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compromiso social
COMPROMISO SOCIAL. Revista de la UNAN-Managua, Extensión Universitaria,
N° 5, Año 03. Vol 1 Ene-Jun. 2021.
Resumen
Conscientes de la importancia e impacto de la función
universitaria de extensión o proyección social en
el contexto colombiano y latinoamericano como
dialogo de saberes y herramienta de transformación
y desarrollo, durante los últimos años, diferentes
instituciones de la región, han venido realizando el
seguimiento al rol femenino en el ejercicio de dicha
función.
El presente documento contiene entonces una
síntesis de lo encontrado al respecto durante el último
quinquenio, permitiendo a los lectores conocer el
cierre de brechas de género en la dirección, planeación
y gestión de la extensión universitaria en las muchas
instituciones de educación superior latinoamericanas
tanto públicas como privadas. Lo anterior a partir de
una revisión documental y una serie de entrevistas
realizadas a los responsables de la función
universitaria en 20 países de la región y alrededor de
180 instituciones.
El texto habla de mujeres directoras, jefes y gestoras
de la extensión universitaria o proyección social y
propone una reexión en torno a los procesos de
feminización, a los sujetos involucrados en la función
universitaria, así como al tipo de participación de
hombres y mujeres en los equipos extensionistas.
Palabras claves
Hombre, mujer, género, extensión universitaria,
feminización, Latinoamérica.
Summary
Aware of the importance and impact of the university
function of extension or social projection in the
Colombian and Latin American context as a tool for
transformation and development, in recent years
Colombia has been monitoring the role of women in
the exercise of said university function.
Género y Feminización de
los Espacios Extensionistas
Latinoamericanos
Género y Feminización de los Espacios Extensionistas Latinoamericanos
Genderand Feminization of Latin Amrican Extensionist Spaces
©
Copyright 2021. Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua, Managua (UNAN-Managua)
Todos los derechos reservados
Fecha de recibido: 10/04/2021 Fecha de dictaminado: 05/05/2021
Sylvia María Valenzuela Tovar
1
Red Nacional de Extensión Universitaria ASCUN
https://orcid.org/0000-0002-9416-7631
sylvialaboral@gmail.com
1 Licenciada en Educación, Especialista en Docencia Universitaria. Miembro de la Unión Latinoamericana de Extensión Universitaria-ULEU y enlace ocial
de dicha red para Colombia. Integrante de la Red de docentes de América Latina y del caribe (RedDOLAC). Miembro del Comité Nacional de Extensión
Universitaria ASCUN Colombia. Profesora conferencista invitada y asesora de diferentes Universidades Colombianas y Latinoamericanas. Miembro del
grupo CLACSO “Extensión Critica: teorías y prácticas en América Latina y Caribe”. Asesora de cooperación y conferencista internacional en temas de
Extensión, Proyección Social, Vinculación e Infancia. Contacto: sylvialaboral@gmail.com https://orcid.org/0000-0002-9416-7631
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This document then contains a synthesis of what was
found in this regard during the last ve years, allowing
readers to know the closing of gender gaps in the
direction, planning and management of university
extension in the multiple Latin American higher
education institutions, both public and private... This
is based on a documentary review and a series of
interviews carried out with those responsible for the
university function in 20 countries of the region and
around 180 institutions.
Thus, the text speaks of women directors, heads
and managers of the university extension or
social projection and proposes a reection on the
feminization processes, the subjects involved in the
university function, as well as the type of participation
in the extension teams.
Keywords
Man, woman, gender, universitary extension,
feminization, Latin-American.
Introducción
El reconocimiento del ejercicio de la Extensión
Universitaria, Vinculación o Proyección Social a nivel
latinoamericano y caribeño durante los últimos años,
ha estado acompañado de una fuerte presencia
femenina en los cargos jerárquicos-directivos y la
constitución de los equipos gestores de la misma
función, alimentando el debate y la reexión en torno
a la feminización de los espacios extensitas. Para
entender dicha situación es necesario partir de un
breve recorrido a nivel mundial de lo que ha sido la
presencia de la mujer en la educación superior y por
ende, en la extensión universitaria o vinculación, para
continuar con una pequeña reexión en cuanto al ser
y quehacer mismo de esta función sustantiva, lo que
permite dar paso a la presentación y resultados del
estudio que ha dado origen a este texto.
La extensión universitaria, a lo largo de la historia,
ha sido entendida y gestionada como una serie de
oportunidades de acceso a la educación superior
para las poblaciones excluidas, el conjunto de
acciones altruistas de la comunidad universitaria
implementadas mediante pasantías sociales a favor
de los territorios marginados, o la suma de acciones
divulgativas que buscan acercar a la población a los
avances tecnológicos y las expresiones culturales
creadas por las mismas instituciones educativas.
Pero también ha sido vista, como el conjunto de
acciones de carácter concientizador que procura
generar mecanismos de análisis y reexión a partir
del vínculo universidad-entorno con un componente
muy cuestionado que no tiene cabida en la concepción
dialógico-crítica de la misma como lo es, la búsqueda
de recursos económicos —por esta vía— para la
misma universidad. Sin embargo, en otros momentos
de la historia, la extensión universitaria ha servido de
carta de presentación de las instituciones como medio
que les permite proyectarse en los territorios, también
ha sido entendida y gestionada a manera de frontera
o encuentro entre la institución y la sociedad misma,
como una membrana permeable que le permite a las
universidades un determinado intercambio con su
entorno inmediato, en otras palabras es una estrategia
bidireccional que facilita el llevar, dejar y enseñar pero
solo hacia fuera de la institución, o nalmente ha
sido concebida como un dialogo de saberes crítico,
horizontal y de doble vía que facilita la integración
e interacción para la construcción de una mejor
sociedad. Sin embargo, independientemente de cual
sea la concepción de esta función universitaria, la
creciente presencia femenina en estos escenarios ha
inuido en la actual forma de gestionarla (11 tipologías).
Esta feminización de los espacios y escenarios
extensionistas, ha venido en aumento durante los
últimos años a nivel latinoamericano y caribeño, sin
embargo, en algunos países y universidades de la región,
persisten los desequilibrios desde el momento mismo
de designar los cargos jerárquicos-administrativos o de
constituir los equipos gestores extensionistas. Esto se
convierte en un reto institucional y un desafío regional.
Antecedente
Mu jeres, historia y extensión universitaria
La presencia femenina en los claustros universitarios
y en general en la educación superior mundial, fue
muy pobre hasta hace unas pocas décadas, pues la
prevalencia de la masculinización de las actividades
académicas, se da como consecuencia del sistema de
patriarcal que generó en su momento, una serie de
barreras socioculturales visibles, en especial durante la
Edad Media; período en el que los claustros religiosos
eran los únicos que permitían a las mujeres acceder a
dichos procesos educativos. Lo anterior fue replicado
en los diferentes países europeos y americanos con
excepción de Italia hasta el siglo XIX, o incluso, en
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algunos otros pocos lugares hasta el siglo XX. Ello
contrasta con la lucha durante siglos del género
femenino por el derecho y acceso a la educación
y que tan solo a partir de la segunda mitad del siglo
XIX comenzó a hacerse realidad en países como
Suiza (1860), Alemania (1900) Francia (1880), Gran
Bretaña (1870) y Cambridge (1947). Previo a esto,
existen antecedentes como los de la abadesa Bettisia
Gozzadini, en la Universidad de Bolonia quien ejerció
como docente universitaria luego de graduarse de
abogada y de la que cuenta la historia que daba su
clase con un velo, “para que su belleza no interriera
en clase” (Matteucci, F, 2014).
