Raíces
Revista Nicaragüense de Antropología Año 1 No.2 | 2017
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El poder femenino en las sociedades precolombinas...Ramiro García y Sandra Espinoza
Las investigaciones lingüísticas realizadas en México
identifican las lenguas Oto-Mangue, Chorotegas y Suti-
aba Tlapaneco en el centro y el sur de México, es decir
en los estados de México, Oaxaca, Guanajuato, Chiapas,
Puebla, Hidalgo, Querétaro y Guerrero; en tanto, los
Nahuas eran mucho más diseminados en el vasto terri-
torio Mesoamericano (Newson, 1987). Una fuente doc-
umental que hay que considerar para el análisis de los
cacicazgos femeninos en nuestras sociedades originari-
as son los documentos para la Historia de Nicaragua de
la Colección Somoza, donde se recopilan las Encomien-
das que repartieron los españoles en los primeros 25
años de la Colonia. Agregando una breve información
sobre lo que fueron las Encomiendas, explicamos que
provienen de El Requerimiento, que fue el instrumento
jurídico utilizado por la Corona de Castilla y Aragón,
para fundamentar la apropiación de las nuevas Islas y
Tierra Firme descubiertas en el Mar Océano.
El Requerimiento fue parte de un procedimiento legal
obligatorio, impuesto por los Reyes Fernando e Isabel,
que debía leerse a los pueblos originarios de Nicaragua,
dándoles la oportunidad de aceptar sus términos por
su propia voluntad, antes de someterlos a la guerra, es-
clavitud y exterminarlos sino aceptaban someterse a la
Iglesia Católica, a los Reyes y a la Santa Fe Católica. En
base a esta Ley crearon una jerarquía piramidal de pod-
er; en la cima estaba Dios, bajando estaba el Papa que
lo representaba en la tierra y después estaban los Reyes.
Al obligar a nuestros pueblos originarios a aceptar
el requerimiento quedaban sometidos a la autoridad
de Dios que era el dueño de todo, el Papa que era el
administrador de los bienes de Dios en la tierra y los
ponía en manos de los Reyes Católicos, en calidad de
donación para su administración. Finalmente se les
decía que al aceptar el Requerimiento, el Bautismo y
el Vasallaje, los Reyes los tratarían con amor y caridad,
permitiéndoles gozar de sus familias con derecho a la
procreación, a la sucesión y a la propiedad personal.
La imposición y el abuso que escondía el Requerimiento
es lo que llamaron: Encomiendas. Les explicaban que
siendo entonces vasallos de sus Majestades, ahora las
tierras que consideraban propias pasaban a ser propie-
dad del Rey, que a su vez las donaba a sus leales serv-
idores y ellos –autóctonos- antiguos dueños solamente
tenían derecho a trabajarlas para cumplir con los servi-
cios obligatorios a su Majestad.
Fue así como los cacicazgos con toda su gente, sus tier-
ras, animales y bienes se llamaron Encomiendas nu-
meradas y ciertos españoles llamados Encomenderos
fueron registrados como los nuevos propietarios en
juicios de propiedad llamados Tasaciones. Esto estuvo
vigente desde 1513 hasta 1531 (Gómez, 1956).
Revisando los Juicios de propiedad o Tasaciones en los
que se repartieron los cacicazgos Chorotegas, encon-
tramos que los títulos de las Encomiendas aparecen rep-
resentados por los nombres de los principales de cada
pueblo y observamos que al menos tres pueblos tenían
cacicazgos de mujeres, entre ellos: Nicoya, Diriá y Chira.
Nicoya fue conocido como uno de los cuatro pueblos
Chorotegas más poblados en la colonia temprana de
Nicaragua. En 1526, Pedrarias Dávila entonces Gober-
nador de la Provincia toma el poblado de Nicoya como
una de sus encomiendas. Francisco de Castañeda Alcal-
de Mayor de León de Imabite (León Viejo), escribió una
carta a la Corona en 1529, donde explica que el cacique
de Nicoya trataba bien a los españoles. Parece ser que el
cacique consideró mejor cooperar con los españoles en
vez de pelear con ellos.
Por consiguiente se puede deducir que su política de
colaboración fue exitosa, pues su pueblo sufrió menos
despoblación en los 25 años después de la conquista que
la mayoría de los demás poblados Chorotegas. La infor-
mación referida a las mujeres jefas la encontramos en
la transferencia de Encomiendas que ocurrió con fecha
del 8 de abril de 1541, donde se describe que para esta
Tasación estuvieron presentes los Caciques y principales
del pueblo de Nicoya, entre ellos: Nipopoyamot, Moto,
una mujer nombrada en español Ynesica y Namayo.
Ynesica fue sin duda una mujer jefa, cacique o princi-
pal de una de las plazas del gran emplazamiento de
Nicoya. El pueblo de Chira también de filiación étnica
Chorotega parece ser la isla de Chira localizada en el
golfo de Nicoya, mencionada por el Cronista Oviedo.
Este pueblo fue repartido en forma de Encomienda el
8 de abril de 1541 y la Tasación fue representada por
dos de sus jefes, un varón llamado Nogui y una mujer
Llamada Catalina en castellano que fue una Jefa de esta
población Chorotega.
El tercer pueblo repartido como Encomienda fue Diriá
(también mencionado como Deria, Delderia, y Deria).
Fue uno de los emplazamientos más grandes alrede-