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compromiso social
COMPROMISO SOCIAL. Revista de la UNAN-Managua, Extensión Universitaria,
N° 3, Año 02. Vol 1 Ene-Jun. 2020.
La educación en la actualidad se enfrenta a fuertes
tendencias globales que representan la trayectoria que
los países industrializados han marcado para el futuro,
uno de ellos es la estandarización de la educación,
sin mirar los contextos nacionales, la cultura y los
problemas estructurales de países.
En la actualidad Nicaragua ha apostado hacia un
modelo de educación popular, gratuito y universal,
estos vendrían hacer los pilares centrales del modelo
educativo que se contrasta con una concepción
predominante de que la educación es un factor
estratégico de desarrollo.
La globalización en la educación ha impulsado procesos
que se orientan más hacia una descentralización de la
educación, es decir, reducir la intervención del Estado en
la formulación y regulación de los sistemas educativos,
lo que conduce a la posibilidad que la educación sea
controlada por otros actores sociales y económicos
que les interesa formular una agenda educativa anes
a los intereses de las élites económicas, o la medida de
los directrices del mercado transnacional.
En Nicaragua durante los años noventa la reforma
educativa se orientó a hacia la privatización y a
concebir la educación como un gasto para el Estado y
como una mercancía para los sectores empresariales.
La educación superior signicó un objeto de debate
político, presupuestario, luchas de visiones ideológicas
antagónicas (privatización y gratuidad), el contexto
dio lugar a la rearticulación del movimiento estudiantil.
“El tema de la educación superior es extremadamente
complejo, cruzado por un sinnúmero de variables
entre las cuales la política e inuencia de grupos de
interés no es menor” (Olivares, 2011, p. 92).
Los desafíos de la educación superior nicaragüense
radican en mantener esa alianza estratégica con el
Estado, pero de manera más particular con el gobierno,
debido a que la educación ha estado a la deriva de
los cambios políticos. La capacidad que tengan las
universidades públicas en uso de sus facultades
autonómicas de mantener una relación estratégica
de Gobierno-Universidad-Sociedad articulado en un
proyecto de nación alcanzable.
Por ejemplo, la consignación del presupuesto público
del 6% constitucional para la educación superior del país
supuso un aspecto garantizado a partir del año 2007,
como parte de una política educativa del gobierno
de Nicaragua que asumía el poder en ese momento,
aspectos que en años anteriores había provocado
fuertes tensiones sociales entre los estudiantes y los
gobiernos de corte neoliberal.
El proceso de mundialización de la educación le
impone un nuevo reto no solo al Estado, sino a las
mismas instituciones educativas, que es garantizar que
estos procesos no terminen marginando la autonomía
nacional para denir, formular e implementar políticas
educativas centradas en las necesidades particulares y
reales de la sociedad nicaragüense. Y, por otro lado,
el desafío de saber aprovechar las oportunidades que
este proceso puede brindar.
El cambio de las culturas escolares en la educación no
solo está inuenciado por dinámicas internas, sino por
unas tendencias externas que pueden conllevar a la
incorporación de nuevas experiencias que contribuyan
al fortalecimiento de la educación, pero también, de
la asimilación de prácticas pedagógicas, discursos
educativos, y modas globales que pueden terminar
alejándonos de los objetivos estratégicos para resolver
los problemas de la sociedad.
Se debe despejar la creencia de que tecnologizar
los procesos educativos es sinónimo de calidad o
transformación sustancial de la educación, se entiende
que la tecnología se ha venido insertando cada vez más
en la educación nicaragüense, pero no es suciente si
no existe un equilibrio con la propia cultura educativa y
el modelo de desarrollo que el país requiere.
La incorporación de la tecnología en la educación se
debe de hacer con armación cultural (Arias, 2007) que
impidan la enajenación de las culturas particulares, y la
orientación de las generaciones más jóvenes hacia el
consumo o la lógica del mercado. De acuerdo con Arias
señala que:
(…) la educación de niños, niñas y jóvenes
como generaciones que han de afrontar la
tarea y consecuencias de este proyecto de
globalización-mundialización en un futuro
inminente, es fundamental; la educación se
constituye en el espacio social privilegiado
para generar conciencia de lo que la
globalización es, e implica su modus operandi
y los tipos de hombres y mujeres que su
realización exige (2007, p. 6).
Este claro equilibrio entre las tendencias globales
y las necesidades nacionales del país tiene su punto
Jonathan José Flores Martínez, Jilma Romero Arrechavala
Pág 45-50