Según Alicia Palermo (2006), durante la edad media,
algunas mujeres que lograron acceder a los claustros
universitarios y obtener sus títulos académicos como
profesionales; años más tarde lograron desempeñarse
como docentes en los mismos claustros. Entretanto,
en países como Alemania, Francia e Inglaterra, la
oportunidad para que las mujeres desempeñaran
dichos cargos (docentes universitarias o directoras)
estuvo dada en un primer momento, a razón de
algunas cátedras, tutorías y consejerías impartidas
desde los colegios privados para señoritas acaudaladas
resaltando entre estas primeras mujeres docentes a
Sophia Jex Blake fundadora, en 1892, de la Escuela de
Medicina para mujeres, Magdalena Canedi (Universidad
de Bologna, Italia), Lucía de Medrano (Universidad de
Salamanca), María Pellegrina (Universidad de Pavía)
y Anna María Van Shurman (Universidad de Utrech,
Holanda). Todas ellas, mujeres docentes universitarias
destacadas y pioneras en la historia, que dieron
grandes pasos para el cierre de brechas de género en
la educación superior.
A partir de la década de los 90, las mujeres comienzan
a organizarse y reexionar sobre las desigualdades
a las que se enfrentaban (entre ellas los procesos
universitarios y laborales jerárquicos o directivos).
Pero no es sino hasta el año 2005 cuando el Instituto
Internacional para la Educación Superior en América
Latina y el Caribe IESALC, apoyado por la UNESCO,
analiza los factores sociales, educativos y económicos
de las matriculas de educación superior, enfatizando
en el aspecto de género en las universidades. Fruto de
ello, señala que:
“…en lo que respecta a la Educación Superior se
observa como uno de los cambios más signicativos de
las últimas décadas, el crecimiento constante–cuando
no mayoritario– de la matrícula y egresos femenina,
cuestión que revierte un proceso de siglos, en el que
predominaban los hombres en las aulas y laboratorios
de las universidades latinoamericanas. Este proceso
que luce irreversible es parte de un cambio epocal y
está teniendo fuertes impactos sociales y tendrá una
gran incidencia en la transformación de instituciones
y centros de investigación, así como de las sociedades
latinoamericanas en general (…) Dicho proceso ha
sido denominado como Feminización de la Educación
Superior” (Agostini, 2017)
Lo anterior concuerda con el hecho de que las mujeres,
hasta hace tan solo un siglo, vienen alcanzando
gradualmente una serie de logros entre los que guran
su derecho al voto, el acceso a la educación y a los
centros de decisión política, su vinculación al mercado
laboral púbico y privado, la visibilización de su gestión
e impacto en la transformación de las sociedades, el
ejercicio de roles jerárquicos y directivos laborales
y por ende, entre ellos, la dirección de la función de
Extensión Universitaria en muchas instituciones y
países latinoamericanos y caribeños.
En 1991 FLACSO como Facultad Latinoamericana
de Ciencias Sociales y organismo internacional de
educación autónomo para América Latina y el Caribe,
dedicado a la investigación, docencia y difusión de las
ciencias sociales, ha manifestado mediante su informe
titulado Mujeres latinoamericanas en cifras, que en los
diferentes países de la región:
“La docencia es una profesión mayoritariamente
femenina, excepto en las escuelas técnicas y en la
universidad. Ellas representan la casi totalidad de los
docentes en el nivel preescolar, tres cuartos en la escuela
primaria, la mitad en la enseñanza secundaria y una
minoría en la educación superior” (FLACSO, 1991).
Ahora bien, las cifras más recientes en los países del
MERCOSUR, presentan un panorama alentador y
cambiante. Casos como el de Uruguay, donde de
acuerdo a Papadópulos y Radakovich (2003), el género
femenino ocupa un lugar relevante en el porcentaje de
la matrícula universitaria el que varía entre dos y tres
cuartos de la misma, hace alusión a nuevos paradigmas
y posibilidades, o casos como el de Argentina que pasó
en 1970 de reportar un 36% de mujeres con estudios
de Educación Superior completos a un 60% en el 2001,
a pesar de ello, los estudio muestran que en Brasil la
diferencia en número persiste y persisten las brechas
laborales de género .
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En el caso de Colombia, Paulina Berego (ucraniana)
gura como la primera mujer graduada de una
universidad en el territorio nacional, que para este
caso fue la Universidad de Cartagena en 1925 y
Mariana Arango Trujillo la primera colombiana en
obtener un título profesional (Odontología en la
Universidad de Antioquia, en 1937), no obstante, fue
solo hasta 1933 que el gobierno mediante el Decreto
227, permitió la entrega del título de bachiller para las
mujeres y en consecuencia la posibilidad de que éstas
ingresaran a la Educación superior. Ahora, en cuanto
a cargos de dirección y administrativos jerárquicos
de las Instituciones de educación superior a nivel
latinoamericano, un informe reciente de la UNESCO ha
revelado que “solo un 18% de universidades públicas
latinoamericanas cuenten con mujeres en calidad
de rectoras” (UNESCO, 2021), lo que concuerda con
el caso colombiano en donde fue necesario que
pasaran 42 rectores y 150 años desde la creación de
la Universidad Nacional de Colombia, para que llegara
en 2018 a la rectoría de ésta, catalogada como la
mejor universidad del país, una mujer: Dolly Montoya
Castaño. Sin embargo, como dirían Corzo y Galeano en
su texto “Las mujeres ante la educación superior en
Colombia”.
“Desde entonces, las mujeres han ido conquistando
derechos a nivel global, y en el contexto colombiano los
avances, aunque lentos, también se han ido incorporando
a lo largo del siglo XX y de las dos primeras décadas del
XXI.” (Corzo Morales, M., & Galeano Camacho, E. 2020).
Como puede observarse en los últimos 25 años, la
presencia de la mujer ha cambiado notablemente
en el ámbito universitario. Gran parte de los países
latinos y europeos, han trabajado por superar las
marcadas desigualdades a n de alcanzar una casi
equidad femenina que disminuya la brecha de género.
Parafraseando a Maria Valpuesta (2012), la mujer se ha
incorporado al mundo de lo público trascendiendo con
creces las expectativas generadas y soportando en gran
medida, la atención a los más necesitados sin ningún
tipo de retribución. La mujer lo ha hecho, entonces,
de manera cada vez mayor y visible a partir del siglo
XXI a la educación superior y por ende a sus procesos
sociales y extensionistas. Y qué mejor ejemplo de esta
inclusión y presencia femenina en las universidades
latinoamericanas que el informe del Observatorio de
Derechos Humanos de la Universidad Nacional de
Córdoba presentado en 2017, que evidencia:
“En el año 2006 la planta Nodocente de la Universidad
estaba constituida por 41% de mujeres y un 59% de varones.
