el tocado e indumentaria
con el cual se identifica la tradición de un pueblo, así
como la herencia misma de los procesos históricos que
conformaron Tuzamapan hasta lo que es hoy en día.
Desde sus orígenes hasta la actualidad, Tuzama-
pan basa su vida en la producción de la caña de azúcar,
en anterioridad para las haciendas y hoy en día para
ingenios azucareros locales, es por eso que llamamos al
bonetero un “ser de la caña”, puesto que en su existen-
cia sintetiza los orígenes históricos de todo un pueblo y
reafirma su identidad tradicional basada en la agricultu-
ra cañera. Por esta misma razón es importante preservar
la tradición del bonetero, pues al perderse su significado
dentro del contexto del carnaval, también se comien-
za a olvidar la propia historia de todo un pueblo.
(Texto: Héctor Adolfo Quintanar Pérez
Fotografías: Héctor Adolfo Quintanar Pérez y Jesús
Tenorio Simón)