9 años después, en 2015, las mujeres representan el 60%;
es decir, que hubo un incremento de casi el 20% lo que
reeja el fuerte proceso de feminización de este claustro
universitario” (Observatorio de DD. HH. De la UNC, 2017)
Por su parte la Universidad Nacional de La Pampa
también ha venido reexionado al respecto, y en
consecuencia ha armado que:
En los últimos años, el incremento de las iniciativas
dirigidas y coordinadas por mujeres se han acentuado
y superan al 75%. Ello tuvo una marcada incidencia en
la conformación de los equipos y las problemáticas
planteadas (…) Este proceso de feminización de la
matrícula universitaria, es decir, mayor número de
mujeres como personas inscriptas, también se reeja
en la extensión como función. Los datos señalan que
son las mujeres quienes tienen mayor presencia en la
dirección y coordinación de propuestas de extensión
de las últimas cuatro convocatorias (correspondientes
a los años 2016, 2017, 2018 y 2019). En la del año 2016
el 70% de los programas, proyectos y acciones fueron
dirigidos por mujeres (docentes, no docentes y
estudiantes), en 2017 el 73%, en 2018 el 83% y en 2019
alcanza el 78%. En cuanto a la conformación de los
equipos extensionistas, el número de participantes
mujeres también es más elevado ya que en el último
período alcanzó un 65% (UNLPam, 2020).
De igual manera, pero mucho más al norte del
continente americano, es posible encontrar otras
investigaciones en las que se evidencia la feminización
de la extensión, vinculación o proyección social. La
universidad de Costa Rica, por ejemplo, analizó en
el periodo del 2002 al 2017 el comportamiento de
participación de mujeres tanto profesionales como
estudiantes en: liderazgo, dirección y gestión de
proyectos de extensión, hallando que:
“Las mujeres representan el 55% de la población total de
extensionistas, (…) Con respecto a los roles de jerarquía,
se observa para el año 2016 que pasa a ser un 55% a cargo
de mujeres y un 45% a cargo de hombres (…) el 42% de
las mujeres participan en proyecto integrados frente
a un 35% de hombres que también participan, y un 13%
de mujeres que trabajan directamente con proyectos de
extensión frente a un 10% de hombres que igualmente
lo hacen” (Rojas Herrera Silvia en: Lovo S.M; Ramos M y
Valenzuela S.M., 2019).
En suma, la llegada, presencia y participación de las
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mujeres en las Universidades e Instituciones de Educación
Superior latinoamericanas y caribeñas, ha conllevado a
un cierre de brechas y desigualdades que durante siglos
fue la norma, pero también ha posibilitado un cambio al
incorporar nuevos puntos de vista, metodologías y retos
en pro de la construcción del país y la región.
Ahora bien, con este panorama expuesto, es posible
continuar la reexión retomando otro de los elementos
esenciales en este texto: los orígenes y esencia de la
Extensión Universitaria, de manera tal que, con ello
presente, sea mucho más sencillo, analizar la actual
presencia femenina en los procesos extensionistas
latinoamericano a partir del estudio realizado por el
autor del texto en tiempos recientes (2015-2020).
Hitos de la extensión a la luz de la presencia
femenina
Aunque existen algunos antecedentes al acto
fundacional de la Extensión Universitaria, es
importante hacer claridad que a nivel mundial es
considerado como hito, lugar y momento histórico
en el que se reconoce el nacimiento de la llamada
“Extensión universitaria” alrededor de 1867 en
Cambridge, con los cuestionamientos del profesor y
matemático James Stuart, un incansable defensor del
acceso a la educación superior de las mujeres y de la
clase trabajadora más vulnerable de la época, quien
para ese entonces, se atrevió a retar la tradicional
y estricta estructura de las universidades como
claustros y templo académico, proponiendo a cambio
una educación o estructura que cobijara a muchas
más personas e involucrara en primera instancia al
género femenino. Fue así como en (Cambridge) donde
fue creado un sistema de conferencias extramuros
implementado en las poblaciones aledañas que
propiciaban el vínculo universidad-comunidad, con
una mirada de lo que hoy podrían conocerse como los
Cursos de Extensión Universitaria. Adicionalmente,
Stuart estableció los apuntes de conferencias mejor
conocidos como Syllabus, los que consistían, en su
entonces, en un resumen de cada conferencia el que
estaba diseñado para ayudar en primera instancia
a las mujeres y demás estudiantes a seguir la charla,
tomar apuntes y responder algunas preguntas. De
esta manera, el profesor J. Stuart fue uno de los
primeros en trasladar el aula de clases a las calles,
parques o espacios no convencionales rompiendo
los paradigmas de la época y pensando siempre en el
acceso a la educación de las mujeres como parte de las
luchas sociales por la igualdad de género (Valenzuela,
2021).
En 1869 siguiendo el ejemplo de dicha institución
(Cambridge), Alemania a través de las universidades
de Léipzig, Berlín, Hamburgo y Múnich, crearon una
serie de cursos de enseñanza superior para todo
público, que también incluían una serie de conferencias
extramuros para las mujeres. Este modelo y dinámica
continuó extendiéndose rápidamente a lugares como
Manchester, Oxford, Liverpool, Sheeld, Leeds, el
resto de Europa, y de manera subsiguiente, a los
Estados Unidos (Princeton y Michigan):
“En 1900 la Universidad de Chicago, en Estados Unidos,
crea la facultad de Extensión Universitaria. Un año
después, la Universidad de Zaragoza, reestructura las
conferencias de divulgación que venía desarrollando
desde 1894 bajo el régimen de extensión universitaria. En
1902, también en España, en la Universidad de Valencia,
se inauguran los cursos de Extensión Universitaria”
(D’Andrea 2012)
En el caso del continente Americano, se destacan entre
otros muchos acontecimientos: el Primer Congreso
Internacional de Estudiantes Americanos celebrado
en Montevideo en enero de 1908, en el que estuvieron
presentes los reclamos de igualdad femeninos junto a
la primera mujer abogada de américa latina (Clotilde
Luisi) y más adelante, la Reforma de Córdoba (1918);
escenario en el que se llevaron a cabo algunas
disertaciones relacionadas
con la educación de la mujer y los problemas
contemporáneos, permitiendo desde entonces que la
Extensión fuera reconocida como una de las funciones
sustantivas de las Universidades. En ambos casos, el
Primer Congreso Internacional de Estudiantes Americanos en 1908, en
el centro Clotilde Luisi. Fuente: Fotografía tomada de Portal Universidad
de la República: Eecuperado de: http://www.universidad.edu.uy/prensa/
renderItem/itemId/40140
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reclamo y presencia de la mujer por su lucha al acceso
a la educación son importantes en la consecución de
acuerdos y nuevas metodologías que permitieran
inclinarse por la extensión universitaria como medio
de difusión del conocimiento y de la cultura en general.
El convencimiento, por la necesidad, de una universidad
más cercana a las clases trabajadoras y femeninas se
hizo cada vez más evidente, por lo que años más tarde,
se lleva a cabo la “Primera conferencia latinoamericana
de difusión cultural y extensión universitaria”
organizada por la UDUAL (Chile, 1957), donde se rescató
la necesidad de permitir la participación de todos los
actores (incluida la mujer) en el ejercicio y disfrute de
la extensión y cultura universitaria. Asimismo, durante
la Segunda Conferencia Latinoamericana de Extensión
Universitaria y Difusión Cultural, realizada en México
en 1972, el concepto es redenido, como un proceso
de interacción entre la universidad y los demás actores
y componentes sociales del entorno. En agosto de
1991 nació la Asociación de Universidades del Grupo
Montevideo o AUGM como respuesta de las nueve
universidades con mayor desarrollo en políticas de
investigación y extensión del Mercosur en defensa de la
educación como un derecho de todos, indistintamente
del género, raza, edad o liación política. (Valenzuela,
2020).
Sumado a lo anterior, en el segundo semestre de 1993,
de manera “informal” comenzaron los encuentros
latinoamericanos de extensión universitaria, que
posteriormente serían conocidos como CLEU
(Congresos Latinoamericanos y caribeños de
Extensión Universitaria) a cargo de la naciente Unión
Latinoamericana de Extensión Universitaria mejor
conocida como la ULEU . En 2008 con una gran
delegación femenina y el respaldo de la Organización
de Estados Iberoamericanos para la Educación, la
Ciencia y la Cultura, surgió la declaración del Congreso
Regional de Educación Superior CRES, realizado en la
ciudad de Cartagena de Indias (Colombia), en la que
se destacaba:
La educación superior como un bien público social, un
derecho humano universal fundamental y un deber del
Estado en el cual la Extensión Universitaria constituye
una de las funciones sustantiva de las universidades
e instituciones de educación superior que traduce el
compromiso con el desarrollo sustentable e integral de
los países y el mejoramiento de la calidad de vida de los
pueblos, bajo los principios de calidad, equidad, inclusión
social, justicia, solidaridad, ética y compromiso social
(CRES, 2008).
Hasta ese entonces —y dejando de mencionar
muchos acontecimientos históricos—, los procesos
extensionistas fueron liderados en su mayoría el
género masculino quienes, no solo ocupaban altos
cargos en las universidades, sino que concebían
como destinatarios principales de la misma Extensión
a las mujeres, niños y poblaciones vulnerables. Sin
embargo, de manera reciente las universidades de la
región, junto a diferentes Instituciones de Educación
Superior, han venido incorporando a los equipos de las
pro rectorías, vicerrectorías, direcciones, secretarias y
jefaturas de extensión universitaria, proyección social,
interacción o vinculación a un gran número de mujeres
cambiando; así de manera notable la tradición original
extensionista y permitiendo alcanzar casi la plena
equidad de género en los roles jerárquicos o directivos
de dicha función.
Ser de la extensión universitaria
A más de un siglo de la reforma educativa de Córdoba,
el tema de la Extensión Universitaria como función
misional continúa más vigente que nunca y cobrando
gran relevancia en los procesos de formación y
construcción de país-región, independientemente de
la denominación que reciba en cada uno de los países
latinoamericanos y caribeños, pues las universidades
e instituciones de educación superior en general,
poseen su propia mirada, denición e interpretación
de la función sustantiva.
De allí que en cuanto al ser y quehacer mismo de la
Extensión Universitaria sea mucho y a la vez poco lo
que podría decirse, pues la Extensión es un proceso
educativo no formal de doble vía, que se planica de
acuerdo a los intereses y necesidades de la sociedad.
Este proceso ha evolucionado y ahora busca aprender
y enseñar con las comunidades aportando a la toma
de decisiones y formación de opinión; para generar
conocimientos, al integrar la academia con el medio
que la circunda, es una práctica que implica tanto
equipos como procesos interdisciplinarios, es pensar
2Universidad Nacional de Asunción (Paraguay); Universidad de Buenos Aires, Universidad Nacional de La Plata, Universidad Nacional de Entre Ríos,
Universidad Nacional de Litoral, Universidad Nacional de Rosario (Argentina); Universidad Federal de Santa María, Universidad Federal do Rio Grande do
Sul (Brasil) y Universidad de la República (Uruguay)
3Constituida formalmente como institución no gubernamental sin nes de lucro el 21 de octubre de 1999.
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nuevos espacios y momentos fuera del aula que
fortalezcan la formación integral desde un aprender
haciendo. En otras palabras, la Extensión Universitaria
es la cara amorosa y humanizadora de los procesos
educativos desarrollados por las Instituciones de
Educación Superior, con miras a una transformación
social. Es aquella función que permite la integración
de los diferentes actores universitarios (docentes,
estudiantes, graduados, administrativos, no docentes
y proveedores de las IES) de manera conjunta con los
actores de la sociedad (Valenzuela, 2020).
Aludiendo a la Red Nacional de Extensión Universitaria
de ASCUN, la extensión permite:
Establecer un diálogo permanente, respetuoso,
riguroso y crítico entre los saberes especializados de
la academia (cientícos, tecnológicos y artísticos) y
los saberes y experiencias sociales, posibilitando una
integración activa entre las IES y las instituciones
sociales, políticas, económicas y culturales. La
extensión facilita la generación de espacios colectivos,
como expresión del fortalecimiento de lo público en
la sociedad (Red Nacional de Extensión Universitaria
ASCUN, 2018)
Esta función constituye una de las actividades
fundamentales del quehacer de la universidad y permite
el engranaje armónico de las tres funciones misionales,
como proceso horizontal e interdisciplinario ha de
contribuir a orientar la investigación y la enseñanza,
debe leerse en virtud del contexto del que forma
parte, y como diría Humberto Tommasino:
Es un proceso vinculante, formativo y transformador”.
La extensión entonces, no solo es relevante dentro
de la academia por los motivos arriba expuestos, sino
que adicionalmente, les ofrece a las universidades
la posibilidad de entender críticamente sus propias
prácticas, repensarse institucionalmente y repensar sus
políticas corporativas (Valenzuela, 2018).
Formas de realización de la extensión: Como bien se
pudo apreciar en el acápite anterior, en sus inicios
la Extensión Universitaria tenía como destinatarios
principales a las mujeres y se desarrolló a través de
cursos de extensión principalmente. Pese a ello, con
el pasar de los años y la inclusión de las mujeres en
los cargos directivos, roles jerárquicos y gestores
extensionistas; la función sustantiva fue creciendo en
estrategias, dinámicas, programas y metodologías,
hoy conocidas como modalidades, tipologías, ámbitos
de actuación o formas de realización.
Para poder entender un poco mejor el fenómeno
reciente de la feminización de los espacios
extensionistas, se hace necesario tener claridad de
la manera cómo las universidades e instituciones
de educación superior latinoamericanas y caribeñas
gestionan actualmente dicha función sustantiva. Así
las cosas, en términos generales y haciendo alusión a
Patricio Donoso, es posible hablar de Extensión, a la luz
de tres grandes ejes: extensión académica, extensión
artístico-cultural y servicios de extensión. Desde allí,
bien se podría decir que la extensión universitaria hoy
en día se realiza entonces mediante 11 grandes formas
a saber (ver anexo):
Educación continua o continuada
Prácticas y pasantías universitarias o Ejercicio
Profesional Supervisado
Servicios docentes asistenciales
Prácticas solidarias, prácticas socioeducativas,
aprendizaje servicio o proyectos sociales
estudiantiles
Relacionamiento con los egresados-graduados
Gestión Cultural
Voluntariado
Servicios de asesorías y consultorías
Interdisciplinarios de extensión o programas
institucionales de servicio a la comunidad que
integran formación e investigación
Gestión de la Innovación o transferencia
tecnológica o Gestión del emprendimiento
Proyectos comunitarios
No cabe duda que con esta amplia gama de estrategias,
modalidades o tipologías con las que se cuenta en la
actualidad, el trabajo desarrollado con mujeres tanto
en su rol de destinatarias como el de gestoras, líderes
y directivas de la misma función extensionista, ha
permitido el crecimiento exponencial de carácter muy
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diferente al de 1867, cuando nació la extensión en
Cambridge.
Discusión y resultados: mujeresderes y
gestoras de la extensión universitaria
Como pudo observarse con los argumentos planteados
a lo largo de este texto, durante los primeros siglos
de historia Extensionista, la participación de las
mujeres como directivas, líderes o gestoras de la
función sustantiva, fue en extremo limitada, por no
decir que casi nula. Sin embargo, luego de la Reforma
Universitaria de 1918, de manera paulatina, pero
constante, se fue dando un quiebre en dicho esquema,
permitiendo de a poco, que éstas asumieran cargos y
roles directivos o de liderazgo de la función misional
al interior de las universidades, en especial en la
región latinoamericana y caribeña, lo que ha traído
consigo una serie de cambios signicativos sumado
a la posibilidad de una universidad más solidaria y
comprometida con un proyecto regional-global.
Las reexiones anteriores y la fuerte presencia de
las mujeres en la función de extensión, vinculación o
proyección social durante los últimos cinco (5) años,
llevaron al autor de este texto a abordar el tema
de la feminización de los espacio extensionistas
latinoamericanos y caribeños como objeto de estudio,
realizando para ello un seguimiento aleatorio del rol
femenino en las estructuras jerárquicas universitarias
nacionales e internacionales
4
, junto a una revisión
documental de la conformación de los equipos
gestores y del ejercicio mismo, así como de la gestión
y liderazgo de dicha función universitaria en último
quinquenio; sumado a una serie de entrevistas
realizadas a los responsables de la función universitaria
en 20 países
5
latinoamericanos y caribeños incluyendo
180 instituciones de educación superior consultadas
(71 en Centroamérica y el Caribe, y 109 en Suramérica).
El estudio de carácter cuantitativo-descriptivo,
contabilizó entonces la cantidad de mujeres y hombres
involucrados en los equipos extensionistas, a partir de
la información consignada en las diferentes páginas
web institucionales, en lo que concierne a las 11 formas
de hacer extensión ya mencionadas anteriormente.
A partir de allí, se agregaron los datos estadísticos
obtenidos con las entrevistas, a los responsables de la
función en los 20 países de estudio, de manera tal, que
fue posible determinar, a partir de ello el porcentaje
femenino en los roles jerárquicos de dirección
y liderazgo de la función extensionista en cada
institución y país; acto seguido, se revisó el porcentaje
de hombres y mujeres que integran las pro rectorías,
vicerrectorías, direcciones, secretarías y jefaturas
de extensión o proyección social en la actualidad,
evidenciando entre otros lo siguiente:
a) La cantidad de hombres y mujeres que hacen parte
de la extensión latinoamericana y caribeña, conrma
el escenario reciente de feminización de la extensión
universitaria (gura 1) enunciado por IESLAC en 2005.
b) La cantidad de hombres vs mujeres que se
encuentran ejerciendo los roles de pro rectores(as),
vicerrectores(as), directores(as), secretarios(as) o
jefes de extensión universitaria en estos 20 países
latinoamericanos, reeja la casi equidad de género,
es decir, que el 51% del grupo es femenino, mientras
que el 49% restante es masculino como indica la gura
2 avanzando de forma evidente en el cierre de brechas
de desigualdad de género en la educación superior.
4 Total de países consultados: 10 centroamericanos y 10 suramericanos.
5 Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Cuba, Chile, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú,
República Dominicana, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela.
Figura 1. Distribución por género de la presencia en extensión universitaria
a nivel latinoamericano y caribeño.
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COMPROMISO SOCIAL. Revista de la UNAN-Managua, Extensión Universitaria,
N° 5, Año 03. Vol 1 Ene-Jun. 2021.
c) El porcentaje de participación de acuerdo al género
en los equipos de extensión universitaria, proyección
social o vinculación de los 20 países analizados
corresponde a un 60% vs 40%, es decir, que, de un total
de 1033 personas identicadas en el estudio a cargo
de los procesos extensionistas, 417 eran hombres y
616 mujeres, tal como se puede apreciar en la gura
3, proporción que se mantiene en el continente
suramericano, pero que varía ligeramente en el caso
de Centroamérica y el Caribe (Figuras 4 y 5).
d) Ahora, con relación al género mayoritario que
desempeña cargos jerárquicos o directivos de
extensión universitaria en las instituciones de educación
superior, fue posible evidenciar que para el caso de
Centroamérica, el género masculino se encuentra al
frente con un 52%, mientras que en Suramérica es el
género femenino el que ocupa estos roles jerárquicos
con el 53% (gura 6). Sin embargo, en cuanto a la manera
cómo están conformados los equipos de gestión de
esta función universitaria, se pudo observar que en
Centroamérica el 41% es masculino vs el 69% femenino;
entre tanto en Suramérica, el 40% es masculino vs 60%
femenino (gura 7). Lo anterior permite evidenciar
que dichos datos y análisis, se encuentran en línea de
las investigaciones realizadas y citadas en este texto,
por algunas universidades de la región durante la
última década.
Figura 2. Porcentaje directivo-jerárquico latinoamericano de la función de
extensión universitaria
Figura 3. Porcentaje de conformación según el género de los equipos
extensionistas en los 20 países consultados
Figura 4. Conformación centroamericana y caribeña de los equipos
extensionistas.
Figura 5. Porcentaje de mujeres en la constitución de los equipos según
cada país consultado.
Género y Feminización de los Espacios Extensionistas Latinoamericanos
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COMPROMISO SOCIAL. Revista de la UNAN-Managua, Extensión Universitaria,
N° 5, Año 03. Vol 1 Ene-Jun. 2021.
e) Ocho (8) de los 20 países consultados en este
estudio, contaban con mujeres al frente de los
cargos directivos de la extensión (gura 8); solo tres
(3) presentaban igualdad de género y los nueve (9)
restantes dejaban estos roles para los hombres (gura
9). Es decir, que aún existe un camino por recorrer,
antes de lograr una total equidad de género en estos
espacios universitarios, pero que, como región, se ha
avanzado bastante en ello
Ahora bien, esta misma información fue revisada y
analizada de manera particular para cada uno de los
países incluidos en este estudio y llamó la atención del
autor de este texto, las cifras en cada uno de los casos
particulares de estos 20 países analizados, dado que
en algunos de ellos la información variaba bastante,
pese a ser contextos aparentemente similares,
mientras que, en otros, se encontraban panoramas
muy parecidos en contextos o ubicaciones geográcas
distantes. Para poder entender un poco mejor esta
armación a continuación, se presenta de manera más
detallada algunos hallazgos:
Roles jerárquicos o cargos directivos:
Tres países de la región, han avanzado en el cierre
de brechas de desigualdad de género, en los
espacios extensionistas universitarios. Lo anterior
está basado en los resultados del estudio con
relación a los casos de Brasil, Perú y el Salvador,
países que presentan igualdad de género en
los cargos directivos de la función universitaria
de Extensión o Proyección social, sin embargo,
es necesario, como región latinoamericana,
continuar trabajando en pro de esta igualdad de
género, pues existen aún lugares muy lejanos a
alcanzarla.
Casos como los de Paraguay y Venezuela, dejan
entrever un caminar un poco más cercano a
la anhelada igualdad de género en el ámbito
extensionista pues presentan una pequeña
diferencia a favor del género masculino (57%)
que quizás obedezca a los años de lucha y logros
alcanzados en el siglo pasado. Por otro lado, en
la región existen otros países como Guatemala
y Uruguay que inclinaron la balanza en el
Figura 6. Relación de los cargos directivos o jerárquicos de la función de
extensión en centro y Suramérica.
Figura 7. Relación de la conformación de los equipos extensionistas en
centro y Suramérica.
Figura 9. Porcentaje masculino en los cargos directivos de la Extensión.
Figura 8. Porcentaje de mujeres en los cargos directivos o jerárquicos de
la función de extensión en centro y Suramérica.
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COMPROMISO SOCIAL. Revista de la UNAN-Managua, Extensión Universitaria,
N° 5, Año 03. Vol 1 Ene-Jun. 2021.
sentido contrario, es decir, que han permeado
su estructura jerárquica administrativa de la
extensión o proyección social con un avance
feminista evidenciado en un 60% la preferencia de
mujeres en los roles jerárquicos-directivos de la
extensión universitaria.
Esta feminización de los roles directivos de la
función universitaria al interior de las diferentes
instituciones de educación superior, sigue siendo
una constante en crecimiento en países como
Chile, Ecuador, Nicaragua, Honduras y Colombia
donde se preere en estos roles jerárquicos al
género femenino con un 67 a 74%, mientras que
en otros países con contextos un poco similares
(Costa Rica, México y Bolivia) el camino por
recorrer sigue estando pendiente debido a que
se ha optado por dejar en dichos cargos al género
masculino con un 64%.
Quizás los países que presentan al momento un camino
largo y pendiente de recorrer al respecto de este tema,
son Puerto Rico y Cuba con un 75% de hombres en el
ejercicio de la dirección institucional de la función,
seguidos de Argentina y República Dominicana que, a
pesar de tener en sus equipos una cantidad notable de
mujeres, aún persisten con el 70% masculino en estos
roles jerárquicos.
Conformación de equipos extensionistas (gura 10):
Los resultados del estudio han demostrado
que en el momento de constituir los equipos
gestores y organizativos de la extensión,
vinculación o proyección social, las universidades
latinoamericanas confían a las mujeres dicha
responsabilidad. Armación que se respalda en
casos como los de Ecuador, Nicaragua, Honduras,
Costa Rica, México, Panamá, Perú, Chile,
Venezuela, Colombia y Bolivia que presentan un
67,3% en promedio de mujeres en los equipos.
Con respecto a Latinoamérica y el Caribe cuenta
con grandes ejemplos de equidad en este punto.
Argentina, Paraguay, El Salvador, Uruguay y
Guatemala han logrado conformar equipos
gestores mixtos en un 50,6% en promedio con
grandes resultados.
Los desafíos para las instituciones universitarias
independientemente de su carácter público o
privado en países como República Dominicana,
Figura 10. Constitución de equipos extensionistas latinoamericanos.
Género y Feminización de los Espacios Extensionistas Latinoamericanos
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COMPROMISO SOCIAL. Revista de la UNAN-Managua, Extensión Universitaria,
N° 5, Año 03. Vol 1 Ene-Jun. 2021.
Brasil, Puerto Rico y Cuba siguen trabajando por
un cierre de brechas de género en sus equipos
extensionistas pues cuentan en promedio con una
mayoría masculina en sus equipos de 64,2%.
Análisis individual por país:
En el caso de Costa Rica aparentemente quienes
dirigen la función de extensión son las mujeres
con un 63%, lo mismo sucede con la conformación
de sus equipos en un 67%.
Cuba por su parte, cuenta con una dirección
extensionista jerárquica masculina representada
en el 75%. Los equipos vinculados a la Extensión
bajo las diferentes tipologías de la Extensión
Universitaria, se dividen en un 70% hombres vs 30%
mujeres.
En El Salvador la función sustantiva la dirigen
de manera igualitaria hombres y mujeres y los
equipos se encuentran conformados en un 52%
por mujeres y 48% hombres.
En el caso de Guatemala, la información recolectada
muestra que son las mujeres con un 60% quienes
lideran o dirigen la función universitaria y que los
equipos involucrados desde las universidades en
la planeación y ejecución de la extensión están
conformados por un 51% mujeres y 49% hombres.
Para el caso de Honduras las universidades
consultadas evidencian un rol directivo
de preferencia femenino del 67%, con una
conformación de equipos del 69% femenino y 31%
masculino.
En México sucede lo contrario, pues la función
universitaria pareciera estar dirigida en un 64%
por el género masculino y contar con un 67% de
mujeres en la conformación de equipos vs un 33%
de hombres.
En Nicaragua son las mujeres con el 71% quienes
lideran o ejercen roles jerárquicos directivos de
extensión universitaria y los equipos institucionales
extensionistas se encuentran conformados en un
76% por mujeres y un 24% por hombres.
Panamá se suma a los países en los que son las
mujeres quienes dirigen la Extensión universitaria,
en este caso con un 57% y cuentan con equipos
conformados en un 66% por mujeres vs un 34% por
hombres.
Puerto Rico cuenta con un liderazgo directivo
masculino del 75% en la función sustantiva, lo
que concuerda con una conformación también
mayoritaria masculina de los equipos en igual
porcentaje (75% hombres).
En cuanto a República Dominicana, ésta se suma
a la lista de países con liderazgo o dirección
masculina de la extensión con el 71% de hombres
al frente las vicerrectorías, direcciones, secretarias
o jefaturas de extensión. Ahora, con en relación a
la conformación de sus equipos según el género,
éstos cuentan con un 56% masculino y un 44%
femenino.
El caso de Argentina es ligeramente similar
al anterior, con un 70% hombres directivos y
una conformación de equipos institucionales
extensionistas de 51% hombres vs 49% mujeres,
Al analizar la información en Bolivia, se encontró
que también son los hombres quienes ejercen
roles jerárquico directivos de la extensión con
un 67% y que los quipos de la universidades e
instituciones de edición superior a cargo de las
diferentes modalidades o tipologías cuentan con
un 63% del género femenino y un 37% del género
masculino.
En Brasil, al igual que en El Salvador y Perú, existe
igualdad de género en el ejercicio mismo de las pro
rectorías, vicerrectorías, direcciones, secretarías o
jefaturas de extensión. Sin embargo, al momento
de conrmar los equipos institucionales de dicha
función universitaria, se opta por una mayoría
masculina con el 56%.
Chile, por su parte, cuenta con un 70% de cargos
femeninos directivos en la función de extensión y
equipos conformados en su mayoría por mujeres
con un 66% vs 34% de hombres.
El caso de Colombia es un poco diferente a
todos los anteriores, pues es el país de la región
analizado que presenta el mayor porcentaje de
mujeres a cargo de esta función sustantiva (74%),
y por ende, la menor cifra de hombres en cargos
directivos extensionistas (26%), privilegiando de
igual manera en la conformación de sus equipos al
género femenino con un 64%.
En Ecuador, aparentemente quienes “lideran”
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compromiso social
COMPROMISO SOCIAL. Revista de la UNAN-Managua, Extensión Universitaria,
N° 5, Año 03. Vol 1 Ene-Jun. 2021.
o desempeña roles jerárquicos al interior de la
instituciones de educación superior en torno a la
función de extensión, son las mujeres con el 70%,
y casi en igual proporción la conformación de sus
equipos (72% femeninos vs 28% masculinos).
Paraguay cuenta con roles directivos
extensionistas masculinos representados en el
57%, lo mismo sucede al analizar la conformación
institucional de sus equipos donde el 51% son
hombres y el 49% mujeres.
Al revisar el caso de Perú, la información
recolectada mostró una equidad de género en
la asignación de las vicerrectorías, direcciones,
secretarias o jefaturas de extensión; no obstante,
los equipos institucionales de estas dependencias
se encuentran conformados en su mayoría por el
género femenino con un 66%.
En el caso de Uruguay, son las mujeres quienes
aparentemente ejercen cargos directivos de
la función de extensión con una diferencia
porcentual del 60%, mientras que, en cuanto a
la conformación de los equipos institucionales
extensionistas, la diferencia se reduce a un 52%
femenino vs 48% masculino.
Finalmente, al revisar la información recopilada
para el caso de Venezuela, los datos obtenidos
evidenciaron un rol masculino que desde las pro
rectorías, vicerrectorías, direcciones, secretarías o
jefaturas de extensión “lidera” o dirige la función
universitaria con el 57%. Ahora, con relación a la
manera como los equipos institucionales a cargo
de alguna de las 11 tipologías de extensión se
encuentran conformados, la información arrojó
que el 35% sin hombres mientras que el 65%
mujeres.
En suma, 8⁶ de los 20 países de estudio (40%)
tienen preferencia por el género femenino en los
roles directivos de la Extensión, Proyección social,
Vinculación con el medio, Interacción o Relación
Universidad-Sociedad y 92 instituciones de educación
superior —de las 180 consultadas en la región—
optan por contratar o vincular en dichos cargos a las
mujeres (gura 11). Aspecto similar que se presenta
en el momento de revisar la manera como se
encuentran conformados los equipos institucionales
a cargo de la gestión e implementación de las
diferentes modalidades o tipologías de la Extensión:
108 instituciones presentan un porcentaje mayor de
mujeres en sus equipos, mientras que solo 10 tienen
igualdad de género en los mismos. (Figura 12).
Conclusiones
La extensión universitaria, proyección social,
vinculación con el medio, interacción o relación
universidad-sociedad, —según como se denomine en
los países latinoamericanos y caribeños—, ha crecido
en estrategias y metodologías desde sus inicios en
Cambridge en 1867, cambiando incluso la manera
como se relaciona con la mujer: ya no como aquel
destinatario de su ejercicio, sino, como el actor capaz
de dirigir, liderar y gestionar exitosamente la función
universitaria. En esa medida, muchas instituciones
de educación superior pública y privada de América
Figura 11. Porcentaje de Instituciones con roles femeninos y masculinos
en los cargos directivos de la Extensión.
Figura 12. Porcentaje de Instituciones de Educación Superior según la
conformación de los equipos de extensión.
6 Guatemala, Nicaragua, Uruguay, Honduras, Panamá, Colombia, Chile y Ecuador.
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COMPROMISO SOCIAL. Revista de la UNAN-Managua, Extensión Universitaria,
N° 5, Año 03. Vol 1 Ene-Jun. 2021.
Latina y el Caribe, cuentan en la actualidad con equipos
extensionistas femeninos en su mayoría, así como,
con valiosas mujeres al frente de las pro rectorías,
vicerrectorías, secretarías, direcciones y jefaturas de
dicha función sustantiva.
La armación y predicción del Instituto Internacional
para la Educación Superior en América Latina y el Caribe
(IESALC) de la UNESCO realizada en el año 2005 en
cuanto a que el proceso de feminización de la educación
superior se presentaba para ese entonces como un
hecho irreversible, creciente y que traería impactos
sociales de transformación de las instituciones y
centros de investigación latinoamericanos (Agostini,
2017). Hoy más de tres quinquenios después, es
una total realidad evidenciada en las diferentes
cifras y estudios de las universidades y organismos
internacionales de la región. La presencia femenina en
los entornos universitarios y en especial en los espacios
extensionistas, se convierte en una gran oportunidad
para desarrollar políticas y programas que aborden
entre otros, las necesidades de las mujeres en torno
a la educación superior, así como también reformas
mucho más inclusivas con perspectiva de género, tal
como lo arma Stefania Giannini, Directora General
Adjunta de la UNESCO en un reciente informe con
motivo del día internacional de la mujer.
Los movimientos sociales y feministas regionales
son un complemento y aliado de las instituciones de
educación superior y, en consecuencia, de la misma
extensión universitaria, vinculación o proyección
social. Por lo tanto y parafraseando a Sandra Araya,
es imperativo generar sinergias que permitan nutrir
las tres funciones sustantivas de las universidades
(investigación, la docencia y la extensión universitaria)
transformando desde adentro los claustros
universitarios y educativos con miras a que en un
mediano y largo plazo, ello genere transformación de
las condiciones sociales que propician la desigualdad y
aqueja a la región.
Los cuestionamientos y teorías alrededor de este
proceso de feminización de la extensión universitaria
tienden a considerarlo como fruto de una mayor
sensibilización femenina al detalle ligada a la
capacidad de observar y ser creativos en el momento
de solucionar problemas. Adicionalmente, las
disertaciones ponen sobre la mesa del debate el que
quizás este cambio y migración a la feminización de los
espacios extensionistas latinoamericanos y caribeños,
esté relacionado con los procesos de empatía respecto
a las problemáticas sociales del día a día, alteridad y
otredad femeninos; mientras otros opinan que es
debido la capacidad femenina de persuasión, al
potencial de éstas para desarrollar múltiples acciones
de manera paralela, a su recursividad y practicidad a la
hora de gestionar y liderar. Sin embargo, lo que si es
cierto, es que la creciente y gran presencia femenina,
tanto en la dirección administrativa como en la gestión
de la extensión en las universidades e instituciones
de educación superior latinoamericanas y caribeñas,
puede estar relacionada con su capacidad de trabajo
en equipo, sus niveles de resilencia, capacidad para
reconocer los entornos y ejecutar o gestionar de
manera asertiva y efectiva las tareas (no se puede
olvidar que en un alto porcentaje, ésta mujeres son
profesionales exitosas, madres, esposas, compañeras
y amigas) sin que con ello se quiera decir que el género
masculino no lo puede hacer.
La discusión por la feminización de la extensión ha
impulsado nuevos debates, estrategias y relaciones
con los diferentes actores universitarios, tanto
al interior como al exterior de los campus, lo que
implica un trabajo de equidad, interdisciplinariedad
y transformación que puede ser objeto de reexión
desde múltiples miradas iniciando por la concepción
maternal y la capacidad de las mujeres para socializar
con las comunidades o territorios de una manera más
pronta y cercana.
Finalmente, no cabe duda de que la presencia femenina
—en lo referente a la dirección-liderazgo y gestión
de la extensión universitaria— es una puesta por la
proyección de un agente inspirador y transformador,
aportando a la construcción de tejido social, país y
región.
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Universitaria: hitos, generalidades y proyectos
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Anexo
Extensión Académica
Educación Continua o
continuada
Cursos, seminarios, especialidades (sin grado académico) o diplomados
sobre temas especícos, enfocados a la mejora continua de los egresados
y/o profesionales de diversas ramas. *Conjunto de procesos pedagógicos
realizados con el propósito de formar, capacitar, actualizar, entrenar,
acreditar y calicar grupos de personas en temas relacionados con
necesidades sentidas de formación corta, intereses particulares de grupos,
empresas, entidades, las ONG e instituciones en un área de conocimiento, o
en la solución de problemas especícos. (Rojas, 2015).
Prácticas y pasantías
universitarias o ejercicio
profesional supervisado
Espacio de aproximación a escenarios laborales reales mediante la adquisición
o aplicación de los conocimientos, valores y competencias que han adquirido
los estudiantes durante el programa académico que cursan, en el campo de
las actividades relacionadas con éste. Las asignaturas prácticas constituyen
el espacio de aprendizaje elegido por programa académico para asegurar
la adquisición de competencias profesionales a través de la aproximación
a un escenario real de trabajo. En este sentido, la integración curricular se
hace evidente a través de la evaluación del aprendizaje, en donde el rol de
profesor cobra relevancia en la medida que apoya el proceso de construcción
y uso creativo del conocimiento para apoyar la toma de decisiones frente
a problemas reales. Por su parte la pasantía “es una opción de grado para
optar por el título profesional, a través de la cual los estudiantes demuestran
en escenarios laborales reales los conocimientos, habilidades, actitudes y
valores adquiridos dentro su proceso formativo. (ASCUN, 2018).
Servicios docentes
asistenciales
Desarrollo de un modelo académico de servicio social y a la comunidad,
desarrollado por los docentes, según el área de conocimiento o campo del
saber en el que se desenvuelve su labor y de acuerdo con la reglamentación
curricular y administrativa-institucional. En los servicios docentes pueden
estar incorporados estudiantes como parte de su formación. Pueden
considerarse en esta categoría los consultorios jurídicos, psicológicos y
unidades asesoras de libre concurrencia para usuarios externos. (Rojas, 2015)
Prácticas solidarias,
socioeducativas,
aprendizaje servicio
o proyectos sociales
estudiantiles
Son consideradas como procesos educativos que se desarrollan fuera
del espacio formal, estrategias institucionales de las universidades para la
enseñanza y aprendizaje de los estudiantes a partir de la inserción en las
comunidades con contextos y problemáticas reales.
Incluyen en su desarrollo espacios de sensibilización, conceptualización,
problematización, reexión, intervención comunitaria especíca y
sistematización sobre lo vivido.
Estas prácticas no reemplazan las prácticas pre-profesionales ni las pasantías
como actividad obligatoria para optar por la titulación y se convierten en una
oportunidad para la innovación en educación.
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Sylvia María Valenzuela Tovar
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compromiso social
COMPROMISO SOCIAL. Revista de la UNAN-Managua, Extensión Universitaria,
N° 5, Año 03. Vol 1 Ene-Jun. 2021.
Extensión artístico-cultural
Gestión cultural
El arte o técnica de planicar y organizar, dirigir y liderar, supervisar y
administrar las actividades propias del sector cultural en un marco organizativo
determinado; en consecuencia, puede decirse que la gestión cultural
universitaria es el arte de planicar y organizar, liderar y dirigir, supervisar
y administrar aquellas actividades mediante las que la Universidad realiza
su tercera misión. Entre ellas se incluyen la programación de la oferta y su
nanciación, la dirección de estructuras de gestión o servicios especícos, el
mantenimiento de las infraestructuras correspondientes y la promoción de la
participación cultural tanto interna como externa. (Ariño, 2015)
Relacionamiento con los
egresados-graduados
Implementa estrategias y proyectos, a partir de una propuesta operativa de
comunicación, participación, formación y desarrollo humano, que delimita las
áreas de acción y acompañamiento, como lineamientos institucionales acordes
a las necesidades de la relación egresado↔Universidad. Para ello, es necesario
a) el manejo de una relación dialógica a través de medios amigables y efectivos
para el acercamiento, seguimiento y apoyo; b) la motivación e inclusión
de los egresados como agentes activos en los procesos institucionales en
corresponsabilidad o acción de pertenencia, y por último c) propiciar espacios
institucionales que favorezcan el crecimiento continuo de los egresados y el
desarrollo de las dimensiones que los constituyen como personas. (USB, 2016).
Género y Feminización de los Espacios Extensionistas Latinoamericanos
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Servicios de Extensión
Voluntariado
Las redes y grupos de voluntarios universitarios se conguran en una de las
expresiones de la responsabilidad social universitaria y la extensión solidaria.
Su quehacer debe estar orientado al mejoramiento de la calidad de vida de las
poblaciones menos favorecidas, vulnerables o vulneradas, a través de procesos
participativos y de generación de capacidades en ellas, trascendiendo de ese
modo las prácticas asistencialistas. (ASCUN, 2018).
Servicios de asesorías y
consultorías
Acciones orientadas a resolver demandas y necesidades especícas de los
diferentes agentes sociales y comunitarios, buscando encontrar, a nivel
técnico, económico o social, las soluciones más adecuadas a las problemáticas
existentes. Este apartado comprende las acciones que posibilitan la
transferencia de ciencia y tecnología, viables y útiles para enfrentar situaciones
concretas y problemáticas existentes en el medio. También caben aquí los
servicios relacionados con la identicación e investigación de problemas y la
sustentación de propuestas viables para la solución de estos. (ASCUN, 2018).
Programas
interdisciplinarios de
extensión o programas
institucionales de
servicio a la comunidad
que integran formación
e investigación
De caracteres inter y transdisciplinario, que se desarrollan alrededor de
un campo de acción o sector especíco a largo plazo, relacionados con las
políticas institucionales y con las problemáticas de las comunidades en los
ámbitos nacional, regional y local. Articulan simultáneamente la formación
y la investigación con la extensión, vinculan a profesores y estudiantes, y
se desarrollan mediante procesos sustentables de gestión prospectiva y
estratégica. Estas actividades deberán contar con el apoyo de la institución
educativa para garantizar su funcionamiento permanente (ASCUN, 2018).
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compromiso social
COMPROMISO SOCIAL. Revista de la UNAN-Managua, Extensión Universitaria,
N° 5, Año 03. Vol 1 Ene-Jun. 2021.
Servicios de Extensión
Proyectos comunitarios
Todo aquel que tenga como objetivo promover la cultura en cualquiera de
sus expresiones, (cientíca, económica, jurídica, política, artística, literaria,
deportiva, etc).
Son concebidos como instrumentos en los cuales se plantea la solución a
un problema o la satisfacción de una necesidad sentida por la colectividad;
es decir, son planes de acción detallados que resuelven un problema,
una necesidad colectiva, situacional, corresponsables y cogestionaria de
la comunidad, de esta manera, a través de los proyectos comunitarios se
puede avanzar en la construcción de una mejor sociedad; democrática,
participativa y protagónica, que consolide valores de bien común, una sana
y productiva convivencia. (Moraima Romero, D 2019).
Gestión de la Innovación
o transferencia
tecnológica o Gestión del
emprendimiento
Se expresa a través de la generación e incubación de empresas spin-o y
start up, implementadas a través de diferentes modelos que exibilizan y
facilitan la puesta en marcha de este tipo de empresas. Estas, contribuyen a
diversicar la industria nacional y a desarrollar vocaciones económicas con
mayor valor agregado, para el caso de los emprendimientos empresariales
de base tecnológica; a potenciar las expresiones y manifestaciones
culturales, para el caso de los emprendimientos culturales; y a atender
necesidades de la población, cuando se trata de emprendimientos sociales...
La Gestión de la Innovación incluye de manera adicional lo relacionados
con los Parques tecnológicos como un instrumento fundamental para la
incubación de empresas tecnológicas… (ASCUN, 2018).
Programas
interdisciplinarios de
extensión o programas
institucionales de
servicio a la comunidad
que integran formación e
investigación
De caracteres inter y transdisciplinario, que se desarrollan alrededor de un
campo de acción o sector especíco a largo plazo, relacionados con las
políticas institucionales y con las problemáticas de las comunidades en los
ámbitos nacional, regional y local. Articulan simultáneamente la formación
y la investigación con la extensión, vinculan a profesores y estudiantes, y
se desarrollan mediante procesos sustentables de gestión prospectiva y
estratégica. Estas actividades deberán contar con el apoyo de la institución
educativa para garantizar su funcionamiento permanente (ASCUN, 2018).
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Sylvia María Valenzuela Tovar